DIONE

En medio del bosque oscuro, se encontraba una casa pequeña muy linda, vivía una niña de cinco años, tenía el cabello violeta y ojos del mismo color, vivía con su abuela quien tenía el don de ver el futuro, mientras observaba a su nieta recoger hierbas medicinales para realizar medicamentos y venderlos en el pueblo para poder comprar víveres para su sustentos, la abuela tuvo una visión de su nieta vestida con una túnica blanca como la que utilizan los sacerdotes y pudo ver que su nieta poseía el poder de la Luz y tenía un destino que cumplir.

Solo los que tienen este poder son llamados para servir al templo, ese poder es perseguido por ellos y también por los magos oscuros, que utilizan a las personas con ese poder para alimentar a las bestias del abismo.

La abuela se encontraba preocupada por su nieta ya que no quería que ella sufriera, ella decidió llamar a la niña para ingresar a la casa y trabajar en los medicamentos que venderían en el pueblo.

-Dione, ya es hora de entrar a la casa, a descansar-

-si abuela, ya voy- dijo Dione con una sonrisa, esa misma sonrisa quiere proteger su abuela

A la mañana siguiente la anciana se levantó temprano, para dirigirse al pueblo a vender las medicinas que había echo la noche anterior con su nieta, cuando estaba terminando de guardar todo, la niña salió de su habitación.

-abuela, yo te acompaño-

-apúrate, para no llegar tarde- dijo la anciana ya que desde su casa al pueblo eran cuatro horas.

Terminaron de empacar lo que faltaba y emprendieron el viaje al pueblo, al llegar se dirigen a una herbolaria que siempre les compraba los medicamentos que realizaba la anciana, porque eran muy efectivas para los padecimientos de los habitantes del pueblo.

Cuando terminaron todo, para regresar a su casa, Dione observo que habían hombres con túnicas y de ellos salía una luz blanca que sanaban y ayudaban a todos los que estaban enfermos, ella se acercó a ellos y uno de los hombres la observo y le sonrió, le dijo que si quería ayudar, él ya había sentido el poder en ella; era uno de los sumos sacerdotes del templo y su poder divino es muy fuerte, puede sentir poderes dentro de las personas a kilómetros por eso decidió acompañar a los aprendices del templo a ese pueblo porque ya había sentido el poder allí.

-acércate niña, como te llamas, quieres ayudar-

-mi nombre es Dione y no sé cómo ayudar-

-No te preocupes Dione, yo te enseño-

-Pero yo no tengo poder-

-todos tenemos poder de luz, algunos, por las acciones que realizamos nos envolvemos en la oscuridad-

-yo tengo oscuridad? – preguntó la niña asustada

- jaajajaja, no mi niña tú tienes mucha luz-

La carcajada del sumo sacerdote sorprendió a sus acompañantes ya que él no nunca sonreía así, todos quedaron asombrados, aunque era amable con todos nunca se reía a carcajada.

-entonces, quieres que te enseñe- con una sonrisa Dione dijo un -SÍ-

La anciana solo observó al sumo sacerdote, sabía que había llegado el tiempo de dejar ir a la niña y que cumpla con su destino, con una tristeza en sus ojos y una sonrisa melancólica, solo miró en silencio.

Mientras la niña aprendía como sacar su poder, el sumo sacerdote vio que de ella desprendía una luz dorada, se sorprendió y miro a la anciana que esta mirando, ella solo asintió y él sonrió.

-espero que la cuiden- dijo la anciana al sumo sacerdote -su poder es el más poderoso – el sumo sacerdote la miro con cara de intriga – ella no solo tiene ese poder, ella puede ver el futuro- el sumo sacerdote abrió los ojos como platos, no lo podía creer, ese poder había desaparecido hace mucho tiempo, él observó a la anciana – acaso usted….- no termino de decir la frase cuando – Sí, yo también lo tengo, pero estoy muy vieja para realizar este viaje- el sumo sacerdote entendió y asintió.

