Capítulo 11

"Gracias, Srta. Teresa, por estar dispuesta a ser la maestra de Sofía en el estudio del Corán", dijo Antonio sinceramente desde el otro extremo del teléfono.

"De nada, señor Anto, pero... ¿Puedo hacer una solicitud?", preguntó Teresa.

"Sí, por favor", respondió Antonio, imaginando que quizá Teresa iba a pedir un mayor pago.

"No quiero cobrar, Sr. Antonio", dijo Teresa con determinación.

"¿Disculpa?"

"Jeje, no acepto pago. Con el favor de Dios, enseñarle Corán a Sofía es algo que hago sinceramente y, con suerte, será una forma de ganar buenas acciones para mí, señor".

"Pero... De cualquier manera, se trata de un servicio... Y..."

"Lo siento, señor, por favor, aunque sea haga una donación, así ganaremos recompensas", se interpuso Teresa.

"¿Estás segura?"

"Sí, señor, además me gusta hablar con Sofía, es muy dulce".

"Gracias a Dios, de nuevo te agradezco", dijo Antonio.

"De nada, señor. Bueno, si eso es todo, voy a colgar, mañana es mi primer día de trabajo".

"Ah... okey, Tere, espero todo salga bien".

"Gracias señor. Mañana sr. Antonio también va a trabajar, ¿verdad? No llegue tarde para que su jefe no lo riña", bromeó Teresa.

"Jejeje, gracias", rio Antonio también. Él sabía que nunca sería reprendido por su jefe. Él era su propio jefe. Pero no era necesario que se lo dijera a Teresa todavía. De repente, Anto tuvo una idea muy buena.

"Que la paz sea contigo", despidió Antonio.

"Y la paz esté encima de ti".

Teresa colgó el teléfono. Tras recibir el consejo de la tía Silvia, Teresa está ahora más decidida que nunca a no aceptar honorarios como profesora de recitación del Corán. Que Dios lo considere adoración, Si Dios quiere.

Mientras tanto en Barcelona....

"Sabes hijo, mamá conoció a esa puta barata en el hospital hace unos días".

"¿Puta?"

"¡Teresa!"

"Tsk... Mamá todavía la llama puta" Alexander rio por lo bajo. Por alguna razón, su corazón no estaba dispuesto a dejar que su madre llamara puta a Teresa.

"Ya ves, qué mejor título para ella que venderse barata en la cama de un príncipe, con la esperanza de convertirse en su consorte. Repugnante. Ella no se conoce a sí misma."

Tamara odiaba a Teresa hasta la médula. La muchacha, que había sido bien tratada durante su época de criada en su casa, de repente se convirtió en su nuera tras seducir y congraciarse con éxito con su padre.

"Depende de mamá, ¿qué pasó?"

"Tsk... Ahora es tan arrogante, incluso con mamá, ya no es respetuoso como antes. Se atreve a mirar a mamá directamente a los ojos, su actitud es como si mamá fuera una extraña. Es molesta"

Alexander no respondió a la declaración de su madre, su mente se desvió inmediatamente hacia los papeles del divorcio que Ernesto le había entregado ayer.

"Quizá papá le haya dado una herencia a Teresa... por eso ahora es tan arrogante y engreída".

"¿Herencia?"

"Alex, tienes que averiguarlo. Quién sabe si papá tiene un tesoro escondido, que no sabemos, y se lo dio a esa prostituta", dijo Tamara con pasión. En su mente, si su padre le dio algo de su riqueza a Teresa, ella juró que destruiría a esa mujer. ¡Esa mujer no tenía ningún derecho!

"Sí, después buscaré, mamá", respondió brevemente Alexander. Sus ojos afilados se entrecerraron pensando en las palabras de su madre. Podría ser verdad. En realidad, Teresa no estaba exigiendo nada. Tal vez fue porque su abuelo Martín le había dejado su fortuna o incluso su empresa. ¡Esa astuta zorra! Pensó Alexander.

