Estaba decaída, como falta de cualquier energía, escuchando las risas del hombre que con orgullo mostraba mis heridas por los sonidos de flashes desprendidos a través de su cámara encendida.
No tuve mucho tiempo hasta presenciar un pisotón fuerte sobre mi espalda y mis ojos se cerraron marcando mi mejilla por mi sangre destilada entre el cabello y mis labios, retorcijones brutales se enterraban entre mi abdomen y pecho, mareos me nublaron la vista cayendo en un trance oscuro de amargura infinita, para este momento… sólo pensaba en decirle a Nour lo mucho que me hacía falta, lo único que mi corazón lo esperaba, ver su sonrisa rapaz y sus ojos divertidos en cuanto me veía de regreso a nuestra casa.
Sin embargo, las costumbres de quienes nos rodean se vuelven una parte de nuestra rutina, confrontan con el tiempo, su desaparición y su ausencia de afecto distendido, mi corazón seguía trabajando en una marcha agitada, mientras que mi mente volaba sin ningún tipo de alas, a corto plazo, otro pisotón cayó encima de mi espalda después de aquel trance aberrante, escondido como un turbio instante.
Al cabo de unos minutos más escuché al hombre marcharse, contraproducente a esto en mi cabeza las horas se volvían eternas y agonizantes, mis piernas tampoco podían levantarse, bajando consigo mismo la intensidad con la cual colisiona mi cuerpo, supongo que mis nuevas habilidades han hecho gala de presencia, pues a pesar de tener una espalda profundamente adolorida en el traspaso de esas horas, sentía que volvía de nuevo a la vida, ensimismada estiro mis brazos y abro mis ojos con incertidumbres revueltas.
—Pero ¿qué…? —¡¿Dónde estoy?! Alarmada me levanto del mármol con prisa, ¿A dónde se ha ido el suelo acribillante y las paredes húmedas de la penitenciaria?
No entendía nada de los que mis ojos veían, ¡¿Tapizados rojos, cortinas cobrizas, lámparas doradas, copas de cristal y diamantes esparcidos en la sala como purpurina?!
Me levante con recelo del suelo, preguntándome si aun permanecía con vida… Di unos contados pasos reteniendo un calor abrigador que se desprendía del lugar a la comparación de un fogata consumida, extrañamente los moretones o heridas sanaban con más prisa a medida que avanzaba a un hall con pinturas sobrenaturales de paredes enormes y elegancia estúpidamente distinguida, ¡Malditos ricos!
¿Era normal ver tanta gracia y soberanía de una cultura que tacharían como perdida? Pinturas enormes de ángeles caídos y lanzas de fuego carbonizando cuernos, alas y coronas de espinas. Recorrí un poco más la belleza del lugar hasta escuchar con torpeza las voces de una mujer inquieta y un hombre soberbio.
Un tanto nerviosa, asomo mi cabeza encontrando a mi Nour tumbado majestuosamente en un gran trono negro con alturas finas de rubís puestos, su precioso gesto pensativo era apaciguador, retraía su mano hasta su mentón, el cabello oscuro había pasado de largo en su rojizo volcánico propio de su altura como demonio, al lado de el una hermosa demonia de rizos rubios con ojos rápidos leía su agenda.
—Majestad ¿Qué opina de adelantar la entrada de las nuevas legiones de demonios para abrir un cupo a la reunión con Azrael?
—¿No puede ser antes? —Sostiene y su equilibrada como grave voz recae en armonía para mí corazón, verlo a él… ver genuinamente su ser… No sabía cómo cubrir mis lágrimas si llegara a dirigir sus ojos hacia mí.
—Temo que no —Contrapone con delicadeza la demonia arrodillándose para suplicarle por su atención —Majestad, usted sabe de antemano que sus amantes están enfurecidas por su poco tacto, ellas soportarían un año sin ningún tipo de cercanía, pero después de siete años… Usted entenderá… Que sólo quieren apaciguar su melancolía, además si no da la bienvenida a sus hijos como los nuevos predecesores en las legiones, tendrán un ataque de ira.
Nour rueda sus ojos y barre con un gesto de su mano las palabras de la demonia —Ja, perras resentidas, ni siquiera sus hijos pertenecen a mi linaje… Son tan sucias y están ofendidas.
Y yo solo estoy bastante aturdida ¿Las legiones de demonios son descendientes directos de los reyes de los infiernos? Si ese es el caso… ¡Nour no se ha acostado con ninguna demonia después de separarnos!
—Disculpe mi imprudencia su Majestad, suplico su perdón.
—Descuida Latril, dejaremos la agenda de esa forma entonces.
La demonia respira aliviada —Agradezco su colaboración Majestad.
