Mentiras II

David: ¡Basta! Yo no soy ningún tonto, no me vas a engañar.

- Minerva: está bien padre le diré toda la verdad, salí a despejarme un momento y este

hombre – señala a Daniel -, me confundió con Leonor.

- David: señor sea directo conmigo, buscaba a Leonor … Es Leonor con quien usted tiene

una relación…

- Daniel: no, yo a penas crucé hoy algunas palabras con la señorita Leonor, le aseguro

que a quien busco, con quien tengo una relación es con la señorita Minerva Castillo.

- Minerva: no, padre este hombre miente – se pone de rodillas -, antes dijo que buscaba a

Leonor, yo no lo había visto antes.

- David: no entiendo que hice mal contigo para que me mientas, para que seas una sinvergüenza. ¡Leonor! ¡Amelia! Vengan aquí – grita enojado y Minerva se sorprende al ver a sus hermanas salir de su escondite – Leonor acércate – mira a Leonor a los ojos -, ¿Tienes una relación con este hombre?

- Leonor: no padre, yo no haría nada a sus espaldas, si tuviera una relación con algún

hombre se lo presentara.

- Minerva: ella miente padre – comienza a llorar-, mi hermana se ve a escondidas con ese hombre, yo... Yo los encubiertos varias veces.

- Leonor: ¡Minerva! Por favor no me difames de esa manera, no tendría razones para

ocultarle a mis padres una situación como esta, ellos nos han dado la libertad de escoger a nuestros futuros esposos ¿Por qué ocultaría algo así?

- Minerva: porque te arrepientes de estar con él, en cuanto viste a René ya no lo quisiste, porque está enamorada de mi prometido – se pone de pie.

- Amelia: no mientas más, no te das cuenta de que en tu desesperación has creado un gran

enredo, primero le dices al señor Torres que es Leonor la que se encuentra comprometida con René y ahora dices que Leonor se ve con este hombre. Solo di la verdad, no tienes escapatoria.

- Minerva: no sé de qué me hablas - menciona desesperada.

- Amelia: entonces señor Torres usted aclare todo, no vino a eso, no quería comprometerse

con Minerva.

- Minerva: ¡Cállate!

- Trinidad: Minerva cállate, no acabes con la poca paciencia que tenemos, vamos a hablar en la casa y solucionaremos esto.

- David: espero que piense muy bien lo que va a decir señor Torres – toma del brazo a

Minerva y la jala -, camina y no te atrevas a seguir mintiendo que ya me has demostrado que no tienes palabra.

Mientras David lleva a dentro a Minerva, Trinidad le pide a Daniel que camine delante de ellas y trata de acomodar el vestido de Amelia.

- David: es momento de que digan toda la verdad, porque este asunto no pasa de hoy lo

solucionaremos todo.

- Daniel: no es la forma correcta de presentarme en su hogar, pero mi nombre es Daniel Torres, viajamos en el mismo barco fue donde comenzó mi relación con la señorita Minerva, la señorita Amelia es mi testigo ella encubría a su hermana para que podamos encontrarnos.

- Trinidad: Amelia no debías ser la alcahueta de tu hermana, ya tendrás tu castigo por eso,

es verdad lo que dice este hombre.

- Amelia: aceptaré el castigo que me imponga, sé que mi manera de actuar fue incorrecta. Y lo que dice el señor es verdad, Minerva me afirmo que amaba a Daniel.

- Minerva: no puedes decir eso, tú no recuerdas nada.

- Amelia: me han ido llegando algunos recuerdos de apoco, y sé muy bien que al menos en el barco me asegurabas que lo amabas, y le prometiste que te casarías con

él.

- Minerva: si lo dije, pero eso fue en el pasado – se pone de rodillas ante su padre -, padre por favor perdóneme, ese hombre supo seducirme y yo caí – se pone a llorar -, fue una equivocación, pero usted puede ayudarme, que esto sea un secreto entre la familia, usted es poderoso puede desaparecer sin problemas a este hombre y de esa manera su apellido no será manchado.

- David: lo solucionaré de la forma correcta, usted se hará responsable de mi hija, no la dejará deshonrada, se casarán lo más rápido posible.

- Minerva: no puedo padre y mi compromiso con René, si usted hace eso la familia Frago se sentirá humillada.

- David: no te preocupes, yo hablare con el mañana. Trinidad lleva a Minerva a su cuarto

y enciérrala. Da la orden a todos los empleados que no importa el escándalo que

haga Minerva no pueden abrirle la puerta. Leonor busca algún empleado que ayude a llevar a su hermana. Usted señor vendrá mañana donde se hará una reunión y sé

anunciará su compromiso, por ahora retírese.

- Daniel: no se preocupe mañana estaré aquí. Buenas noches – se marcha.

- David: Amelia tú no vas a ningún lado ¿Por qué no me dijiste de la relación que tenía?

Minerva con ese hombre?

- Amelia: padre le ofrezco una disculpa.

- David: me ha decepcionado, pensé que había confianza entre los dos.

- Amelia: la hay padre, pero entienda en su momento creí que hacia lo correcto.

- David: no actuaste de manera correcta, ya pensaré en tu castigo, ve a descansar.

- Amelia: está bien padre.

Amelia sabía que el curso de la historia original había cambiado, sus padres no debían descubierto el romance que existía entre Daniel y Minerva hasta después de la

boda de Minerva con René, además que Leonor debía casarse con Daniel para encubrir la relación de su hermana, de lo contrario podrían matar a Minerva, ahora todo estaba cambiando. Aquella noche en toda la casa se oían los gritos de Minerva quien pedía que habrá la puerta y suplicaba a su padre que no la casara con Daniel.

Amelia: no es justo que Minerva se case con Daniel, ella no será feliz, no se permitirá ser

feliz porque creyera que va a vivir en la miseria, si supiera que su fortuna es incluso mayor que la de René tal vez todo sería diferente, tendrá varios inconvenientes con Lorena, pero tampoco es justo que se case con René porque en la novela demostraba que nunca lo amo, solo le interesaba su dinero, que complicado es esto, si le digo a Minerva que Daniel puede complacer todos sus caprichos aceptaría la boda sin problemas, ahora fue Leonor la que convenció y sano las heridas de Daniel hizo que él dejara su deseo de venganza, ya no sé qué hacer, no me pueden dar instrucciones al final esta no es mi vida.

Como Amelia no podía dormir fue a buscar a Leonor, pero encontró a sus padres conversando.

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