Max tenia días que se había sentido mejor, ya la infección se había ido y con ella la fiebre, él y Emma se estaban llevando mejor aunque a veces tenían sus diferencias.
Ella todos los días le llevaba un dulce o cualquier detalle, estaba ayudándolo a mejorar el español porque a veces no sabía pronunciar algunas palabras y hacia toda una ensalada con los dos idiomas.
Max fue notando algo diferente en aquella muchacha y comenzó a intuir que ella se había enamorado de él, en cambio el sentía cierta simpatía por ella, pero no era amor
Sabía que podía aprovecharse de ese sentimiento que ella tenía por él y ese era su boleto de salida de aquel infierno, debía pensar algo, pero lo más pronto posible, antes que le dieran el alta y muriera en una de las celdas en mano de sus enemigos
Entonces después de tanto pensarlo se le ocurrió enamorarla para que ella lo ayudara a escapar de esa prisión, desde ese momento comenzó con su plan.
Esa mañana ella le trajo desayuno, algo diferente y con más sabor que lo que daban en la cárcel, cuando le entregó la bolsita con aquel desayuno estuvo seguro que ella lo ayudaría, así que le dijo con amabilidad
-¡good morning baby! – ella lo miró extrañada, supo que le decía “buenos días bebe” y sonrió al escucharlo decir esas palabras y en la forma que lo dijo
Así que le contesto mientras le acomodaba la cama
-te he dicho que no me hables en inglés, porque no hablo ese idioma
-sorry! Perdón, es que a veces se me olvida hablar en español ¿dormiste bien?- eso la extrañó más y se giró a mirarlo
-¿tu preguntándome, que si estoy bien? La fiebre como que te quemó algunas neuronas
-¿no puedo ser gentil contigo? ¿Quién entiende a las mujeres? uno las trata mal y se molestan las tratas bien y lo mismo
-disculpa es que no estoy acostumbrada que me hables así
-acostúmbrate, porque estos días que estuve mal, pensé en lo mucho que me haces falta- agarró su mano con delicadeza, Emma sintió de nuevo esa corriente en su cuerpo, y el corazón acelerado, se soltó rápido antes que alguien se diera cuenta y le dijo
-Max ¡no hagas mas eso! nos podemos meter en problemas
-pero mi reina de hermosas pecas, si me he dado cuenta que me gustas, si supieras lo que he pensado en ti
-¡por favor no sigas!
-sé que yo también te gusta- Emma se negó
-¡claro que no!
- lo supe por como respondiste a mi beso en el baño
-¡cállate no nombres más eso!- la enfermera se sintió atemorizada y se alejó de la cama
Al salir de la prisión “San pablo” ya su papa la estaba esperando, entró al carro y en el camino no hizo otra cosa más que pensar en él, ese hombre se había apoderado de todo sus pensamientos- ¿y si es verdad que se enamoró? de mí- pensó
- ¡ay Dios mío! Ayúdame, quizás esto no es lo correcto ¿Cómo puede este hombre enamorarse de mi de la noche a la mañana? será que al verme ahí cuidándolo y al pendiente de su salud ¿por fin se fijó en mí? ¿Y si es una de sus bromas?-
En la penumbra de su cuarto, recuerda aquellos ojos azules y su corazón salta de la emoción, abraza aquel peluche que es su compañero de cama, regalo de sus padres en su cumpleaños número doce, se quedó dormida con el recuerdo de esas palabras de su primer amor Max Robinson
Prisión “San Pedro”
Max estaba dormido cuando lo despertó el ajetreo de las enfermeras, acababan de ingresar dos reos a la sala de hospitalización, quitó la sabana de su cara y miró para saber quiénes eran, no reconoció sus caras y se volvió a colocar la sabana tapando nuevamente su cara, el sueño se había espumado comenzó a divagar por largo rato, se acordó de Emma y empezó a planificar la forma de enamorarla, tendría que conocerla más y saber cuáles eran sus gustos, -quizás con esas tonterías que le gustan a las mujeres, poemas, flores alguna palabra bonita que me crea que estoy enamorado de ella- pensó, asi con esos planes logro quedarse dormido por fin
Esa mañana la sala estuvo muy movida con los nuevos ingresos, “El Gringo” se levantó, acomodó su cama y se fue al baño acompañado del guardia, mientras enjabonaba su cuerpo, su mirada se clavó en el lugar donde le diera aquel beso a la enfermera, recordó como ella cerró los ojos y le correspondió pero con un beso torpe de niña, entonces se dio cuenta que ella no sabía besar-¿sería ese su primer beso? Puedo jurar que sí, porque soy un experto en mujeres y ninguna solo aquella novia the Scholl, mi primera novia por cierto, fue que me besó así, es extraño que no tenga novio, es tan bonita, pero debe ser ese mal carácter que los ahuyenta ¡nadie se quedaría con una loca como ella!- dijo en voz alta sonrió ,comenzó a sacar el jabón de su cuerpo, el guardia desde afuera tocó la puerta diciéndole
-¡apúrate gringo! Recuerda que este no es un hotel cinco estrella- al rato salió y le dijo al guardia mientras lo esposaba nuevamente
- necesito yo, papel y lápiz ¿puedes tu conseguir?- el guardia se burló
-¿acaso escribirás tu historia aquí en la sala de hospitalización? ¿O harás tu testamento?- Max no entendió lo que quiso decir el guardia entonces le pregunto
-¿a qué te refieres tú?
-anoche llegaron dos heridos, es uno de tus enemigos y el otro es el del bando tuyo, hubo otro enfrentamiento, los de tu bando comandados por este que está aquí contra el otro que se quiere apoderar del pabellón
-¿sabes sus nombres?
-“El Jonni”, tu amigo y el otro es el “Morgan”- Max no hizo más preguntas, los conocía bien y aunque “El Jonni” era de su banda, era el tercero al mando, quizás también ahora era su enemigo y “El Morgan” siempre lo fue, ahora tenía que estar más alerta porque estos dos querían verlo muerto.
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