CAPÍTULO 19

Se sorprende al ver el cuerpo perfecto de Elizabeth, Arthur la recorre con la vista y se da cuenta de que es una mujer totalmente desarrollada y lo mejor que todo es natural, en realidad la ropa oculta mucho de sus atributos.

Él descubre que a sus diecisiete años, puede opacar a cualquier modelo amiga del bisturí.

Elizabeth se siente observada y aunque no ha abierto los ojos, sabe que su Rey Sapo la está devorando con la mirada, sigue fingiendo que duerme y se coloca boca arriba, abre los ojos y ahí se encuentra con los ojos dilatados de Arthur, reflejan deseo y lujuria,

Arthur la atrae hacia él, se sube en ella y comienza a besarla, ella le corresponde y él comienza a perder la cordura.

Ella se sonríe de manera perversa y lo empuja para que se baje de encima de ella, él se detiene y muy apenado le pide disculpas

__ Perdón, perdón mi pequeña saltamontes, me deje llevar

__ No te preocupes mi Rey Sapo, por lo que veo te gusta mi cuerpo, ¿verdad?

__ ¿No se nota?, mira como me tienes _ dijo Arthur tomando la mano de Elizabeth y colocándola en su hombría, ella por encima de su pantalón puede sentir la prominente erección.

__ Bueno, me alegra mucho, _ ella se acerca a él y lo abraza, puede sentir el calor de su piel e incluso, puede sentir los senos tocar sus pectorales, ella lo tortura y él comienza a besarla apasionadamente luego baja por su cuello, llega a sus senos y mientras succiona uno aprieta ligeramente el otro, luego hace lo mismo con el otro.

Elizabeth deja escapar un leve gemido y luego recupera la cordura se suelta de su agarre va al baño se pone una bata.

Mientras Arthur, está al borde la locura, ella se acerca a él, baja su cierre saca su hombría Y lo acaricia con ambas manos, Arthur comienza a jadear, a gruñir y a los pocos segundos Arthur se corre en sus manos, ella sonríe, entra al baño se lava las manos y sale de la habitación, ante la mirada interrogante de Arthur

Al ver pasar unos minutos, él resigna a que ella no regresará a terminar lo que empezó, él fue al baño y se dio una ducha con agua fría para calmar sus deseos

Cuando salió, ella estaba sentada en la cama, ya se había puesto cambiado de ropa y él observaba en sus ojos un brillo perverso,

Ella no aguantó más y soltó una carcajada

__ Verás mi Rey Sapo, ya te diste cuenta de que puedo ser tan provocativa y liberal como cualquiera de tus zorras, pero no te dejaré tocarme un solo cabello, hasta que no esté segura de tu amor por mí. Y para que no te excuses, déjame decirte que si considero una traición a mí, tus aventuras sexuales, así que ¿tú decides, si quieres esperar por mí o no?, te tocará consolarte tú solo, hasta que yo esté lista y ojo no estoy hablando de matrimonio, me refiero a tener confianza y seguridad en ti.

__ Si, te entiendo y claro que te voy a esperar, pero no me puedes dar un adelanto, aunque así chiquitito _ decía Arthur haciendo un sexy puchero

__ Pues, no Rey Sapo y será mejor que regreses a Berona, aquí solo me haces enojar con tus “amigas sexuales” detrás de ti.

__ Te amo mi pequeña saltamontes y te prometo ser fiel a este gran amor, solo te amo y te deseo a ti y jamás volveré a estar con otra mujer. Lo juro mi pequeña.

__ ¿Juramento de Rey?

__ Juramento de Rey _ dijo Arthur levantando la mano derecha y besándola en los labios.

Arthur terminó de vestirse y bajaron a desayunar, se encontraron con Danilsa y con David, después de saludar comenzaron a comer,

__ Suegro, después del desayuno debemos regresar a Berona.

__ Si su majestad _ tengo algunos pendientes con su padre.

Todos terminaron de desayunar y los dos caballeros se despidieron de Elizabeth y un sentimiento de nostalgia la embargó, Arthur regreso a ella y le susurró al oído:

__ Te deseo mi pequeña traviesa

Ella se mordió el labio inferior y se sonrojó, él se apresuró y abordó el auto hacia el aeropuerto.

Elizabeth regresó a su departamento y se cambió para ir a la Universidad

Así pasaron los días e incluso los meses, Arthur venía cada mes a visitarla, se quedaba con ella un par de días y luego regresaba a Berona, pero Elizabeth lo torturaba no le había permitido volver a tocarla ni besarla indebidamente, pero Arthur la amaba con todo su corazón y estaba dispuesto a esperarla y serle fiel.

Al pasar del tiempo, Elizabeth estaba incómoda al parecer todas las “amigas sexuales" de Arthur habían acordado molestarla, cada vez que salía a un antro o a una disco, ellas se acercaban para comentar sobre la longitud de Arthur y de lo salvaje que era en la cama, esto de le había vuelto una pesadilla.

Hasta que en un momento, Elizabeth se enfureció, se levantó de su silla y le pidió el micrófono inalámbrico al DJ, que era un compañero de clases, ella también era conocida por el dueño del lugar, así que él le permitió cumplir esta hazaña para quitarse a este clan de zorras de encima, Elizabeth se subió a la mesa donde estaban reunidas las zorras y bajo la mirada curiosa de todas las personas presentes,dijo:

__ Todas ustedes hablan del tamaño de la hombría y de lo salvaje que es en la cama y les digo que yo no opino, porque no lo sé, aunque no me lo crean, no me he entregado a él, yo solo le puedo hablar a ustedes de lo dulce y deliciosos que son sus besos y lo cálido que son sus abrazos, lo hermoso y costoso que son sus obsequios o lo romántico que se pone cada noche cuando me llama para desearme dulces sueños.

¿Alguna de ustedes puede debatir conmigo en alguno de esos puntos?, no ¿verdad? Y ¿saben por qué?, porque no son más que simples preservativos humanos que mi prometido usa y son tan desechables que ni siquiera la usa dos veces, él lo hacía para desahogarse y así me daba la oportunidad de llegar virgen y pura al altar. Pero me prometió no volver a hacerlo y al ver que siempre son las mismas estúpidas que tienen más de un año, repitiendo como un radio lo mismo. Me doy cuenta de que ha cumplido su promesa, así que vayan a buscar otros hombres a quien donársela y dejen de joder.

Todas las mujeres se pusieron pálidas no pueden creer que está mocosa se atreviera a humillarlas de esta manera y menos delante de todo el mundo.

Algunas de ellas se levantaron molestas y cuando intentaron bajar a Elizabeth de la mesa para golpearla, Danilsa sacó un arma y las apunto en ese momento, otro escolta encubierto que le dejó Arthur también intervino y las mujeres fueron expulsadas del lugar, Elizabeth soltó una carcajada y todos se quedaron sorprendidos de la niña tímida y tranquila que llegó ahí hace casi dos años no quedaba nada.

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