Horas antes.
Anastasia, ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué estás gritando? ¿Qué pasa? –le preguntó el Rey a su hija.
Eso te lo respondo yo, tío. Gracias a Anastasia, Giselle no pudo llevar a cabo sus malévolos planes. Anda, dile al Rey lo que pensabas hacer Giselle. –dijo Adler enfurecido.
Adler tiene razón, papá. Giselle, dile ahora mismo a padre y a todos, lo enferma y loca que estás. Papá, esta demente se le abalanzó al Duque de Wellington para besarlo en mi presencia. Y, no sólo eso, luego de besarlo a la fuerza, le tomó una de sus manos e hizo que él le tocara sus senos. No le interesó que yo estuviera presente para hacer esa aberración. –le dijo Anastasia a su padre.
¡Eso es mentira! Majestad, Adler me tocó y me besó por voluntad propia. Y, si yo se lo permití, es porque él me ama y quiere casarse conmigo, él quiere convertirme en su Duquesa. –gritó Giselle con rabia.
¿Te volviste loca? Yo a ti no te amo. Y, escúchame bien, jamás me casaré contigo, porque antes que eso pase, prefiero que me encierren en la torre y morir allí, porque nunca estaría con una mujer que ha caído tan bajo para llevar a cabo su despreciable propósito. Ani tiene razón, estás demente y has perdido el juicio por completo. –fue la respuesta de Adler a Giselle.
¿Cómo que no te casarás conmigo? Tú me deshonraste, por lo que te exijo delante del Rey que te cases conmigo, para que puedas reparar mi reputación que quedó arruinada por tu culpa. Te vas a casar conmigo y me harás tu Duquesa, aunque no me ames, pues tienes que responder por lo que me hiciste, te guste o no. –dijo Giselle en voz alta, para que los Nobles que se encontraban allí presentes pudiesen escucharla.
¡Suficiente! Vayamos de inmediato al salón del consejo. Allí discutiremos este asunto en privado, hemos llamado mucho la atención de la Corte. Anastacia hija, ve por tu madre y tus hermanos y reúnanse con nosotros en el salón. –dijo el Rey con determinación.
Como digas, Padre. –le dijo la Princesa y se fue en busca de su familia, mientras los demás se dirigían al salón del consejo. Al cabo de unos minutos, cuando la Reina y sus cuatro hijos llegaron al salón, el Rey dijo:
Ahora que estamos todos juntos, Adler por favor, explícanos qué fue lo que pasó con Giselle. Ella afirma que ambos fueron descubiertos en un comportamiento bastante comprometedor por la Princesa Anastasia.
Por supuesto que voy a explicar las cosas, Majestad. Pero, antes que nada, quiero aclarar que lo que dice Giselle es totalmente falso. Ella fue la que se acercó a mí cuando estaba hablando con Anastasia, me pidió perdón por su hostil comportamiento anterior, e incluso delante de Ana, me dijo que sabía que se estaba comportando de forma inapropiada. Sin embargo, sin previo aviso y sin que yo lo previera, ella se abalanzó a mí y a la fuerza me besó. También tomó mi mano y la presionó fuertemente en sus pechos. Si no hubiese sido porque Ani la tomó del cabello y la empujó lejos de mí, no hubiera respondido de mis actos. –fue la respuesta de Adler.
¡Eso es mentira! Tú me buscaste, me besaste y me tocaste porque me amas y me deseas. Por eso, me acariciaste de una forma que, aunque sé que fue totalmente inmoral, como dijiste que te ibas a casar conmigo no me importó, incluso delante de nuestra prima. Mi amor, ya no tienes que ocultar el deseo y el amor que sientes por mí, sino todo lo contrario: aprovecha que nuestros padres y el Rey están aquí para pedir formalmente mi mano. De esta forma, nuestros primos nos ayudarán con los preparativos de la boda. ¿Qué te parece si hacemos de nuestra querida Anastasia nuestra dama de honor? Y, ahora que estamos comprometidos, puedo obligar a la sucia plebeya que está en el Palacio imperial, a ser mi esclava. Seré tan feliz y poderosa en la Corte, ahora que me convertiré en la Duquesa de Wellington. –le dijo Giselle a Adler, sorprendiéndolos a todos por esa respuesta.
Esta mujer ya abandonó el mundo de la cordura. ¿Tú te estás escuchando Giselle? ¿De verdad crees que te casarás con Adler? Y, aparte, ¿También pretendes que mis hermanos y yo preparemos tu boda imaginaria? -le dijo Anastasia a Giselle.
Por supuesto que me casaré con Adler. ¿No escuchaste que él le pedirá mi mano al Rey? Por lo tanto, tú serás mi dama de honor, querida prima, ya está decidido. Por tal motivo, te ordeno a supervisar todos los preparativos a partir de hoy. –le dijo Giselle a la Princesa, con actitud desequilibrada.
¿Me estás dando órdenes? ¿Qué te hace pensar que tienes la autoridad suficiente para ordenarle a una Princesa de Inglaterra y Gran Duquesa Imperial? ¿Quién te autorizó a ti a darme órdenes a mí? –fue la respuesta de una muy enojada Anastasia.
Tengo el permiso de los Reyes de Inglaterra para este enlace, por lo que puedo darte órdenes si yo lo creo conveniente. Es por eso, que Adler no sólo se casará conmigo, sino que también tú serás mi dama de honor, te guste o no; y me vale muy poco los estúpidos títulos nobiliarios que posees, si yo ordeno que hagas algo, lo harás y es todo. –fue la respuesta de una enloquecida Giselle.
