Ya habían pasado dos días desde el enfrentamiento entre bandas en la prisión “San Pedro”, Max se estaba recuperando satisfactoriamente, aunque aún no despertaba, Emma se dedicaba a cuidarlo, le tomaba los signos vitales cada cierto tiempo, lo cambiaba de posición para que no se le hicieran ulceras, aunque no entendía bien lo que le sucedía con ese hombre tan malo, ya que se preocupaba por saber su evolución y tenerlo lo más cómodo que le fuera posible, no olvidaba aquellas palabras que le dijo en ingles pidiendo ayuda, quizás eso era lo que la hacía preocuparse por él, pensó, a pesar que ninguna de las enfermeras querían atenderlo porque le tenían miedo y por temor a las represarías de los demás presos
Emma buscaba la forma de cuidarlo, ya que sabía que no tenía familia y nadie lo visitaba. Se dedicó hacer las otras labores que tenía pendiente, alguno que otro preso enfermo o hasta con algún herido de la guerra que se formó hace días atrás
Ese día como de costumbre recogió todas las historias clinicas correspondientes y se dedicó a cumplir con su trabajo, acomodo la tina para el baño del “gringo” y llevo consigo todo lo correspondiente, ya había lavado la cabeza, lo afeito cuidadosamente y seco su cara, ahora se veía más bello, sentía algo extraño que la obliga estar cerca de ese hombre, paso la toallita por sus pectorales, sus manos delicadas parecían danzar mientras limpiaba el cuerpo de él, estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo, cuando sintió como la mano de él le apretó la muñeca con fuerza, sus ojos se encontraron, ella sintió como una corriente subió desde su estómago, se perdió en esos azules ojos, pero esa magia duro poco al ver la rabia con la que él la miraba, pudo sentir en esa mirada azul, tanta rabia y odio, se puso nerviosa al ver la ira de su cara, tratando de soltarse de las esposas que lo atan a las barandas de la cama, mientras cualquier insulto salía de su boca
-¿who you are?-siente la fuerza que el ejerce en su muñeca, y ella reacciona con mucha rabia y le contesta
-¡no entiendo ingles!- se suelta la mano y continua hablando- solo hablo español, mi nombre es Emma, soy una de las enfermeras que te atiende, estuviste inconsciente, estos días- pareció que al escucharla se relajó tratando de recordar lo sucedido, en un torpe español le contesto
-heee…yo no, recordar lo que pasó- Emma al verlo más tranquilo le contesto mientras seguía aseándolo, esta vez tratando de ser más discreta
-ya le dije, lo trajeron inconsciente, tiene varias laceraciones, pero a pesar de todo ha evolucionado muy bien
-ya yo querer salir de aquí, no gustarme el olor a hospital
-bueno eso lo dirá su médico- Emma sin querer lastimo una de las heridas el "Gringo” despertando su furia nuevamente, este soltó un grito y brincó molesto
-¿Qué haces? ¡Me lastimas! ¡Déjame en paz! ¡No quiero que me toques! ¡help me! ¡help me!, ¡ayuda!- lanzo con las piernas todo el agua de la tina y lo demás que estaba a su alcance al piso, Emma lo regaño
- ¿puede dejar el escandalo? ¡Recuerde que no es el único en esta sala!- Emma comenzaba a desilusionarse, lo prefería dormido, era todo lo contrario a lo que imagino en estos días, este tipo era un malhumorado y grosero mal agradecido, ¿gritarle después de todo lo que ha hecho por él? pensaba Mientras limpiaba todo el desastre en el piso, entonces fue ahí, el comienzo de una batalla entre los dos, como pudo, lo secó y vistió, pero también se desquito, mientras acomodaba su camisa lo jaloneaba con brusquedad mientras el lanzaba un lamento de vez en cuando
-¿Qué pasa señor Max? ¿Le duele algo?- esto lo dijo con sarcasmo, continuo con lo que hacía, esto si era humillante para el, porque al estar inconsciente, tenía que usar pañal, Emma supo que esa era su oportunidad de humillarlo más y le dijo con autoridad
-trate de levantarse para cambiarle el pañal- este hombre pego un grito
-¿pañal? ¿Cómo se atreve?
-¿Qué pensaba usted? ¿Que lo íbamos a llevar dormido al baño?- Max estaba furioso, se sentía tan prepotente de no poder hacer nada y esta mujer de pequeña estatura, en este momento tenía más poder que él, que no era nadie tirado en esa cama
-¡le dije que no quiero pañal!- ella continuaba colocándoselo ante la negativa de el
-entonces espere que sea el doctor que dé la orden
-what the fuck!- “que mierda!” Le dijo en inglés, Emma lo ignoro, aunque tampoco supo que fue lo que le quiso decir, le colocó como pudo el pañal, lo arropó, recogió todo el desastre que había hecho el grosero que desde ese momento le cayó mal, dio la espalda ante los gritos de él y se marcho
-¡ya lo veras! ¡Me las vas a pagar perra!- al ver que ella lo ignoro por completo comenzó a gritar enloquecido, los guardias tuvieron que intervenir.
Patricia al ver el escándalo del paciente “el reo 33” le pregunto a Emma, quien acomodaba las cosas en su lugar
-¿Qué le paso a ese? ¿Por fin reacciono?
-sí, pero es un malagradecido, un grosero
- me imagino, recuerda que aquí hay puras joyitas no esperes nada bueno de ellos
-ya me di cuenta, sentí un poco de empatía por ser extrangero y que quizás aquí no tiene familia- ambas enfermeras acudieron al llamado del médico.
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