Capítulo 5

Estoy en mi camino hacia un lugar que no he visitado en mucho tiempo. La ciudad de Madrid, el pueblo natal de mi padre. Solía vivir allí durante unos años cuando mi padre fue trasladado por trabajo en una fábrica de ropa.

Después de que mi padre falleciera, mi madre y yo decidimos mudarnos a Valencia en busca de una mejor vida, pero una vez más, el destino tenía otros planes. Mi madre falleció al salvar a la señora Tamara, su suegra, en un accidente automovilístico.

La señora Tamara nunca lo supo debido a mi insistencia. No por querer ser una heroína o por ser devota. Entiendo bien la culpa que atormenta a uno, así que le pedí a mi abuelo que mantuviera el secreto.

Quizá por esa razón, mi abuelo Martín me quiere tanto y al final me casó con su nieto.

No me arrepiento, porque ahora, aunque deba irme, Dios me da el regalo de un bebé que adornará mis días, me acompañará hasta que me haga mayor, si Dios quiere.

Acaricio suavemente mi vientre plano.

"No importa, mi pequeño/a, aunque viniste al mundo por una imprudencia de tu padre, mamá siempre te amará, incluso te amará mucho. Seré tu madre y padre, siempre cuidándote y haciéndote feliz".

Sonrío con pesar, pero mi corazón aún duele cuando pienso que incluso Alexander mataría este bebé solo por el hecho de que lo llevo en mi vientre. Así que juro que ni dejaré que ese hombre toque a mi hijo/a.

Alcé la vista hacia arriba, conteniendo las lágrimas para que no salieran. Tenía que ser fuerte. ¿Acaso este no era su nuevo camino en la vida? Tenía que cambiar y no debía ser débil. Tenía que ser feliz.

****

Punto de vista del autor

"Señor, después del almuerzo tendremos una reunión con los inversores de Konoha", Linda leyó la siguiente agenda para Alexander mientras seguía a su jefe.

"Hmm, prepara todo y avísame cuando sea el momento. Quiero descansar un poco", dijo Alexander.

"De acuerdo, ¿quieres algo?", preguntó Linda.

"Sí, por favor, envíame una taza de café a mi oficina Lin, gracias", contestó Alexander.

Alexander entró en su oficina con el ceño fruncido. Arrojó su chaqueta al sofá sin cuidado. Estaba molesto y enojado hoy en día. Su empresa había perdido el contrato de la oferta de trabajo frente a la compañía enemiga, Burgos Bussines Group.

Pero Alexander no se rindió, estaba seguro de que en la próxima oferta ganaría contra Burgos.

Alexander se recostó en el sofá y se frotó la base de la nariz suavemente. Hasta que el sonido de la notificación de su teléfono móvil lo hizo abrir los ojos.

Y sus ojos se abrieron aún más cuando leyó el contenido del mensaje. Su factura de la tarjeta de crédito ascendía a 3 millones de dólares ¡Cómo podía ser cierto! Ni siquiera compraba mucho.

"¡Maldición!"

Alexander llamó a Linda a través del intercomunicador.

"Linda, por favor, consigue un desglose de mi factura de tarjeta de crédito. Es demasiado exagerado, ya que rara vez lo uso", dijo Alexander.

"De acuerdo, señor".

"Hmm, estaré esperando, lo más rápidamente posible".

Tut. Alexander decidió cortar su llamada telefónica. Actualmente, estaba de mal humor. Además, recibió una notificación de factura que era molesta.

Poco después, se escuchó un golpe en la puerta.

"Soy Linda, señor", dijo Linda cortés. Alexander asintió en comprensión.

"No necesitas ser demasiado formal conmigo, Lin, si es hora de almuerzo, solo relájate. Además, todavía somos familia, así que no hay necesidad de ser demasiado rígido", dijo Alexander.

"Sí, está bien", asintió Linda, pero de repente recordó el extraño suceso del día anterior.

"Hablando en serio, ¿no te encontraste con Teresa ayer?", preguntó Linda.

"¿Por qué tendría que mentir?", respondió Alexander.

"Pero ella realmente vino. En realidad, siento pena por ella, pero tengo más miedo de ti", continuó Linda.

"¿Lástima? ¿Por qué sientes lástima por ella?", preguntó Alexander.

"Bueno... porque es tu esposa legítima, todo el mundo lo sabe, pero incluso en cenas con clientes e inversores, tú nunca la llevas contigo, en su lugar llevas a Alexa", explicó Linda.

"Ya sabes que Alexa y yo hemos estado en una relación desde hace mucho tiempo. Ella es quien pone obstáculos entre nosotros", dijo Alexander.

"Sí, lo sé. Bueno, está bien, como quieras", respondió Linda. Alexander volvió a centrarse en su informe financiero bancario. Ocasionalmente, sacudía la cabeza.

Recordó entonces que le había entregado su tarjeta de crédito ilimitada Black a Alexa. A regañadientes, Alexander tuvo que aceptarlo. El amor ciego hace que el hombre de ascendencia Indonesia-Alemana-Holandesa haga cualquier cosa por su amada, Alexa.

"¿Ya lo has revisado? ¿Hay algo extraño?", preguntó Linda.

"No, está bien Lin, gracias por ayudarme a hacer este informe."

"De nada. Entonces, voy a regresar a mi oficina."

"Hmm."

Alexander murmuró con calma. Luego comenzó a masajear su sien suavemente. De repente, apareció la imagen de Teresa en su mente, lo que hizo que sus ojos cerrados se abrieran de inmediato.

"Es raro que ella no haga ruido", pensó para sí mismo.

Luego, Alexander abrió su aplicación verde por curiosidad. Parecía que la mujer llamada Teresa no le había enviado los usuales mensajes de "amor" desde hace tres días.

Y efectivamente, no había mensajes de ella como de costumbre. De hecho, la última vez que Teresa estuvo activa fue hace tres días.

Alexander, intrigado, comenzó a escribir algo allí. Fue la primera vez que envió un mensaje primero a Teresa.

"Ya he transferido 36 mil dólares. ¡No despilfarres!"

Enviado.

Unos segundos después, el rostro de Alexander se volvió un poco sombrío al ver que solo había una marca de verificación en su mensaje. Había algo extraño en su corazón. ¿Acaso sentía que algo estaba perdido?

Alexander sacudió la cabeza. Estaba seguro de que estaba contento de que Teresa no lo molestará más con todos sus mensajes de texto que lo estaban cansando.

Luego, Alexander miró su reloj inteligente. El descanso estaba a punto de terminar, por lo que comenzó a prepararse para encontrarse con el inversionista de Konoha.

Alexander se preguntó de nuevo sobre su esposa desaparecida. ¿Había ella abandonado y huido? ¿O tenía una aventura?

Si es verdad, sería genial. Él podría contárselo al Abuelo Martín. Alexander sonrió con ironía. Estaba decidido a investigar a Teresa y recopilar pruebas de su maldad, que siempre había ocultado detrás de su rostro inocente y apocado.

"¡Prepárate, maldita mujer! Pronto te irás de mi vida. Y yo podré casarme con Alexa como debería haber sido"

El hombre sonrió ampliamente. Estaba cada vez más emocionado por investigar a Teresa.

Alexander no sabía que, sin ser expulsada, Teresa ya se había ido de su vida.

Continuará...

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