En medio de la conversación entre madre e hijo, de repente se escuchó la voz sexy de una mujer.

"Cariño... ¿Estás aquí? ¿Estás con mamá también?", resultó ser Alexa. Alexander sonrió dulcemente, al igual que Tamara, quien recibió a su futura nuera con besos y un abrazo cálido.

"Hola, cariño, tanto tiempo sin vernos, ¿por qué no vienes a casa?", preguntó Tamara.

"Sí, mamá, ando un poco ocupada", respondió Alexa con su sonrisa más dulce.

"¿Cómo es posible que nos encontremos así de repente? Tú y Alexander están destinados a estar juntos", dijo Tamara mientras guiñaba un ojo a su hijo.

Alexander solo sonrió levemente mientras Alexa ponía su carita tierna y, luego, preguntó con una voz dulce y coqueta: "¿Hay algo que quieras preguntarme, cariño?"

De repente, Alexa recordó que Teresa había aceptado el divorcio que Alexander había solicitado. Sin querer, ella había escuchado la noticia mientras Alexander hablaba con Linda en su oficina. Por supuesto, la noticia fue como un soplo de aire fresco que calmó su corazón. Ahora podría casarse con Alexander y convertirse en la joven Sra. Román, con mucha riqueza abundante.

"¿Cómo lo sabes?", preguntó Alexander, fruncido el ceño al sorprenderse al saber que Alexa sabía sobre eso. Porque actualmente, solo él, Linda y Ernesto, como abogado, estaban al tanto del divorcio.

"Lo siento, hoy escuché la conversación que tuviste con Linda en la oficina."

"¿Fuiste a mi oficina? ¿Por qué no entraste?", preguntó Alexander.

"Oh... Eso... Papá llamó de repente y me pidió que regresara a casa de inmediato, así que me fui de vuelta, cariño."

"Oh..."

"Espera, ¿dijiste que Teresa está de acuerdo con el divorcio, Alexa?", preguntó Tamara, quien acababa de darse cuenta de su sorpresa.

"Sí, mamá."

"¿Es verdad, Alex?", continuó Tamara.

"Sí."

"Oh Dios mío, significa que las sospechas de mamá eran ciertas", dijo Tamara con los ojos encendidos. Mientras tanto, Alexander simplemente rodó los ojos con hastío.

Alexa misma de repente se enojó.

"De todos modos, hoy vamos al hospital y le preguntamos directamente al abuelo Martín sobre esto, Alexander."

"Lo que quieras, mamá", dijo Alexander resignado.

"¿Vienes con nosotros, cariño?"

Tamara desvió su mirada hacia Alexa, esperando que su futura nuera estuviera dispuesta a unirse.

"Mmm, lo siento mamá, amor. Tengo una cita con papá, mi tía vendrá de Singapur".

"Hmmm... Qué lástima. Bueno, no hay problema".

"Sí, mamá... lo siento, amor". Ahora Alexa miraba a Alexander con una expresión de culpabilidad.

"Está bien, mi amor", respondió Alexander con una sonrisa suave.

Alexa sonrió dulcemente. En su corazón, estaba saltando de alegría porque podía engañar fácilmente a las dos personas frente a ella. Y podría reunirse con Gerald, su amante en la sombra.

Los tres se despidieron y Alexander y Tamara fueron al hospital donde su abuelo estaba siendo atendido intensivamente.

"Cuidado, papá, si realmente le da su herencia a esa mala mujer". Dijo Tamara en medio del viaje hacia el hospital.

"Ya está bien, mamá. Incluso si lo hace, ¿qué podemos hacer? Lo importante es que el abuelo ya ha dado todas las empresas Román Group a Alexander".

"No puedo permitirlo, mamá no se conformará si esa mujer recibe algo de nuestro dinero, aunque sea solo un centavo". Concluyó Tamara. Ella no sabía que su odio irracional la llevaría a un profundo arrepentimiento...

Continuará.

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