LIAM RYDER 2

Pasaban los años y cada día me encantaba estar cerca de mi princesa, sabía que tanto mi padre, mi tío y mi madre me ayudaban cuidarla, ellos no permitirán que nada le pase, enviaron a trabajar personal de su confianza para cuidarla de cerca.

En una época del año hay una fecha especial para mis padres y decidieron ir al reino humano, especialmente al Ducado Lumperther, para mi sorpresa mis padres y los de mi princesa eran buenos amigos, me encantó porque así podía estar más cerca de ella.

Me encontraba en el campo de entrenamiento con los hermanos de mi princesa, vaya que son buenos, pero no más que yo, aunque no lo demostraba porque mi padre me había advertido que no mostrara todo mi poder ni mi fuerza a nadie, así que siempre los dejaba ganar.

-vamos a darnos una ducha- el hermano mayor Bastián nos había dicho a todos

-si, no es conveniente que entremos al comedor así- había dicho el hermano menor Elian

-principito, síguenos para que te des un baño, ya está preparada una habitación para que te puedas lavar- dijo Bastián.

No me gustó que me llamara principito, pero no podía darle su merecido porque si me pasaba de la golpiza que quería darle mi princesa no me lo perdonaría, así que solo sonreí y lo seguí.

Cuando pasaba por un salón en donde se encontraban mis padres con la pareja ducal, escuche como mis padres les contaban a ellos lo que me pasaba con mi princesa, que le había entregado mi corazón, el gran duque lo acepto y me encontraba feliz, pero esa felicidad se apagó cuando la Gran Duquesa hablo y dijo que tenía una condición:

- Si mi hija se llega enamorar del príncipe, lo aceptaremos, pero si no es el caso no la obligaré-

Sentí como se me rompí el corazón al escuchar esa petición, pero ella tenía razón no podía obligar a mi princesa, desde que la conocí me di cuenta que ella es una persona libre, que expresa lo que siente y no se deja ordenar de nadie y eso me gustaba, por eso sin pensarlo, abrí esas puertas dejando a todos sorprendido.

- ¡ACEPTO Gran Duquesa su condición!, jamás obligaría Aisha a estar conmigo - 

Después de haber dicho eso, salí del salón rumbo a la habitación que me habían ofrecido para tomar un baño, cuando llegue despedía a toda la servidumbre.

-salgan, yo puedo hacerlo solo-

todos se sorprendieron y reacios a salir les volví a decir con una mirada fría y así salieron con temor.

Me fui desprendiendo de la ropa e ingresé a la bañera que era grande, allí me quedé un buen rato pensando en todo lo que había vivido con mi princesa, tenía cinco años hablando con ella, jugando, haciendo cosas que a los dos nos gustaba.

Cuando de repente sentí como caí agua caliente por mis mejillas, me di cuenta que me encontraba llorando, yo que nunca había llorado, en verdad me dolía todo, esa condición o mejor dicho esa promesa que había terminado de hacer allá bajo.

no quería separarme de ella, pero de algo si estaba seguro, si Aisha no se enamora de mí, no la forzaría, la dejará ser feliz, aunque me esté destrozando por dentro.

Después de esa charla, reduje mis encuentros con mi princesa, me dolía, pero tenía que empezar alejarme por si ella nunca se enamoraba de mí, a veces me parece que solo me ve como un amigo y si es así, aunque me esté muriendo por dentro lo aceptaré.

Me dedique a realizar mis deberes como príncipe heredero, a entrenar mi magia y a practicar cada día con la espada, tenía que ser fuerte y poderoso para poder protegerla, no permitiría que le hicieran daño.

Así pasaron los años, le comenté a mis padres que me dejaran ir a las puertas del abismo a pelear con esas criaturas, necesitaba distraerme para no pensar en ella, y no querer verla todos los días, así que adelanté dos años mi tiempo para ir a luchar.

Al principio mi padre no lo quería aceptar, pero mi madre lo convenció brindándole una sonrisa.

-cariño, déjalo que vaya-

-pero….-

-él sabrá cuando debe volver…-

-Está bien, puedes ir-

En verdad le agradecí a mi madre por convencer a mi padre, a veces le tengo miedo, ese poder que tiene de ver el futuro es aterrador.

-Liam, no debes mostrar todo tu poder, es mejor que piensen que eres débil, a que conozcan tu poder y tengas más enemigos de los que ya tenemos- me dijo mi padre.