Con un gesto noble se despide de mi amado dejando su enorme salón solitario, el se tumba entre el trono llevando una de sus manos hasta sus ojos, no estaba del todo segura pero… ¿Es una lagrima la que rebasa sus iris dorados?
Mi Nour… ¿Qué es lo que te perturba tanto? Codiciosa asome un poco más mi rostro para observarlo, pero tan grande fue mi deseo que aquellas copas de cristal botadas sobre la mesa cayeron estrepitosamente en el mármol, asustada me agache a levantarlas y evitar que otras más cayeran de mi poca gracia.
—¿Quién anda ahí? —Menciona Nour con furia barriendo las cortinas rojas para acercarse. Dios mío, ¿Dónde me voy a esconder ahora? Se supone que no debería estar aquí y tampoco tengo idea de cómo terminé en el castillo infernal.
—¡Soy yo! —Conteste nerviosa al ver que su mano removía la última tela colgada entre nosotros.
Al verme su cara se transformó de inmediato, la sorpresa lo tenía inundado y se arrodilló enseguida para verme —¿Cómo…?
—Bueno yo sólo… —Imposible articular palabra alguna, la belleza que le invadía era absoluta, me cazo en sus brazos bajo la perdición de su encanto.
—Preciosa, eres todo un caso —Dispuso sonriente y cautivado como si no hubiera visto su felicidad desde hace tanto —Me olvidaba que aún eres polvo de Dios después de todo, pero para serte sincero hasta yo quedo en blanco con tus misterios, creí que habías muerto para llegar hasta aquí.
Delicadamente me levanto como si fuera una simple pluma entre sus brazos —En verdad… ¿Eres tú? ¿O estoy soñando?
Al preguntárselo una bella curvatura se delineo en sus labios —Soñar con el diablo... deberías tener cuidado, usualmente los humanos que se topan conmigo me configuran dentro de sus pesadillas.
—¿Estabas triste? —Pregunté esperando una respuesta, el me soltó algo molesto para recostarse nuevamente en su trono —Nour, siempre puedes confiar en mi.
Burlón movió uno de sus mechones para después palmear sus fuertes muslos —Siéntate aquí preciosa.
—¡¿Qué?! Ay basta de tonterías Nour, yo no soy cualquiera. Dime que te pasa ahora.
—¿Por qué tan molesta? —Insistió a sabiendas de su belleza, estoy más que segura que cualquier demonia estaría dispuesta hasta besarle los pies —Antes cuando eras más joven, te sentabas en mis piernas como cachorrita.
—¿Te vas a burlar siempre por eso? —Ay no puede ser, mis mejillas no tardarán en volverse rojas, cada frase de este ser tiene doble sentido.
—Ven aquí… —Contrapuso en un tono dulce que cambió mi semblante —Ya no eres una cachorrita, te has transformado en una preciosa gata, arisca y difícil.
—Ay no sigas —Contesté risueña por sus ojos divertidos y me senté encima de el —Además… Nunca he sido fácil contigo.
El destaco de su presencia una risa honesta y me beso el cuello como modo de protesta —Mi preciosa Clío, juro que iré a verte cuanto antes.
—¿No me estas viendo ahora?
El negó como un niño para abrazarme con fuerza —Muero por tocar tu carne, la mera idea de tu proyección en el castillo es agobiante, no eres tan fuerte astralmente para divertirme en el infierno, ni tan sensible para quitarte el aliento. Es desesperante.
Este demonio… ¿Sólo piensa en eso? Aunque bueno… Sus amantes ya están hartas de que el refiera su poco deseo, sin embargo, al tocarle noto su fuego… sus llamas blandiendo su cuerpo tenso al tenerme cerca.
Inquieta de su olor deje un beso en su pecho, el me retuvo y frunció el ceño —¿Qué te hicieron?
Confundida me detuve en su mirada prendida en un sulfurante incendio, rápidamente quito la chaqueta de mi invisible cuerpo y la imagen viva de las letras Kim en sangre punteaban todo mi brazo izquierdo, volví a verlo preocupada de sus sentimientos, estaba enfermo de ira sus ojos notaban chispas hasta el punto de desaparecer en bestia encarnecida.
—Ay no… —Escondí con prisa mi herida con la prenda suelta, Nour va a matar a cualquiera cerca y dentro del centro penitenciario, casi puedo verlo.
¡Necesito volver! ¡La gente inocente se estropea por la bajeza de esos ricos sin querer!
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Comments
Irma Rocha Cruz
ahora sí... cuídense que ahí viene el diablo........ jajajaja... literal......
2024-05-25
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Maria Hernandez
ahora sí que va arder Troya en la penitenciaría pero con el ángel caído ya que Clio es su mujer
2022-08-29
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