CAPÍTULO 4

El joven asintió, con sus manos empuñadas, se retiró, no sin antes buscar al príncipe para molestarlo un poco. Por lo que se dirigió hacia la terraza y ahí los observó desde lejos viendo las estrellas, discretamente se acercó y dio un suspiro, llamando la atención de los presentes.

__Querida Elizabeth, sabes que sinceramente te aprecio mucho. Perdóname por importunarte hace rato, me equivoqué al pensar que escogerías un prometido de nuestra generación y sin ser arrogante, después del príncipe Dorian, soy la mejor elección, pero bueno no conté que algunos hombres mayores rezagados quisieran cortejar a doncellas mucho más jóvenes que ellos.

Elizabeth observaba con atención la declaración del hijo del duque y sonreía a sus adentros al pensar:

Por Dios este joven quiere morir, no quería ver la cara del Rey Sapo, ya que solo con sentir el ritmo de su respiración notaba que estaba furioso y no dudo en responder con una sonrisa sarcástica.

__ Jajajaja, muy divertida tu declaración, claro si a eso se le puede llamar así, más bien me parecen argumentos estúpidos para excusar tu falta de hombría al cortejar una hermosa dama, estuve cinco años lejos del reino, creo que tuviste tiempo suficiente para enamorar a Elizabeth y no quedé rezagado como dices, solo estuve esperando a la doncella indicada para mí. Y tal como el destino lo planeó hoy estamos juntos y hará falta más que un mocoso arrogante para alejarme de ella, así que ahora márchate y escoge una de las doncellas casaderas que están en el salón, porque aquí ya no tienes nada que buscar, termino de decir Arthur, besando la mano de Elizabeth en frente de Saimon.

Saimon se marchó, enojado despotricando amenazas contra el príncipe, sin darse cuenta de que estaba siendo espiado por uno de los hombres de confianza del Rey.

Cuando informó a su majestad lo ocurrido este decidió tomar cartas en el asunto y pidió al consejero enviar una nota de advertencia al Duque de West para que controlara a su hijo, si no quería que el ducado sufriera represalias por las ofensas recibidas por el príncipe, aunque el consejero, lejos de obedecer, lo persuadió:

__ Disculpe su majestad, pero creo que no debería actuar de esa manera, primero deberíamos hablar con nuestros hijos, realmente mi hija nunca ha mostrado interés por el joven Arthur, creo que más bien sus sentimientos de amor son dirigidos hacia el príncipe Dorian y ella anhela en dos meses marcharse a la capital para encontrarse con él.

__Tienes toda la razón y aunque estoy seguro de que Dorian, solo ve a tu hija como una hermana, debemos respetar su decisión aunque creo que a Arthur no le gustara nada, no sé si él decida esperarla los cinco años que ella estará lejos.

__ Si él ama lo hará, creo que la ha esperado toda la vida, pero la preocupación es que ella decida no aceptarlo a él, ella es muy obediente pero no le gustan las imposiciones _dijo el consejero con preocupación.

__ Bueno pero de todas maneras ¿qué tiene que ver eso con el insolente de Saimon?

__ Todo, ¿se imagina que el duque decida enviarlo a la capital para alejarlo del reino?

__ tienes razón, sería fatal que coincida con Elizabeth en la ciudad, estando sola puede intentar enamorarla y no quiero imaginar lo que Arthur sería capaz de hacer., Olvida esa orden, vayamos a despedir a todos, ya quiero descansar.

Sin más salieron del despacho rumbo al salón principal, mientras los tortolos continuaban en la terraza, cuando fueron importunados por una doncella muy bien conocida por Arthur.

__Buenas noches príncipe, colocando sus dos brazos alrededor de su cuello y dejando un beso en sus labios, ignorando totalmente a Elizabeth.

Arthur trató de zafarse, pero la mujer entrelazo sus dedos detrás de su nuca y lo apretó con fuerza hacia ella, volviendo a besarlo.

Elizabeth volteo hacia ella y le dijo a Arthur:

__ Muchas gracias príncipe por fingir ser mi prometido, para espantar a mis pretendientes, ahora lo dejo para que se divierta, _ sin más salió de prisa y subió a su habitación.

Arthur se soltó del agarre de la mujer y le dijo:

__ No vuelvas a besarme Amelia, no tienes ningún derecho a hacerlo, entre tú y yo no hay nada.

__ ¿Me vas a despreciar por esa niña tonta?, ella no sabe cómo complacer a un hombre como tú, es conmigo con quien debes casarte o ¿no te acuerdas cuantas veces viaje a la capital para servirte en la cama?

__ Te dije bien claro que eso fue solo sexo, jamás te prometí nada.

__ Eso es lo que tú crees, me deshonraste y debes cumplirme.

__ no me vengas con esas payasadas, porque sabes bien que no fui el primero en tu cama.

__ ¿Pero tu novia lo sabe?, a quién le creerá más, a un hombre apasionado lleno de lujuria o a una chica ofendida y deshonrada como yo.

__ Ella no es mi novia, bien sabes que ella se crió con nosotros como nuestra hermana, solo la ayudé, porque no desea casarse, pero jamás la veré como mujer, _dijo Arthur tratando de sacar a Elizabeth de la mira de Amelia.

__ Bueno eso espero, porque tu mujer soy yoy lo seré siempre.

__ estas loca, eso jamas, tú no serás mi reina.

__ Eso lo veremos guapo, _dijo Amelia dejando solo a Arthur en la terraza, apretaba los puños, al recordar las palabras de Elizabeth.

Arthur maldijo su suerte y expresó su descontento por la actitud fría e indolente de su pequeña saltamontes.

__ ¿Quién demonios dijo que yo estaba fingiendo? La amo y lo confirmé al tenerla cerca de mi, ella es mía y no puedo perderla.

Sin pensar en las consecuencias fue a la habitación de Elizabeth, tocó la puerta. Él debía marcharse al amanecer y no quería irse sin aclarar su situación con ella, quería dejarla con la promesa de matrimonio para que ella no pudiera aceptar a nadie más.

Elizabeth se imaginó que era él y fingió estar dormida, aunque insistió muchas veces ella no lo atendió, así que pensó en ir a descansar y regresar temprano para aclarar todo con ella.

A la mañana siguiente, Elizabeth se levantó antes de que saliera el sol, mandó a preparar un carruaje tomó una pequeña valija y salió informando a su padre que había decidido adelante la visita a su tía en las afueras del reino, para despedirse antes de ir a la ciudad.

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