-solo cuídenla, hasta que él llegue por ella, él la protegerá- dijo la anciana mirando a la niña sonriendo porque había aprendido a utilizar la Luz que se encontraba dentro de ella.

– ¿ÉL? – preguntó el sumo sacerdote con intriga, la anciana solo sonrió.

-ella sabrá quien es y se irá con él, cuando el momento llegue, déjela ir, no permita que se lo prohíban-

-…. Así lo haré-

-abuela, yo tengo poder- dijo la niña con una sonrisa, Cuando se acercó corriendo donde estaba la anciana y el sumo sacerdote.

-así es pequeña- contestó la anciana con una sonrisa.

-Dione, tengo que hablar contigo de algo importante- dijo el sacerdote, la niña lo miró sería, ya sabía de qué necesitaba hablar el sacerdote con ella, Dione había despertado su poder hace un año y no le quería decir a su abuela, ella sabía que su poder era más grande que el de su abuela y su madre, a pesar de tener cinco años ya había visto parte del futuro que le depara, había visto a un niño convertido en adulto frente al altar al lado de ella, pero ella no podía verle la cara ni saber de quien se trataba, miro a otros niños que también se convirtieron en adulto y con sus respectivas parejas, pero vio a uno que fue consumido por la oscuridad y eso le daba miedo.

-Dione, tienes un poder que es codiciado por muchos- empezó el sumo sacerdote explicándole a la niña, -posees uno de los poderes que se creería que estaba extinto, -suspiró el hombre - la Luz es más análoga, incluso inspiradora, y nos impulsa hacia un comportamiento que podríamos considerar bueno, para criaturas como nosotros, mientras que la Oscuridad es horrible. Quienes tienen visiones de ella a menudo enloquecen, y los que conservan la sensatez preferirían morir. La Oscuridad para nosotros es un vacío inhumano, un vacío que atrae el alma para retorcerla, desfigurarla y, finalmente, destruirla. Lo que descubrimos de ella es definitivamente maligno. Tal vez en otro lugar esto no sea así, pero en nuestro mundo lo es - Dione se quedó pensado lo que le acaba de contar el sumo sacerdote y se acordó de la visión que tuvo hace tiempo – Dione lo que debemos hacer es no olvidar jamás que la Oscuridad siempre está ahí, tentando a las almas débiles que hay entre nosotros.

-este poder que yo tengo, puede perderse en la oscuridad- dijo la niña, dejando al hombre sorprendido, la niña era muy inteligente para su edad, -Sí, Todo lo que consideramos divino o deseable, incluso el mismo amor, desaparecería. La paz y la esperanza se extinguirían.

-Dione para poder protegerte deberás ir con el sumo sacerdote- le dijo la anciana a la niña acariciándole la cabeza – no abuela yo no quiero ir – dijo la niña con lagrimas que bajaban por sus rosadas mejillas, - tienes que ir, yo estoy vieja y no te puedo proteger como quisiera – suspiro la anciana – solo prométeme que nunca sucumbirás a los malos pensamientos y siempre ayudarás a quien lo necesite, sin importar que, protegerás a las personas más importantes para ti-

En un salón lleno de gente, se encontraba la emperatriz Dione de Ryder del reino demoniaco, recordando las últimas palabras del sumo sacerdote y de su abuela, mientras observaba a todos en el salón, cuando de repente tuvo una visión de lo que iba hacer su amigo Asher, así que actúo rápido y le dijo a su esposo que se acercaran donde estaba él, se acercaron con cautela sin levantar sospechas de los demás invitados, ella sabía que los vigilaban.

- no vas hacer nada Asher- dijo la emperatriz Dione- tu hija está bien y viene en camino, no es el momento de actuar- le dijo con una sonrisa y con una copa en la mano.

-debes tener cuidad Asher- dijo Axel mirándolo seriamente, -no confíes mucho en ellos- el rey demonio sabía que los observaban en las sombras cada paso que ellos hacían, por eso previno a su amigo porque para él, el Gran Duque Asher, era un amigo, ya que ambos, varias veces se habían salvado la vida en la puertas del abismo.

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