Torbellinos

Estaban vivos.

En ese momento recordé todas las veces que había llorado y soñaba con al menos recordar sus caras o en los momentos que necesitaba un consejo de su parte.

Pero también recordaba los momentos en los que Ethan había estado ahí para mí y era duro imaginar lo que él estaba sintiendo, siempre se mostraba fuerte, pero lo escuchaba llorar todos los días.

Después de unos meses de buscarlos le dijeron a Ethan que era muy posible que hubieran fallecido, su mundo se desvaneció, pero nunca me falló, mi hermano siempre había estado fuerte para mí.

Cómo podía sentirme, todo era como un torbellino que da vueltas cada vez más rápidas y se llevaba todo a su paso.

De por sí jamás los había conocido o al menos no los recordaba y el estar ahí con ellos era irreal o al menos era difícil de creerlo, obviamente, por una parte, estaba feliz, no habían muerto.

Pero, por otra parte, no los entendía, no podía pensar cómo pudieron irse como si nada, ellos nos habían abandonado y para ese tiempo no fueron capaces de decirnos, ni de despedirse o simplemente dejarnos en un lugar seguro.

Nos dejaron a nuestra suerte pasando los peores momentos solos, llorándolos y pensando que habían sufrido por todo lo que paso en la tierra.

Me sentía muy mareada, todo daba vueltas, tanto así que no recuerdo mucho, miraba a todo lado, sentía que me quedaba sin aire, cada vez el lugar se sentía más pequeño, empecé a temblar, fue ahí cuando perdí el control y me desmayé, no recuerdo qué más pasó, perdí el conocimiento.

Cuando desperté los vi a todos a mi alrededor, ellos dos estaban ahí, lo más triste no me reconocían. Lo tenía tan cerca, pero se sentían tan lejanos, en este momento ellos y nosotros éramos completos, desconocidos, que alguna vez hace muchos años compartieron vida.

—Annie estás bien— dijo Ethan, preocupado.

—Sí, ella está bien, debe ser el aterrizaje o la atmosfera de la tierra lo que la afecto, pero no te preocupes, ella está bien, nosotros nos encargaremos de que reciba el mejor cuidado, sin embargo, tengo que llevarla al hospital para monitorear su estado— dijo Eva, mi madre.

—Yo voy con ella, yo era el encargado de medicina en la nave y sé cómo funciona todo con respecto a su salud, también necesito que venga Ethan con nosotros, para que cuando despierte no se sienta tan desorientada— dijo Alec.

Nos llevaron en una ambulancia llena de todo lo necesario para que estuviera bien, ahí estaban ellos dos, mis chicos; sin embargo, no me sentía tranquila, era una noticia que no esperaba, no sabía si había soñado todo o era real.

Cuando llegamos nos dirigieron a una habitación, era grande, estaba en el piso 10, tenía ventanas que abarcaban toda la pared en donde se podía ver toda la ciudad.

—Bueno, necesito algunos datos de ella para poder registrarla en nuestra base de datos, entonces ¿Cuál es el nombre completo de la paciente?— preguntó Eva.

—Annie, Annie Woods— dijo Ethan, él aún no procesaba bien toda la información que habíamos a penas conocidas, él solo estaba preocupado

—¿Qué?— preguntó ella, perdió su estabilidad, se apoyó en la pared hasta llegar a la silla y sentarse en su escritorio.

Nadie respondió, Ethan estaba enojado, había sufrido bastante con su ausencia, siempre se sintió culpable por no poderlos salvar o hablar con ellos, la última vez que los había visto habían peleado.

—¿Mis niños, son ustedes?— preguntó ella, pero no obtuvo respuesta, pues después de eso entró Alan, nuestro padre interrumpiendo.

—¿Eva, que tienes?— dijo él al mirarla su cara, la cual se había tornado totalmente en blanco.

—Nuestros niños— dijo ella.

—¿Qué?— dijo confundido.

—Ellos son mis niños, nuestros niños— dijo señalándonos.

Él miró de lado a lado, miraba a Eva y luego a nosotros, trataba de darle una explicación a las cosas, pero no podía, estaba confundió.

En realidad, ninguna de las personas que estaban en esa habitación del hospital asimilaba lo que estaba pasando.

Pasaron algunos minutos en silencio absoluto, nadie dijo nada, nadie se movió, parecía como si nadie respirara.

—Como es posible, hay muchas cosas que hablar, no puedo creer que estén ustedes aquí— dijo Alan rompiendo el silencio.

—Como por ejemplo, cuando nos abandonaron teniendo 3 y 5 años, ¿lo recuerdan? No fueron capaces ni de decirnos adiós o dejarnos al cuidado de alguien, yo qué sé— dijo Ethan con rabia.

Agarre la mano de Alec acercándose a mí— por favor sácalo de aquí, vayan a tomar aire, Ethan está muy alterado— le pedí susurrándole al oído.

Los dos salieron del lugar. Me quedé ahí, no tenía opción, estaba con un montón de cables y agujas en mis brazos, no podía moverme.

—Te juro que todo tiene explicación y sé que no es suficiente para ninguno de ustedes, pero en ese momento no sabíamos que los dejaremos atrás— dijo Eva con lágrimas en sus ojos mientras tomaba la mano de Alan que estaba recostado en la pared llorando.

—Quisiera decirles algo, pero no los recuerdo, solo sé dé ustedes por lo que me ha contado Ethan, por lo que él recuerda, para mí ustedes son solo historias.— dije y cerré los ojos esperando poder irme a otra parte del planeta o del espacio.

Escuchaba murmullos a mi alrededor, eran ellos dos hablando, los escuché algunos minutos antes de quedarme dormida.

Cuando desperté ya estaba oscuro, no sabía cómo funcionaba el tiempo ahí, en realidad no conocía nada de ese nuevo planeta, había estado en el teatro y luego en el hospital.

Luego de unos diez minutos de despertar entró Eva y otro chico se veía como si fuera un doctor.

—Despertaste, creo que esta noticia le va a gustar a los que te esperan afuera— dijo ella.

—Te vamos a dar de alta, por favor cuídate y cualquier dolor o malestar ven de inmediato— dijo el doctor.

Cuándo salí, me dirigí directamente a abrazar a Ethan, no sabía cómo se sentía, pero no se veía bien.

—¿Vamos a ver nuestras nuevas casas?— pregunto Luana — por suerte yo estaba cuando nos dejaron elegir los hogares y escogí el nuestro— dijo tomando de la mano a Ethan —y el de ustedes dos— concluyó señalándonos.

Cuando estábamos caminando hacia las casas escuchamos unos gritos.

—Annie, Ethan esperen— gritaban, todos giramos, era Alan y estaba siguiéndonos.

—Sé que no quieren escucharme o verme, lo que hicimos no tiene una justificación válida o posible, pero merecen una explicación de lo que pasó ese día, tómense el tiempo necesario y búsquennos cuando se sientan listos, ustedes ya saben dónde encontrarnos— concluyó.

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