Revelaciones que marcan el inicio del cambio.

Residencia de los Archiduques Imperiales.

El médico personal de los Remington llevaba más de 15 minutos examinando a Gigi en la habitación, mientras todos esperaban fuera de ella. Al cabo de un par de minutos más, el doctor salió, dejando a la madre de Gigi con ella.

Doctor, ¿Cómo está mi hija? ¿Ya despertó? ¿Qué es lo que tiene Gigi? -preguntó Darren, muy preocupado por su hija, al igual que lo estaban los que lo acompañaban, especialmente Adler.

La señora está estable, ya despertó. Sin embargo, se encuentra sumamente ansiosa y con una salud muy frágil. En estos momentos, sufre una neumonía importante, lo que sospecho sea la causa de su desmayo y de las constantes fiebres, que ella misma me informó que ha padecido. No obstante, Giorgiana se encuentra muy nerviosa. De hecho, me costó convencerla de que me permitiera examinarla y cuando le pregunté porque tenía tanto miedo, ella… me contó lo que le pasó hace un año, por lo que puedo afirmar, aunque no con certeza todavía, que este suceso ha sido el desencadenante de la inestabilidad que ella posee. Giorgiana aún no ha asimilado lo que le ocurrió. Por otra parte, la agresión sexual que ella ha sufrido, dejó una profunda herida en su cuerpo, lo que para ella es un doloroso recordatorio de lo que ocurrió. –dijo el doctor Brower.

Pero, algo tiene que hacerse para que Gigi recupere su buena salud y su alegría, Derek, dime lo que hay que hacer y yo lo haré. –afirmó Adler.

Excelencia, por ahora ella debe estar lo más tranquila posible. No puede someterse a emociones fuertes, pues la señora Giorgiana lo que necesita ahora es descanso y reposo. Una vez haya recuperado su buena salud física, nos enfocaremos en su estado emocional, vayamos poco a poco y paso a paso. Por lo pronto, estos son los medicamentos que se le deben dar cuatro veces al día durante un mes. –dijo el doctor y les entregó la lista de medicamentos.

Así será, doctor. Y, no se preocupe, pues seguiremos el tratamiento al pie de la letra. Muchísimas gracias por atender a mi hija, no tengo como agradecerle todo lo que ha hecho por ella. –le dijo Darren al médico con lágrimas en los ojos.

No tiene nada que agradecer. Además, a la señora yo siempre le he tenido un cariño especial, desde que era la Duquesa de Wellington, pues, gracias a su patrocinio, pudimos abrir un hospital y una fundación para ayudar a personas con escasos recursos, la cual, hasta hoy, ha atendido a más de 2000 familias en pobreza extrema. Siempre estaré muy agradecido con la señora Giorgiana por habernos dado su apoyo y recursos, con el fin de hacer realidad este proyecto. Es por eso, que para mí, es un placer atenderla ahora que necesita ayuda. Ya verá, señor Cavendish, su hija volverá a ser feliz. –le dijo el doctor Derek.

Eso es lo que más deseo, pues Giorgiana siempre ha tenido un corazón noble, generoso y leal. ¿Cómo es que pude creer que un ángel como ella, podría traicionarme y serme infiel? ¿Cómo pude abandonarla y hacerle tanto daño? Y el que ella esté en estos momentos tan enferma, sólo reafirma mi culpabilidad en este hecho. Eso nunca en la vida me lo voy a perdonar. –dijo Adler, muy afligido.

Hijo mío, lo que pasó no es tu culpa, tienes que calmarte. Gigi te necesita fuerte para que puedas transmitirle esa fortaleza a ella. –le dijo Leslie al verlo tan apesadumbrado.

Madre tiene razón, sin importar lo que haya pasado entre ustedes, debes entender que no eres el responsable de que a Gigi la hayan… –dijo Ethan, pero cayó al darse cuenta de lo que estuvo a punto de decir.

¡Dilo Ethan, que la hubieran violado de forma tan brutal! Y aunque en eso no tengo la culpa, si yo la hubiera escuchado, si hubiese confiado en su amor y lealtad por mí, en vez de creer como un imbécil en una sarta de mentiras, nada de esto estaría pasando. Giorgiana sería feliz como siempre lo fue en nuestro hogar, ocupándose de Wellington Hall como solía hacerlo. Quizá, hasta me regañaría como siempre lo hacía, cada vez que no descansaba lo suficiente o me saltaba alguna comida, por atender asuntos referentes al Ducado. ¿Ya lo entienden? Al enviarla tan lejos sola y desprotegida, yo se las entregué en bandeja de plata a esos malnacidos, lo que me convierte en participe indirecto de lo que ocurrió. –dijo Adler con voz quebrada; y sin importarle quienes lo vieran, empezó a llorar como un niño, siendo inmediatamente abrazado por su padre. Adler se aferró a él como un niño asustado.

