MÁSCARA FRÍVOLA

—¿Acaso no te dije que él era un maestro del engaño? —Cuestiona para acercarme y tirarme a la cama con fuerza, rápidamente intentó alejarme, pero él me sujeta las muñecas —Se está muriendo de celos…

—¡Quítate de encima! —Exclamó iracunda de la expresión tranquila y soberbia de Noam, es como si estuviera fuera de sí.

—Hueles bien —Repone para pasar su lengua por mi cuello —Me preguntó, ¿cuándo saldrá ese demonio para matarme por tal atrevimiento?

Noam vuelve a reír y continúa paseando su lengua sobre mi cuerpo, la sensación es extrañamente cálida, retuerce mis senos entre sus manos y luego lambe mi pecho, cada vez más el calor me irrita por todo el interior, siento un deseo algo absurdo por aquella inferioridad que recome todo mi cuerpo.

Sus dedos descienden hasta mi pelvis, acariciando con lentitud mi intimidad hasta volverse sus acciones más rápidas, impidiendo que pueda pensar como frenar su delicioso acto, el sonríe y prosigue bajo los gemidos de mi voz que se quiebran para continuar.

El suelta mis muñecas seguro de sí, corre a un lado mis bragas y acompaña su dedo índice hasta sus labios como señal de silencio —Más te vale que no grites demasiado.

Molesta y algo sofocada niego con mi cabeza hacerlo, pero debo admitir que me muero porque prosiga, sus ojos entienden mis deseos, es impresionante como su desbalance apasionante se vuelve un detonante en mí, Noam baja su bragueta y se desprende de sus ropas, cierro los ojos culpable… ¿Cómo ha llegado tan lejos?

Apenas preguntarlo siento su miembro dentro, la sensación se vuelve agobiante, como lo supuse sus estocadas son duras y profundas, gimo de placer con cada una de ellas, mi espalda se curvea por más, a pesar de ser un hombre del común, siento un parecido maquiavélico que equipara su sexo, notó que el suelta gemidos y algunas maldiciones al continuar.

En cuento termina, cae a un lado completamente exhausto, yo respiro con dificultad, una de sus manos me acerca hasta él para abrazarme —Vaya… Ya entiendo porque le gustas tanto.

Culpable me apartó de su caricia, ¿Cómo pude hacerlo? —¿Qué hice?

—Libertad —Contrapone Noam para verme —No eres una propiedad, ni tampoco algo que se deba negar, crees qué fui el único incapaz de resistirse… Lo veía, veo lo mucho que yo te gustó.

—¡Debo irme! —Contestó presurosa vistiendo nuevamente mis prendas.

—Imposible, no pienso permitir que te vayas así —Contesta Noam sujetando mi mano al tanto en que sus ojos desprenden ternura —Primero debes darte un baño.

Extrañada bajo mi cabeza —No lo entiendes… No debí haber hecho esto, él nunca va a perdonármelo.

Noam cambia su actitud serena, se que está decepcionado por mí respuesta, pero para ser honesta conmigo misma, preferiría decepcionarlo mil veces a él que a Nour.

Terminó de arreglarme y me dirijo a la salida, sin embargo, había algo que no me había percatado hasta el momento, yo no soy una invitada, asustada golpeó el pestillo de la puerta contra una escultura, pero no basta, la habitación continúa húmeda y Noam toca su cabello molesto.

Busco otra alternativa para escapar por alguna ventana, hasta que mis pies tropiezan con un frasco de vidrio, del cual su contenido se encontraba esparcido por la alfombra de la

habitación, en cuanto lo notó, Noam se lanza contra mí, yo lo tomo y observó su descripción —¿¿¿Viagra???

—No ibas a ceder de otra forma —Antepone el desviando su mirada a la puerta —Además debía comprobar algo…

—¡¿Qué?!

Todo había sido un engaño, estaba tan entusiasmada por algo que sólo fue producto de un estúpido frasco, fue tal atrevimiento que no dude en lanzar mi mano contra su mejilla, mi palma lo golpeo tan fuerte que sentía el calor de su rojez, extendiéndose sobre su rostro.

—Eres otro del mundo, otro más —Conteste para romper luego con fuerza el frasco —Un estúpido hombre jodido por la vida buscando como vengarse por la muerte de su maldito padre asesino.

El frunció su ceño, buscando alguna forma de calmarse, tomó mis brazos y me amarró fuertemente con una soga, para después tirarme a la cama mientras pronuncia con la similitud de un rugido —Cállate, otra palabra más y te juro que estás muerta.

El se aleja para vestirse nuevamente dejando solo su torso descubierto, vuelve y yo ignoro por completo su presencia, entendiendo su egoísmo como un fastidioso ególatra consumido —Seré yo quien termine contigo.

—¿Enserio? —Responde irónicamente mientras anota algo en su agenda —Digamos que ya tengo una hipótesis, el Rey de los demonios escucha el mundo humano, más no interfiere directamente sobre el.

—¿De qué hablas enfermo? —Pronuncié irritada, seguramente la protección de su casa no le permite a Nour saber con exactitud lo sucedido esta noche.

—Sé inteligente y no me vuelvas hablar así, además no hay porque preocuparse, tu amado ser diabólico no se entero de nada, solo esta irritado por la misma ignorancia que le supone ya no poder espiarte como antes.

Abro los ojos, sintiendo el frío recorriendo mi cuerpo desnudo, apenas cubierto por una sabana blanca, consciente del dolor que produje esta noche, pues no importaba nada más que el corazón de Nour.

Mi mirada genera una burla en Noam, quien contesta intrigado de su nuevo experimento —No le vendría mal al Rey del infierno una venda en los ojos…

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