Solo Asentí

-hijo, no es el momento de dejar ver tu poder- me dijo mi madre con una sonrisa, a la cual le devolví.

Pasó una semana y partí a las puertas del abismo, no sin antes despedirme de mi princesa, aunque ella no me vio.

solo la observaba desde la distancia cuando se encontraba tomando el té con sus hermanas y unas amigas.

Ella se levantó y caminó mirando al bosque, pero se regresó ya que la estaban llamando.

La pude ver más de cerca, -nos volveremos haber mi princesa, espérame- eran los pensamientos de Liam

Emprendimos el viaje hacia las el lado Oeste del reino, cuando llegue a las puertas del abismo me recibió Bastián el hermano de mi princesa.

-esto va hacer una tortura- pensé

-hola principito, tan rápido quieres morir-

-saludos primer joven Lumperther-

-no me digas así, somo amigos… llámame Bastián-

-no me vuelvas a decir principito…solo Liam-

Ambos decidimos llamarnos por nuestros nombres de pila, después de una larga discusión, se ve que es bastante testarudo como ella.

Había pasado un año y todos mis pensamientos seguían en ella.

-como estará-

-que estará haciendo-

-estará comiendo bien-

-será que ya conocí………- cuando ese pensamiento se me pasaba por mi mente me enojaba y la única forma era entrar en la batalla con esas criaturas.

-otra vez- dijo Keanu

-no lo puedo creer- dijo Catriel

-seguro, que volvió a tener esos pensamientos- dijo Adriel

-es un tonto, si tanto le gusta mi hermana debió decirle- dijo Bastián

-no lo hará, para él la libertad de su princesa es lo primordial- dijo Dante

Así es, mis amigos habían venido conmigo, aunque yo no los llamaría amigos ya que me gozan cada vez que me pongo de malas y sí, Bastián sabe lo que siento por su hermana.

Después de unas grandes discusiones y varios enfrentamientos me aceptó para que cortejara a mi princesa, estaba feliz, pero al mismo tiempo con estos pensamientos que me agobiaban me frustraba, no sabía qué hacer.

Durante un tiempo esta era mi rutina, pensaba en ella y cuando tenía pensamientos malos me las desquitaba con los monstruos del abismo, así pasaba mi tiempo, cuando Bastián me dijo:

-dentro de una semana es el debut de mi hermana-

-…………….-

-qué…no piensas decir nada-

-acaso no quieres verla-

-deberías ir-

-Bastián, no puedo ir, estamos muy lejos-

-jajajajajajaja-

Me sorprendí por la carcajada de Bastián, pensé que tanto tiempo aquí lo había vuelto loco, pero me sorprendió con lo que dijo:

-Liam, yo sé que te puedes teletransportar-

-tienes mucho poder, solo te haces el débil, pero nosotros sabemos que tú eres el más poderoso de todos aquí-

Todos los muchachos solo asintieron (Keanu, Catriel, Adriel, Dante, Andreu y Bastián), no lo podía creer como se dieron cuenta.

-cómo fue…..-

-cómo nos dimos cuenta- dijo Catriel

-desde niños nosotros lo sabemos- dijo Axel

-desde que nos enfrentamos en el Ducado- dijo Bastián

-pero porque no me dijeron nada-

-mi padre, me dijo que tu poder sobre pasa el de todos y que debíamos protegerte- dijo Andreu hijo del archiduque Max, mi tío, por lo tanto, él es mi primo y sí tiene el mismo nombre de mi abuelo.

-el archiduque nos ha entrenado en secreto para estar al par con tu poder- dijo Dante

-aunque, si somos sinceros no llegamos ni a la mitad- dijo Keanu

-jajajajajajaja- ellos soltaron una carcajada que me contagio y también sonreí

-pero tú- le dije a Bastián

-cuando nos enfrentamos por primera vez, mi hermano y yo nos dimos cuenta que no utilizabas todo tu poder, por eso siempre te retábamos, pero nos dejabas ganar-

-hasta en eso te pareces a ella-

Solo con esas palabras me sonreí, que él me haya dicho que tenía algo semejante a mi princesa me alegraba mucho.

Después de tener esa conversación y agradecerles a todos mis amigos por estar apoyándome desde las sombras, decidí ir a ver a mi princesa, pero no sabía que regalarle, ese era mi gran dilema y para mis amigos eso era una gran fiesta, se estaban burlando de mí.

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