Yo soy una Princesa de nacimiento, por lo que tus órdenes solo me hacen gracia. Estás totalmente desquiciada, me das tanta lástima. Escúchame bien, psicótica: ni Adler se casará contigo, ni en mil años yo acataré alguna de tus locas y absurdas órdenes. –le dijo Anastasia a Giselle.
Al escucharla, Giselle la abofeteó y le dijo:
Tú me vas a obedecer, cuando yo te hable, ¿Me entendiste? Todos en esta Corte me obedecerán y tú lo harás, por las buenas o por las malas.
Pero, antes de que Giselle pudiera seguir hablando, recibió un fuerte puñetazo por parte de la Princesa que le dejó la nariz sangrando. Seguido a esto, Anastasia la tomo fuertemente del cabello y agarrándola del cuello, la estampó contra la pared mientras le decía:
Me vuelves a poner una mano encima, y te doy mi palabra, que no será necesario hacer un juicio contra ti, porque yo misma te mato, ¿Lo entendiste? –y, mientras la Princesa hablaba, le apretaba el cuello a Giselle impidiéndole respirar, mientras esta la veía con terror.
¡Anastasia, suéltala de inmediato! –gritó la Reina asustada por la violenta reacción de su hija, aunque ésta estuviese totalmente justificada. Al escuchar a su madre, la Princesa soltó a Giselle arrojándola al suelo.
Giselle Remington, hija del Duque de Windsor, a partir de hoy, serás exiliada a la clínica mental Le Matin en Francia, y te quedarás allí por tiempo indefinido. Lo que le has hecho y dicho a mi hija hoy, lo pagarás muy caro, eso te lo juro. –le dijo el Rey muy furioso a su sobrina.
¡Yo no puedo ser exiliada! Tengo que casarme con el Duque de Wellington. Debo tener todas sus riquezas y ser una de las mujeres más poderosas de Inglaterra. Tío, usted no me puede exiliar y mucho menos, por culpa de esta bruja. ¿No se da cuenta que esta estúpida no quiere que yo sea feliz? –gritó Giselle fuera de sus cabales.
¿Cómo me llamaste? Ahora sí la mato. –dijo Anastasia acercándose a Giselle, pero fue detenida por su hermano, el Príncipe de Gales, heredero a la Corona, quien le gritó a su prima:
Giselle, dices una palabra más para insultar a mi hermana, y en ese mismo instante, emitiré una orden de ejecución en tu contra, para que seas decapitada de inmediato, ¿Me entendiste?
Al escuchar la contundente amenaza de su primo, Giselle se dio cuenta de que había cometido un error muy grave, en contra de un miembro directo de la familia Real y comenzó a sentir miedo.
Tú no eres más que un mocoso engreído, que juega a ser Rey no siéndolo, así que no tienes ninguna autoridad para ejecutar una orden de muerte contra mi hija. –habló el Duque de Windsor, para defender inútilmente a su hija.
En eso te equivocaste Scott. Alexei es el heredero a la Corona, el Príncipe de Gales y tu futuro Rey, por lo que te advierto que midas tus palabras, porque toda decisión que Alexei tome, con el fin de defender a su hermana, la cual también es mi hija, contará con todo mi respaldo. Y si él decide, ejecutar a tu hija por lastimar a una de las Princesas Reales, créeme que así será, ya que sí él no lo ordena, lo haré yo. –al escuchar al Rey, tanto Scott como Giselle palidecieron.
Richard, lamento mucho mi ofuscamiento contra su Alteza Real, el Príncipe de Gales. No obstante, tal como ustedes están dispuestos a hacer lo que sea necesario para defender a la Princesa Anastasia, yo haré lo que sea para defender a Giselle. Le exijo a Su Majestad que fuerce al Duque de Wellington para que se case con mi hija, pues de esta forma, reparará su reputación, reputación que el mismo arruinó. Que el Duque de Wellington cumpla con la ley impuesta, al que arruine a una joven doncella perteneciente a la Aristocracia. –fue la respuesta de Scott.
Yo nunca la toqué de forma voluntaria, ella me besó a la fuerza y presionó mi mano en su pecho, lo cual sostendré ante cualquier Corte. Por lo tanto, yo jamás me casaré con una psicópata como tu hija. Antes prefiero ser ejecutado o morir encerrado en la torre. Pero, escúchame bien, Giselle nunca será mi Duquesa, nunca. –dijo Adler enojado.
Por supuesto que no te casarás con Giselle, eso te lo garantizo, sobrino. Además, ¿Cómo podría yo autorizar tu enlace matrimonial con una mujer que acabo de condenar el exilio, debido a que atentó contra una de las Princesas de Inglaterra? Desde hoy, Giselle Remington se convierte en ofensora de la Corona, por lo que todos sus privilegios y derechos en la Corte y en la familia serán eliminados. Lo que incluye su derecho a casarse con un miembro de la Nobleza europea y no sólo en este país. Yo mismo me encargaré de dar aviso a todas las casas Reales de Europa. –le dijo al Rey a Adler con convicción.
Lo que le hiciste a mi hija, no tiene perdón, y por lo tanto, lo pagarás muy caro Giselle. Serás expulsada del Palacio Real, de inmediato. –dijo la Reina de forma dura.
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