Advertencia

- Gabriel: no te estoy cambiando por ella, Amelia no es tu sustituta yo jamás jugaría con los sentimientos de alguien. Entiende algo en el pasado fuiste importante, pero

en mi presente no eres nada.

- Amelia: espero que con esta conversación la situación sea clara para usted y que no volvamos a tener inconvenientes, Gabriel mi padre nos espera – sonríe.

Ana se retira molesta, ellos van al despacho de David quien apenas tocan la puerta los deja pasar.

- David: los estaba esperando, por favor señor Gabriel siéntese que tenemos mucho de que hablar, pero primero hablaremos los tres, escuche que ustedes piensan comprometerse – Amelia y Gabriel se ven -, pero mi hija me dijo que es una equivocación, ya que acaban de conocerse.

- Gabriel: es verdad señor hoy nos conocimos.

- Amelia: está bien padre le contaré la verdad, de lo contrario no nos dejará marchar

verdad.

Amelia le cuenta lo que paso de verdad y porque dijeron que eran comprometidos.

- Amelia: el señor Gabriel no tiene la culpa de que piensen que somos prometidos, yo lo dije

y me hago responsables de las consecuencias.

- Gabriel: yo también asumo parte de la responsabilidad permite que la señorita se exponga por mi causa, si es necesario yo me hago responsable de la señorita.

- Amelia: te refieres a que por decir que somos prometidos tú te quieres casar conmigo.

- Gabriel: no puedo permitir que su nombre quede manchado.

- Amelia: discúlpeme, usted puede ser muy guapo, pero … - es interrumpida.

- Gabriel: pero no desea casarse con alguien que no puede valerse por sí mismo.

- Amelia: usted de que habla … De que utiliza muletas, eso a mí no me importa, pero no

puedo casarme con usted porque recién nos conocimos, imagine que nos casamos y nos damos cuenta de que no tenemos nada en común, no vamos a atarnos a un matrimonio

donde vamos hacer infelices.

- David: si mi hija no lo ama, no pienso permitir esa boda.

- Amelia: me necesitan para algo más – menciona molesta.

- David: no hija puedes retirarte, supongo que estás cansada e iras a tu habitación.

- Amelia: si padre, permiso – sale del despacho y los deja solos.

- David: voy a hacer directo con usted y espero que sea sincero ¿a usted le interesa mi hija?

- Gabriel: señor no piense que tengo malas intenciones con su hija, tengo que admitir que

es hermosa y me parece interesante.

- Tan interesante que hizo que se molestara, usted no la conoce a ella no le interesa si usted usa muletas ese comentario fue el que la ofendió que la juzgara sin conocerla, le importa qué clase de ser humano es y tengo buenas referencias sobre usted, por eso le permitiré que conozca a mi hija, le deseo suerte, pídale una disculpa, respétela y si al final no llega a corresponder a su interés déjela tranquila, porque jamás obligaría a casarse Amelia.

- Mi intención no era ofenderla le pediré una disculpa, ¿Por qué me permite acercarme a su hija?

- Porque la conozco, usted le agrado por eso se fue tan molesta a su habitación, si no llegan a tener un compromiso por lo menos serian buenos amigos, desde su accidente cambio, antes era cercana su hermana Minerva donde estaba una encontrabas a la otra, sonreía andaba sin ninguna preocupación desde que se recuperó es diferente se alejó totalmente de Minerva, ni siquiera le dirige la palabra ahora no se aleja de Leonor, se cuidan mutuamente, pero es seria, la siento preocupada, hoy contigo en medio de todo el caos y alboroto que hubo en esta casa Amelia volvió a sonreír y si usted es parte de esa sonrisa le permito acercarse a ella, claro ahora tiene un obstáculo se enojó con usted. Prométame que se comportara como un caballero con ella.

- Se lo prometo señor, no le faltaré al respeto, más que eso me sorprende que me deje acercarme a ella, muchos señores desean seguir teniendo negocios conmigo, pero no quieren que me acerque a ninguna de sus hijas, cuando antes no hacían otra cosa que proponerme que me case con alguna de ellas, al verme así me consideran un hombre incapaz, incompleto, como una carga, pensé que en cuanto usted se entere de que hable

con ella me pediría que me aleje y que nunca más la vuelva a ver y menos dirigirle la palabra.

- No, de mala manera aprendí que no puedes obligar a una persona que te amé, tampoco

permitiría que estén con un hombre sin objetivos, borracho, machista que las agredan, incluso si se casan seguirán siendo mis hijas, solo le advierto que mi hija no está sola, me tiene a mí, la pregunta es ¿desea seguir frecuentando Amelia?

- Si, le pediré disculpas y seré un caballero se lo prometo – se pone de pie -, si me lo permite ahora mismo le pediré disculpas.

- Le diré a un empleado que le diga que baje, espérela en el jardín.

Mientras todo esto sucedía Leonor y René se encontraban hablando.

- Pensé que Minerva me quería, es verdad que no creí que tan pronto me amara con el tiempo nuestra relación seria fuerte, tendríamos una familia hermosa – René agarra otra copa con licor.

- No piensas que ya tomaste demasiado – Leonor le quita la copa-, entiendo que te sientas herido.

- ¡Humillado! Yo había hablado en nuestro círculo social sobre mi futuro matrimonio, yo

invite a varios de los hombres que se encuentran aquí, más que sus críticas y en la burla que me convertiré me siento decepcionado y traicionado, me tenía

que agradar una … - es interrumpido

- Tenga cuidado, a pesar de todo sigue siendo mi hermana – dice molesta y

comienza a marcharse.

- ¡Espera! – la toma del brazo y cuando logra detenerla la suelta -, lo siento no quise

molestarte, ni ofenderte de ninguna manera, no deseo que exista malos entendidos entre nosotros.

- Está bien, me tengo que ir.

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