—La triada infernal, me suena familiar pero jamás acapare tantos libros con el objetivo de encontrarlos.
Noam continuó —Son los máximos pilares del infierno, fueron tres ángeles en sus comienzos marcados por la muerte, sin embargo, la cultura, la religión, la fe, creyó que obsequiarles tal título los lleno de soberbia, por eso, se cuenta que Dios los desterró del cielo y los despojo de sus túnicas, ensambló sus pecados por cánones diabólicos y los hundió al fuego.
—Tres ángeles vueltos demonios…
Noam asiente y abre un enorme libro viejo y desgastado —Incrédulos del mandato divino, los tres ángeles juraron venganza contra su creador, se hicieron jefes de legiones demoníacas y barrieron la tierra por la peste y la mortalidad humana, más sus corazones no eran iguales que otros seres malignos, sentían amor, empatía y condolencia por quienes acabaron y perpetraron con destreza.
—Ellos sentían culpa… —Dispuse casi en un murmuro —Hay algo oculto en el relato Noam, Nour era antes el comerciante de almas y Azrael es…
—Azrael en cambio fue el mensajero de la muerte, un pronóstico cruel de un final eterno —Pronuncia Noam atraído por aquella frase que indica el libro.
—Entonces… ¿Cuál es el otro demonio?
Noam soltó un suspiro a la par en que voltea la página de color marchito, mostrando a un ser con una belleza delicada, vestido en una túnica roja y llevando puesta en su cabeza como adorno una corona de espinas —El es Samael, conocido como el veneno de Dios… En su tiempo fue un arcángel puesto al servicio de frenar el sufrimiento, pero al igual que los otros, se convirtió en el veneno que se esparce entre los santos, que anhela el suicidio de los buenos, diría según el relato, que fue el ser de luz que mas decepción le causó a Dios.
—Esto es horrible, ¿Piensas que la triada está aliada ahora?
—Estoy seguro, uno se ha vuelto rey… Lo tienen todo ahora para lastimar —Repone Noam y toma mis manos entre las suyas —Sólo hay una forma de vencerlos.
Con sorpresa miro el libro por la respuesta —¿Cuál es?
—Si dices sus nombres bajo luna llena del séptimo mes lunar, donde las puertas del infierno se abren completamente para el Rey de fuego, conmemorando de tu alma un título de cazador y un hacha de plata para cortar sus espíritus, se terminará su existencia.
Noam termina y no quita sus ojos oscuros de los míos, mientras hago el esfuerzo de no mostrar un cambio abrupto que desbalance sus esperanzas, me niego a ver a Nour muerto, jamás le arrebataría su existencia, soy incapaz de perderlo o conformarme con la culpa de un amor trágico, deseo lo mismo que Nour… Quiero que nuestro amor sea eterno.
Respiro lentamente y le contesto —Tú no eres cazador.
—Solo faltan unos días para mí conmemoración como cazador, además… No existe nadie más capaz de enfrentarlos, nadie tan preparado, no hay otro como yo para este trabajo —Prosigue Noam y estira su mano derecha a modo de acuerdo —Mientras te tenga como trampa para ese demonio no hay forma de que pierda, al fin serás libre, ¿Quieres ser mi socia?
Yo estreche mi mano junto a la suya por un supuesto acuerdo de exterminio, quiero ir un poco más lejos, voy a engañarlo para saber que tan lejos puede llegar, así como que tan lejos estoy dispuesta a soportar para conseguir liberar a las otras mujeres.
Por lo tanto, no sólo seré su socia, generare tanta confianza en el, a punto de consolarlo como una especie de engaño seductor, conduje mi mano hacia su brazo acariciando su piel, lo que pensaba una tontería desprendió un efecto en el, estaba apaciguado del sutil tacto.
—Noam… ¿Los nombres de aquellos demonios están todos en el libro?
El mira el libro y su mano recorre algunas páginas con pesadumbre —No… De hecho, hay demasiada información sobre Azrael y Samael, pero del otro… De aquel que es Rey, no lo sé, pareciera que la historia se hubiera olvidado de él, como si se tratase de un murmullo, de una mentira.
—Entiendo… —Conteste vagamente despertando el interés de Noam.
—Pero eso ya no importa ahora —Repone él con una sonrisa —Ahora estas aquí, eres su joya demoníaca y tal vez algo mucho más que eso…
Al terminar aquella frase, Noam beso mis labios intensamente, dirigiéndose sus brazos sobre mis caderas y mi cabello, del cual jalo al segundo de posesionarse de mi cuello, mi piel se eriza por sus movimientos algo toscos y bruscos, estoy completamente en shock… ¿Por qué me esta tocando de esta manera?
Sus manos se pasean sobre mí blusa de las cuales bajan por mis muslos, yo intento retirarme y algo llamativo secretea en mi oído que continúe el espectáculo un poco más, ¿Espectáculo?
El tenía razón en cuanto sus manos desabrocharon mi falda, un sonido espantoso resonó en la habitación, encendiendo de golpe una pequeña mesa caoba desde su superficie, el fuego parecía encenderse con desmesurada ira, fue un sentimiento conocido… Tan insoportable de ver que golpee con mi pierna el pecho fornido de Noam para quitarlo de encima.
Noam suelta una carcajada al ver como se incinerará la pequeña mesa junto a la alfombra negra, fue como algo que esperaba, un resultado de su acción, el humo toca el techo y las regaderas contra incendio se activan, disminuyendo las llamas mientras la habitación está completamente enlagunada.
En cuento las últimas gotas de agua cesan, Noam se tira sobre la cama húmeda bajo una sonrisa escalofriante, no puedo creer lo que estoy viendo —¡¿De dónde salió ese fuego?!
Mi pregunta le provoca una risa insoportable —¿De dónde crees tú? —Cansado de las risas
lleva sus manos a su estómago —¿Acaso no te dije que él era un maestro del engaño?
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