AMOR Y ODIO

Durante esos días Emma no dejaba de pensar en aquel beso, recordaba esos azules ojos y no podía dejar de sentir ese cosquilleo en su barriga, no podía apartarlo de su mente.

Se encontraba sentada en la sala de aquel pequeño apartamento, con la taza de té entre sus manos y con la mirada fija y la mente perdida, con su pelirroja  larga cabellera rizada, una blusa de tiras y un shorts de pijama, sentada sobre el mueble beige con las piernas cruzadas arriba de este,  Luisito su hermano se acerca y la saca de sus pensamientos

-Emma ¿hay muchos presos en tu trabajo?- ella sonríe y le dice

-sí, y es muy malo estar en ese lugar, por eso las personas debemos hacer bien las cosas- entonces recordó aquellos ojos azules y su historia y continuo diciéndole al hermano- no debemos agarrar cosas que no nos pertenecen lo más bonito es luchar y tenerlo con nuestro trabajo, ahí, hay muchas personas que escogieron mal su camino y deben pasar mucho tiempo encerrados, lejos de sus familias y amigos, tan triste por no ser libre, poniendo la vida en peligro a diario

-¿Cómo lo que nos contó papa que paso en esa cárcel?

-sí, algo así

-¿viste morir algunos?

-sí, también vi como tiraban los cuerpos en el piso y como hay muchos ahí, desperdiciando cada segundo de su vida

-¿no te da miedo?- suspiro

- sí, pero es mi trabajo, debo terminar mis pasantías para poder graduarme

Asunción su madre, mujer llena de amor y comprensión se sentó al lado de sus hijos al escuchar la conversación

-¡ay! Emita, tu papa está loco porque te cambien de ahí, es mucho el peligro que corres en ese lugar

-no te preocupes mama, no me pasara nada, ya lo verás-

Prisión “San Pedro”

La noche era una pesadilla para Max no podía conciliar el sueño, por temor que sus enemigos entraran y lo mataran, siempre estaba alerta ante cualquier cambio en esa sala, aunque le costara aceptarlo, se aburría cuando Emma no estaba, es que ella por lo menos lo tomaba en cuenta, además lo mantenia distraído pensando en la manera de amargarle la vida, la besó, sí, pero ese beso no significaba nada para él, lo había hecho solo para molestarla, recordó el mechón de cabello rojo que siempre sobresalía de su cofia, y aquella cara blanca con unas cuantas pecas, que la hacían parecer una niña, no le ponía más de veinte años, se ve muy joven y aquellos labios rojos y tan tibios- ¡es bonita!- pensó, luego dijo en voz alta- ¿qué es lo que estoy pensando? Ya está cama me está enloqueciendo, perdiendo el tiempo pensando en esa enfermera loca, en vez de pensar en la manera de salir de este lugar, ya tengo dos años pagando condena sin ir a juicio, y lo de mi extradición que no termina de salir, tengo que salir de aquí y buscar a ese mal nacido de Pedro, él debe tener el dinero, estoy seguro, mientras esté en este maldito lugar no podré hacer nada, ahora con “El Grande” muerto no tengo mi seguridad garantizada, tengo que hacer algo- así pensando una y otra cosa se quedó dormido.

El nuevo día apareció con un radiante sol, la faena había comenzado en la sala de hospitalización, Max se acomodó de lado y se arropo con la sabana de pie a cabeza para no ser molestado por Emma, ya sabía que era la hora que ella llegaba todos los días.

La enfermera entró a la sala y saludó primero a las compañeras de la noche y a las dos que siempre compartían las guardias diurnas con ella, miro las historias clinicas, escucho los reportes de la enfermera que entregaba la guardia, después se sentó a tomar nota en su reporte diario, luego que termino se fue a la cama de Max

-¡buenos días! Ya es hora de levantarse a bañarse- le retiró las sabanas de la cara

-what´s up?- ella le dijo seria

-te he dicho que no hablo ingles

-¿Qué te pasa? Estas crazy, ¿por qué me quitas así el sabana?- Emma lo corrigió burlándose

- se dice la sabana, acomódese para tomarle los signos, y vaya a bañarse, ya debe venir el medico a examinarlo

-¡quieres mandarme, como si yo fuera tu hijo ¡no me bañare!

-¡ya verás que sí! – miro a los lados y el recolector de orina de uno de los pacientes lo derramo sobre la cama, el cuerpo musculoso de Max saltó una vez más sobre la cama y sin poder hacer nada porque permanecía esposado aún a la camilla, Emma se acercó a su oreja y le dijo

-te lo dije, que te ibas a bañar, eso fue por el desagradable beso del baño- se retiró dejándolo mudo y molesto sentado en la cama

Al llegar la media tarde había que tomar  los signos vitales nuevamente, Patricia acomodo los termómetros en la axila a cada paciente, mientras iba tomando la presión arterial, el medico la llamó para que lo apoyara con uno de los pacientes, ella se acercó a su compañera

-Emma termina de tomar los signos, falta retirar los termómetros

-está bien, ya los retiro- se levantó y fue cama por cama y retiro cada uno, al llegar a la camilla de Max, miro y tenía cincuenta grados de fiebre, esto la alarmo, le toco la frente pero no se sentía tan caliente, volvió a colocarlo para confirmar, después de algunos minutos regresó y miró el termómetro ahora había aumentado unos grados más, sin decirle nada a Max, caminó a donde Claudia

-Claudia, el paciente Max esta con la temperatura muy elevada- la compañera fue con ella a donde el reo y le colocó el termómetro nuevamente, se quedaron las dos esperando al lado de la cama, después de algunos minutos, Claudia lo retiró y estaba normal

-Emma esta normal ¿Qué pasa no sabes tomar la temperatura?

-Claudia te juro que dos veces salió elevada, no entiendo…- miro hacia la mesita que estaba cerca a la cama de Max,  un vaso con un líquido, al parecer era un té que trajeron a media tarde, Emma se cruzó de brazos y lo miro

-¿tu?- él se encogió de hombros, Claudia se retiró diciéndole a su compañera

-trata de concentrarte, esto es serio- Emma espero que se retirara y se le acercó al reo

-¿colocaste el termómetro en él te? – el asintió con la cabeza- Emma continuo diciéndole

-no juegues de esa forma- y se marchó

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