CAPÍTULO 6

Su padre, estaba apenado con el Rey que había presenciado el acto de malcriadez de su hija, pero a la vez el Rey se veía muy divertido con aquella escena, pensaba que esa era la Reina que debía estar al lado de su hijo, le gustaba saber que ella defendía sus ideas y sus decisiones por encima de quien fuera, pero a la vez se imaginaba una batalla campal con Arthur que, de sus dos hijos, era el más testarudo y arrogante, sin duda esta sería una pareja bastante interesante.

Elizabeth se despidió de los dos caballeros y se marchó a su habitación.

Así pasaron los días y por fin llegó el momento en que el Rey Sapo regresara al Palacio, estaba ansioso por volver a ver a Elizabeth.

Sin sospechar que ella había huido nuevamente a la casa de su tía, su plan era permanecer ahí hasta que Dorian le avisara que todo estaba en orden para su viaje.

Cuando Arthur llegó cansado del viaje, lo único que anhelaba era ver el hermoso rostro de su pequeña saltamontes, apenas llegó inmediatamente preguntó por ella y le informaron que había salido temprano a casa de su tía, este fue directo a ver al Consejero y le dijo:

__Disculpe consejero David, pero me puede explicar ¿a que está jugando Elizabeth?, ¿piensa jugar al gato y al ratón conmigo toda la vida?

__ ¿No sé a qué se refiere joven príncipe?

__ claro que lo sabe, es más que evidente que Elizabeth está huyendo de mí, pero déjeme decirle que no pienso tolerar más estos desplantes, ahora mismo voy por ella.

__ Está bien, joven pero en realidad no creo que le guste lo que ella piensa decirle.

Con estas palabras, el consejero puso a sudar a Arthur, que se imaginó el peor escenario. ¿Ella se había enamorado de alguien más?,

__ Bueno me prepararé para lo que sea, pero no puedo vivir con esta incertidumbre.

Mandó a preparar el carruaje y sin siquiera descansar se subió en él, para trasladarse al interior del reino, debía usarse carruajes con caballos, ya que no existían carreteras para coches, solo una que iba a la ciudad y atraviesa el reino por la parte oeste, pasando por el terminal de pasajeros y terminaba en el palacio, solo la familia real tenía coches y lo usaban únicamente para viajar a la ciudad.

En este reino, trataban de usar lo menos posible tecnología y aparatos que generaran contaminación, todos los reyes de esta dinastía han estudiado en la ciudad y conocen el daño que le tecnología hace en las personas, ellos la ven más como una amenaza que como una herramienta.

Al empezar a caer la noche, la tranquilidad de la casa de la tía Clemencia fue interrumpida, cuando fue avisaba que un carruaje con el escudo real estacionaba en su puerta, todas se asomaron por la ventana y se sorprendieron al ver al majestuoso príncipe, bajarse del carruaje estaba vestido con ropa casual (pantalón jean, camisa verde manga larga sin botones con las mandas recogida hasta los codos y zapatos tipo mocasín) tenía los brazos cruzados y se notaba molestia en su rostro, todas las damas estaban sorprendidas y hechizadas por la belleza de ese Dios Griego, hasta la tía Clemencia, lamentaba no tener treinta años menos y tenía pensamientos impuros con aquel hombre, por lo que sacudió su cabeza para alejarlos y se dispuso a dirigirse hacia la puerta.

__ Buenas noches, su majestad _dijo Anastasia mientras se mostraba coqueta ante Arthur.

__ ¿le ocurrió algo a mi padre? _Preguntó Elizabeth interrumpiendo el saludo de las primas.

__ No Elizabeth, estoy aquí por ti _ dijo Arthur jalándola por el brazo y abrazándola fuerte contra su pecho, dejando atónitas a todas las presentes.

Su tía por su parte, aclaró su garganta, para romper el momento romántico, dándole a entender al príncipe que no era correcta esa situación, ya que perjudicaba la imagen de su sobrina.

Elizabeth por su parte sintió su corazón saltar de emoción con tan cálido abrazo, pero recordó a su prima Anastasia y su peculiar interés por el príncipe, por lo que se separó de él y fingió estar molesta.

__Pero ¿qué le sucede su alteza?, ¿acaso ha enloquecido?, no es apropiado este tipo de demostraciones de cariño entre dos jóvenes que no tienen un compromiso alguno.

Él entendió por su manera tan educada de hablar que su plan era hacerlo quedar mal y pasar ella por la doncella ofendida.

__ Lo siento, señorita Elizabeth solo que me emocione al verla, recuerde que dejamos! asuntos pendientes en mi visita anterior al Palacio y deben resolverse de inmediato, _dijo mirándola directamente a los ojos, demostrándole que podía ver su cara de traviesa escondida tras esa pose de niña buena.

__ ¿Qué es tan importante príncipe, que no puede esperar hasta mañana?, ¿no precisará usted volver esta misma noche al palacio?, _ pregunto la tía Clemencia invadida por la curiosidad

__ No, no se preocupe Madame me hospedare en una pensión que se encuentra muy cerca de aquí, solo quería que la señorita Elizabeth supiera que amaneceré ahí para volver juntos al palacio a primera hora, temía que se fuera antes de salir el sol y yo perdiera el viaje, ya que sé que últimamente acostumbra a viajar a esa hora.

__ No pero de ninguna manera, Madre, podemos darle hospedaje al príncipe en nuestra casa, aquí habitaciones es lo que sobra, _expresó Anastasia con una sonrisa malvada demostrando un plan oculto.

__ no creo que sea apropiado señorita, ya que su madre es viuda, no será bien visto que un hombre duerma en una casa con tres jóvenes casaderas y una señora viuda.

__ No se preocupe su Majestad, _dijo Clemencia, a esta hora ya todos están durmiendo y si mañana parten temprano incluso nadie notara que estuvo aquí.

__ ¿y tú qué opinas saltamontes?

__ Por mi haga lo que quiera, yo tengo mucho sueño, hasta mañana y como sabe que me gusta viajar a primera hora le agradecería que no desvele, _ dijo Elizabeth viendo a su prima Anastasia de pies a cabeza ya que ella la conocía muy bien y sabía que intentaría seducir al Rey Sapo.

__ Bueno no se diga mas, dijo anastasia con una risa triunfante, venga lo acompaño hasta su habitación, _ con todas las malas intenciones le dio la que estaba al final de pasillo, totalmente aislada de las demás.

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