¿Cómo dice? El Rey actuó de esa manera por mi causa, ¿Cierto? –y cubriéndose el rostro, Giorgiana empezó a llorar sintiéndose culpable.
No, mi niña. Las decisiones del Rey nada tienen que ver contigo, No llores más por favor, esto no es tu culpa. –le dijo Adler y la abrazó con ternura, mientras miraba a su padre pidiendo silenciosamente su ayuda.
Mi hijo tiene razón, Giorgiana. No es tu culpa lo que les pasó a Scott y a Giselle. De hecho, fueron ellos mismos los que se buscaron su propia perdición. –le dijo el Archiduque a Gigi.
Dime amor, ¿Qué fue lo que sucedió? Debió haber sido algo muy grave, ¿No? -le dijo la Archiduquesa a su esposo.
Ciertamente lo fue querida. Lo que pasó fue lo siguiente… –dijo el Archiduque y tomando aire, procedió a contarles a las mujeres y a la familia Cavendish que se había unido a ellos, lo acontecido.
Unas horas antes.
Palacio Real, despacho del Rey.
No voy andar contigo con rodeos, ¿Me puedes explicar los motivos del comportamiento tan reprochable que has tenido con la familia Cavendish? ¿Eres consciente de que tu comportamiento atenta en contra del buen nombre de la Dinastía? –le dijo el Rey al Duque de Windsor.
Es irónico que me acuses a mí de atentar contra la Dinastía Remington, cuando, con todo respeto, no soy yo el que le da albergue a una mujer que hace tan sólo dos años, fue exiliada por infidelidad y traición, en contra de un miembro directo de la familia Real. ¿Cómo crees que tomarán tus súbditos este hecho? Este acto sí atenta contra de la Monarquía, sobre todo, porque quien le ofrece asilo a esa mujer, es nada más y nada menos que el Gran Archiduque Imperial de Inglaterra e Irlanda. Entonces, ¿Quién de los dos es el que atenta contra de la Dinastía? ¿Eric o yo? -le dijo Scott a su hermano el Rey.
Si la inocencia de esta mujer no hubiese sido comprobada de forma tan irrefutable, tendrías razón acusándome de atentar contra la Dinastía Remington, pero, como bien sabes, no sólo se comprobó la inocencia de dicha mujer, sino que el mismísimo Duque de Wellington atestigua a su favor. Y eso, no es atentar contra la Corona, eso es resarcir el error que todos nosotros cometimos al condenar y sentenciar, a una mujer inocente y leal. –dijo el Archiduque.
¿Inocente y leal? Por favor Eric, no me hagas reír. Además, ¿Cómo Adler no atestiguaría a su favor, si esta mujer se está aprovechando del hecho que él continúa enamorado de ella? Eso sí es perverso y tú lo estás permitiendo. Eric, ¿Acaso no te importa que esa oportunista vuelva a engañar a tu hijo? ¿Valen tan poco los sentimientos de él para ti? –fue la respuesta de Scott.
¡Por Dios, Scott! Tú sabes que los sentimientos de mis hijos son lo más importante para mí, pero estás subestimando a Adler. ¿Acaso olvidas que fue él mismo el que, aun estando enamorado de su esposa, se divorció de ella, la juzgó y la exilió cuando creyó que ella le había traicionado? ¿Por qué no admites que el verdadero motivo de tu malestar, es que Adler haya traído de vuelta a una plebeya, como tú la llamas; y que por tanto, no quiera casarse con tu hija? –lo enfrentó Eric, muy molesto.
Está bien, lo admito. Me desagrada inmensamente que esa plebeya sin modales esté de vuelta, y con toda razón. ¿Ya le dijiste a su Majestad lo que esa mujer le hizo a su sobrina, que sí es miembro de la familia Real? Lo que ocurrió sólo demuestra que Giselle es una mujer digna para ser la esposa de un Duque tan distinguido como Adler. –fue la respuesta de Scott.
Eric me dijo lo que pasó y, aunque no la justifico, sé que Giorgiana actuó en defensa propia. –le dijo el Rey a su hermano Scott y agregó: “Y en cuanto al tema del matrimonio entre mis sobrinos, yo a ti te dejé asentado que te daría el permiso Real para efectuarlo, siempre y cuando Adler estuviera de acuerdo con este enlace, y como puedes ver tú mismo, él no está de acuerdo con esta unión. Por lo tanto, ese matrimonio no se llevará a cabo y es mi palabra final. ¿Está claro?
Como usted diga, Majestad. Pero, déjame recordarte que esa mujer que alberga Eric, golpeó a mi hija delante de mis sobrinos, de la Archiduquesa y de todos los sirvientes del Palacio. Por lo tanto, exijo que ella reciba un castigo ejemplar. Además, exijo que la mujer se disculpe públicamente con mi niña y conmigo, de forma pública. –dijo el Duque de Windsor con altanería.
Pero tu niña, como tú le dices, fue la que agredió primero a la señorita Cavendish por lo que, aunque reconozco que al agredir a tu hija, Giorgiana cometió una gran falta, si ustedes exigen una disculpa pública de parte de Giorgiana, yo como su Lord Protector, también exijo lo mismo de su parte y de la tuya. –le refutó Eric a su hermano.
¿Ahora eres su Lord Protector? ¿Ahora resulta que estás igualando a esa plebeya con Giselle? Pues déjeme aclararle algo, Gran Alteza Imperial, ellas no son iguales y nunca lo serán. No entiendo como puedes colocar a esta niña por encima de tu propia sobrina. Giselle es tu familia Eric, no esa… esa pordiosera que, además, es una ex convicta de la ley. –le dijo Scott a su hermano, muy enojado.
En primer lugar, deja de referirte en tono burlesco a mí, como el Gran Archiduque imperial, porque aunque te cueste aceptarlo, eso es lo que soy, lo que significa que tengo mucha más autoridad y rango que tú, tanto en Inglaterra como en Irlanda. En segundo lugar, no estoy colocando a nadie por encima de nadie, sólo estoy exigiendo lo mismo que tú exiges para ti y para tu hija. En tercer lugar, aunque Giorgiana no sea de sangre Noble, es mujer al igual que mi sobrina, por lo que al menos para mí, ambas son iguales. Y, en cuarto lugar, refiérete a Giorgiana como la señorita Cavendish y no con términos tan desdeñosos, como plebeya o pordiosera, ¿Ves que lo único que has hecho desde que llegaste es tratar con desprecio a los Cavendish, sólo porque no son parte de la aristocracia inglesa? –fue la respuesta del Archiduque, expresada con determinación.
Eric tiene razón. Si tú le exiges respeto a Giorgiana, comienza a dárselo tú también. Y no sólo a ella, sino también a nuestro hermano Eric. No se te olvide que, en cuanto a autoridad Real, él es la segunda persona más importante en el Reino de Inglaterra, después de mí mismo. Espero no tener que recordártelo de nuevo. –le dijo el Rey al Duque con severidad.
No me digas que tú, como Rey, también defenderás a esa… a esa señorita, Richard. –dijo Scott molesto.
Hermano, yo no estoy defendiendo a nadie, yo… –dijo el Rey, pero no pudo seguir hablando, debido al escándalo que había fuera del despacho.
De repente, Eric se levantó y dijo:
Esos son los gritos de Adler y de nuestra sobrina Anastasia, tu hija, Richard.
Y, rápidamente, los tres hermanos salieron del despacho.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 52 Episodes
Comments