Otra mañana comenzaba en la fría sala, Emma fue directo a la cama de Max, retiró la sabana, y el, la sorprendió diciéndole,sin siquiera levantar la cabeza
-ya me bañe, no me molestes- ella se retiró sin decirle nada, ese día había decidido cortar los problemas con Max.
Todo iba normal en lo que iba de mañana, hasta que el médico lo estaba revisando y se dio cuenta que Max estaba hirviendo en fiebre, llamó a Emma, cuando esta se acercó le dijo
-enfermera Emma ¿Cuánto tenia de temperatura este paciente?
-estaba normal, doctor ¿Por qué?
- ¡está hirviendo!- la enfermera lo miró y le dijo seria
-Max ¿volviste a poner el termómetro en el agua caliente?
-yo no he hecho nada hoy, tengo mucho frio- entonces Emma colocó el termómetro diciéndole- espero no sea una broma de las tuyas- extrañamente está vez él no le contestó nada, después de unos minutos comprobaron que efectivamente tenía fiebre.
Le comenzaron a colocar antibióticos y no reaccionaba a los tratamientos, Emma se dedicaba a el con esmero, le colocaba las compresas de agua para aliviar un poco la calentura porque no había medicamento que baja la fiebre, le daba la comida ella misma, hasta redobló sus guardias para estar al lado de el, en realidad se había encariñado con ese paciente en particular, las bromas cesaron y ya se había enfocado en que él se curara
Los días continuaron pasando y Max no presentaba mejoría, el hombre robusto ya no existía, se había vuelto un saco de hueso, Emma estaba preocupada y cada dia buscaba las maneras de que la fiebre bajara.
Hasta que un dia el cuerpo de Max colapso y convulsionó, las tres enfermeras y el medico trataron de estabilizarlo pero nada, Emma se acordó de un remedio natural que su abuela utilizaba para curarla a ella y a sus primos, asi que ese dia en su casa antes de irse para la prisión preparo ese remedio casero y lo llevo, al principio los guardias no la dejaban pasar con eso pero ella los convenció
Al llegar a la sala de hospitalización, lo primero que hizo fue aplicar ese remedio en Max, el medico no se opuso porque ya no sabia que podía hacer para bajar las fiebres del reo.
Todos los días llegaba y se lo aplicaba cada cierto tiempo, se quedaba por largas horas esperando que hiciera efecto ese remedio pero nada, aun asi no perdió la fe y hacia la misma rutina día tras día
Llego su dia libre y se fue a descansar a su casa, el agotamiento la llevaba muerta, asi que con mucha preocupación se fue para su casa.
Prisión “San Pedro”
Max continuaba presentando fiebres altas, una de las heridas mas grandes se le había infectado, pasaba las largas noches delirando y temblando en su cama.
El dia que Emma no estuvo la extrañó como a nadie, ya que ninguna de las enfermeras por temor casi ni se acercaban a el, solo se limitaban a vigilar los signos vitales y colocarle el tratamiento, a diferencia de Emma que le prestaba la atención y los cuidados que requería, extrañó hasta las peleas continua que mantenía con la enfermera, se sentía solo como nunca lo sintió desde el primer día que entró a esa desgraciada prisión, se arrepintió de todo lo que había hecho para estar ahí, extrañó a su familia a su país su cultura y hasta a los amigos.
Lloró debajo de esas sabanas frías y maldijo mil veces el momento que se le ocurrió torcer su camino, la noche fue tan cruel como el día, sentía la herida que le punzaba y los medicamentos para el dolor no le hacían efecto para nada, deseaba enormemente ese que le colocaba diariamente Emma, ese día y esa noche que ella no estuvo, nadie se lo colocó, llegó a pensar que lo estaban matando a drede y que la única que garantizaba su vida ahí era Emma
Por fin amaneció, cuando sintió la voz de la enfermera, casi se sintió aliviado porque ya ella había llegado, cerró los ojos haciéndose el dormido para que ella no notara la alegría que sintió al saber que ella estaba ahí
Emma se acercó a la cama y le quito la sabana de la cara, le hablo fuerte
-¡entonces! ¿No te vas a mejorar? Eres tan terco que te estas dejando morir solo porque si, trata de luchar por tu familia, por tu hija y tu esposa, pronto saldrá la extradición y podrás irte a tu país, pero si sigues así, de nada vale que solo tus familiares reciban tus cenizas, si continuas asi, pediré el cambio para no verte morir, porque aunque me hagas molestar no quiero que te mueras- la chica se retiró de la cama y se fue a ver otro paciente.
Continuo por varios días con la rutina de colocarle el medicamento de la abuela y volvió a cuidarlo hasta el dia que la fiebre había cesado.
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