Emma camina apresurada por los pasillos de la prisión que dan hacia el dispensario, esa mañana va retrasada, ella sabe bien que una de las virtudes de una enfermera es la puntualidad.
Llega y se coloca rápidamente el uniforme, se presenta ante el medico mientras acomoda la cofia, el doctor Araiza le dice riendo
-parece que alguien se quedó dormida hoy
-disculpe doctor, el carro de mi papa se accidento en el camino y me toco agarrar el autobús- las otras dos enfermeras rieron graciosamente, el doctor continúo explicándole algunos casos clínicos, entonces nombro en particular el del “gringo”
-este paciente Max, sufrió varias heridas corto punzantes y algunas laceraciones, una le rozo algunos órganos es por eso… -la enfermera Emma se fue perdiendo en esa explicación, comenzó a recordar la cara de Max y su cuerpo tan perfecto, lleva algunas noches soñando despierta con él a pesar de lo mal educado que es, es muy simpático, imagina como sería tener una cita con él y caminar de su brazo por Hollywood, riendo coqueta mientras el, la mira sonriendo, pero la voz de su compañera Patricia la lleva a la realidad
-Emma ¿pasa algo? El doctor tiene rato preguntándote algo sobre el paciente Max Robinson
-yo… disculpe doctor ¿puede repetir la pregunta?- las otras enfermeras rieron y el medico volvió a preguntar
-le pedía que nos contara la evolución del paciente, ya que usted es la que ha estado encargada de sus cuidados
-¡ah! Si, el grosero ese- se sonrojo al darse cuenta que había cometido una indiscreción- perdón pensaba en voz alta- comenzó a explicar a los presentes.
Mientras tanto en la sala de emergencias del penal se encontraba Max acostado mirando para el techo sumergido en sus pensamientos
-esta cama me tiene obstinado, pero por ahora lo mejor es estar aquí, allá afuera me están esperando esas ratas para acabar conmigo, no he sabido nada de “el grande” el cabecilla de la banda, no sé si habrá muerto, quisiera estar en mi país con mi familia y mis amigos, esto es una mierda, mi padre me ha dicho que está moviendo todas sus influencias para que el embajador de mi país, agilice lo de mi extradición, tengo que buscar manera de salir de esta porquería por mis propios medios, no quiero morir aquí como un perro- mira para la puerta y la nostalgia se apodera de, el comienza a recordar la gran vida que tenía en su país, como la avaricia lo había llevado a donde estaba ahora, de pronto recordó la cara de aquella enfermera y se llenó de rabia ¡no la soportaba! era una enfermera muy obstinada para ser tan joven – ¡no sé qué es peor! ¿si estar postrado en esta cama o aguantarme a esa loca? mira que ponerme pañales como un niño- dijo en voz alta, el guardia se acercó a el
-¿Qué paso? ¿Qué hablas?- le contesto con altanería
-¿Qué acaso no puedo hablar? Tengo derecho hacerlo
-pórtate bien, mira que lo que te espera allá en el pabellón no es nada agradable, no sé porque se están esmerando tanto en que vivas, si al salir de aquí igual ya no te salvara nadie- “el gringo” se quedó en silencio, sabía que el guardia tenía razón, entonces volvieron sus temores.
Escuchó desde su cama las risas de las enfermeras rodeando al médico, levantó la mirada con fastidio -¡maldito medico! ¡Malditas enfermeras! Me hubiesen dejado morir mejor, estoy seguro que fue esa enfermera a quien se le ocurrió la grandiosa idea de salvarme- vio como el grupo se acercaba a él, comenzó a pensar en la manera de molestar a la enfermera que lo había atendido en esos días, el medico les explicaba a las enfermeras algunas cosas que Max no entendió, el medico levantó la sabana para evaluar las heridas, Emma explicaba con detalle el tratamiento que se le estaba realizando al paciente, entonces el medico la interrumpió
-enfermera Emma ¿Por qué a este paciente todavía le están poniendo pañales? Ya debería pararse para el baño- entonces Max supo que la enfermera lo había hecho por molestarlo y antes que ella hablara puso en marcha su venganza, habló haciéndose el indefenso y adolorido
-doctor ¿Cómo está? Muchas gracias por las atenciones, sorry sé que lo hacen por mi bien pero ese pañal me tiene todo el trasero irritado y no me cambian si no una sola vez al día se debe imaginar cómo estoy- el medico miro a Emma con preocupación y le dijo delante de todos regañándola
-¡enfermera Emma! ¿Cómo es posible?- Max continuo haciéndose la víctima- doctor no la regañe, yo sé que a la señorita le da flojera estar cambiándome este pañal y por eso no había dicho nada- el medico furioso miro a Emma
-por favor retírele ese pañal y haga el lavado correspondiente, coloque crema para las quemaduras- entonces Max reclamo
-¡no señor! Disculpe doctor ¡pero esta mujer no me toca más y menos lavarme mis cositas y el trasero! El médico le hablo
-¡mira “gringo! Recuerda que no estás una clínica allá en tu país, además, la única de las enfermeras que se ofreció a atenderte fue la enfermera Emma, porque las demás te tienen miedo- Max alzo la voz
-¡no puede ser!
-pero si además la enfermera Emma es la que te ha hecho tu baño estos días ¿cuál es el problema?
- ¡pero desde que estoy consiente no dejo que me toque ni vea mis partes nobles!- el medico miro a Emma nuevamente
-puede decirme ¿Cómo le coloca el pañal a este paciente sin ver sus genitales?- Emma le lanzo una mirada al reo, que si lo hubiese podido matar con verlo lo hubiera hecho, entonces le contesto al medico
-doctor, el paciente me ayuda a colocarlo, el se levanta un poco y se deja la sabana, yo como puedo lo acomodo
-bueno ya ese problema del pañal queda resuelto, ya no más pañal para el gringo- el medico sonrió y le continuo diciendo – te va a cuidar la enfermera Emma porque no hay más nadie que lo quiera hacer, mientras este aquí, usted está bajo mi responsabilidad así que deje que la enfermera se encargue.
El medico continuo caminando hacia los otros pacientes, mientras que Emma se quedó para retirar el pañal de la venganza
Cuando metió sus manos debajo de la sabana para retirar el pañal, el gringo con malicia metió también la mano que no tenía esposada y por debajo de aquella sabana agarro la pequeña mano de Emma y la puso en su miembro, ella sintió un calor que se apodero de su cuerpo, y la respiración acelerada, el, la miro con sus ojos penetrantes mientras sonreía
-¿te gusta? ¿Por eso inventaste lo del pañal no? ¡Te voy a complacer!- Emma reunió sus fuerzas y acobardo, sabía que con él no podía ser débil, así que hizo una maniobra y jalo el pañal con fuerzas soltándose de la mano de, el, sacó el pañal de debajo de las sabanas, se le acercó al oído y le dijo desafiante
-no me gustan las cosas chiquitas- se alejó retirándose los guantes, mientras que el “gringo” quedó adolorido por el apretón que ella le dio.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 110 Episodes
Comments
Alexandra Ortiz Posada
jajajaja que buen capitulo, muy divertido me causó mucha risa
2023-06-03
3