Tranquilízate, mi campeón. -le dijo Eric a su hijo con ternura. “Escúchame bien, tú no tienes la culpa de que hayan abusado de Giorgiana. Así que sácate eso de la cabeza, ¿Me oyes? Tú fuiste engañado; y aunque es verdad que actuaste impulsivamente al exiliarla sin siquiera haberla escuchado, tú no podías saber que ella sería agredida en ese lugar. Por otra parte, no todo está perdido. Giorgiana aceptó regresar al país contigo, aquí recibirá el tratamiento adecuado para que ella pueda recuperarse y una vez esté sana, estoy seguro de que ella te abrirá de nuevo su corazón y ambos volverán a ser felices juntos. –añadió el Archiduque.

¿Y tú crees que ella aún querrá verme después de lo que ocurrió hoy? –le preguntó Adler a su padre, pero antes de que él pudiese responder, la puerta de la habitación donde Gigi estaba se abrió, dando paso a la señora Cavendish. Ella al salir de la habitación, se dirigió a Adler y le dijo:

Excelencia, Gigi desea verlo. Por favor, pase.

Al escuchar esas palabras, el Duque de Wellington ingresó a la habitación.

Hola bonita, ¿Cómo te sientes? No te imaginas lo asustado que estaba, pues cuando te vi inconsiente, el corazón se me paralizó. El doctor nos dijo que tienes neumonía, por lo que ahora tienes que descansar, para que te recuperes totalmente. –le dijo Adler a Gigi, al verla acostada y débil en cama.

Ven, acércate. –le dijo Gigi y él se acercó a la cama. “Me siento mejor aunque estoy muy débil; sin embargo, el médico Brower me dijo que con los medicamentos que me recetó, pronto me pondré bien. Pero, tuve que decirle lo que lo que me pasó hace un año, ya que tengo una larga cicatriz producto de ese acto, la cual él vio y me hizo muchas preguntas.

Y eso, ¿Cómo te hace sentir? –le preguntó Adler con suavidad.

Por increíble que te parezca, siento como si me hubiese quitado un peso grande de encima, pues él me hizo entender que para comenzar a curarme, tengo que soltar esta pesada carga que me ha dejado completamente seca. Y, tiene mucha razón, por lo que a partir de hoy, eso haré. –le dijo Gigi mirándolo.

Eso me tranquiliza mucho. Ahora quiero aclararte, que lo que dijo Giselle no es cierto, yo nunca vi como posibilidad volverme a casar y mucho menos, con una mujer que, como pudiste notar, está desquiciada, por mucho que ella y su padre me presionen. Créeme, yo nunca en la vida, he acariciado la idea de tener otra esposa o Duquesa. -le dijo Adler.

Tu prima está verdaderamente obsesionada con ser tu Duquesa. Por otra parte, ¿Por qué no has pensado en casarte de nuevo? Tú eres un noble atractivo, importante y soltero, y hay tantas Ladies tan bellas, adineradas y llenas de clase y buenos modales, que no negaré que me extraña que no te hayas vuelto a casar en estos dos años. La mayoría de las Ladies de Inglaterra, caerían a tus pies con una sola de tus miradas. –le dijo Gigi y Adler sentándose a su lado, le tomó las manos con delicadeza.

Sabes muy bien porque no me he casado de nuevo. Mi corazón, mis sentimientos y mi cuerpo le pertenecen y pertenecerán eternamente a una sola mujer, la cual es mi dueña y mi única ama. Por lo tanto, estoy incapacitado para contraer nuevas nupcias, pues mi vida sólo responde a la presencia de una sola mujer, la cuál es mi ángel. –le dijo Adler con vehemencia. Y sé que este tema está prohibido entre nosotros por ahora. Es por eso que mi única pretensión es estar a tu lado en tu proceso de sanación. También sé que no merezco que siquiera me permitas verte, tomando en cuenta que, por mi desconfianza y dudas, yo ocasioné esta situación, pero si no me alejas de ti, yo aceptaré todo lo que me impongas. –le dijo Adler mirándola fijamente.

Adler, lo que me ocurrió no fue tu culpa, creo que eso ya lo habíamos hablado; y lo que ocurrió hoy no cambia mi manera de pensar, no quiero que te alejes de mí, ya que te necesito ahora más que nunca como mi amigo y protector. Pero, sabes que no puedo darte nada más. –le dijo Gigi entristecida por sus propias palabras.

Lo sé muy bien. Por eso, es un honor para mí protegerte con mi vida entera. Es más, pídeme lo que sea, hasta puedo bailar para ti, si eso es lo que quieres. –le dijo Adler haciéndola reír un poco.

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