*ROSA BLANCAS*

Jathzy

Esa noche la pasamos en el área de urgencias de un frio hospital, si este está tan frio que ni con el calor de una tarde de verano se templada, mi piel casi azulada, por el efecto del el sistema de enfriamiento del lugar, si a eso le agregamos la tristeza del alma y la falta del calor de tu padre, el resultado un cuerpo casi al colapso de estrés y a punto de llegar a una hipotermia, los vellos erizados de mis brazos, piernas y los labios tan blancos que más que familiar perecía el cuerpo de uno de los accidentados.

Los rayos del sol aparecieron a través de los cristales, al abrir los ojos, pude ver a mi madre recargada sobre el hombro de mi nana, al otro lado estaba Pablo cuidando de ella, yo por mi parte estaba recargada en la fría y más dura silla del mundo, mi cuerpo dolía por la permanecía de mi cuerpo en la misma posición por más de 10 horas y es que pasamos toda la noche a la espera de información, pero no llego nada, tampoco habían dado información a los demás familiares de la sala, del alboroto de la noche anterior, solo quedaban cabezas sobre hombros o las duras bases de las sillas.

Un joven médico de unos 40 años apareció vestido con quirúrgico azul, sobre sus manos llevaba varias carpetas o expedientes, uno a uno fueron nombrado a los familiares y dando los reportes médicos, casi 40 minutos después llegó el turno de la información de mi padre – el estado de salud del señor Fernando Mc Gelica, es crítico, se le realizaron dos cirugías, de todos los involucrados en el accidente el al parecer se llevó la peor parte, por el momento estará en cuidados intensivos, aun esta inconsciente, por el fuerte golpe que recibió en la cabeza, después de las 4 de la tarde se dará otro reporte – fue lo último que dijo y salió.

El regreso a casa fue tormentoso, el mejor amigo de mi padre, el señor Carlo nos acompañó a la casa, según el debíamos descansar, Raquel la asistente personal de mi padre se encargaría de permanecer en el hospital y darnos información, mi madre agradeció las atenciones del Carlo, este dio órdenes de llevarnos a casa y nos acompañó, al llegar a casa y ver los vestigios de lo que sería una agradable velada con mis padres, causo que mis fuerzas se terminaran, mis manos empezaron a temblar, la visión se volvió borrosa por las lágrimas que amenazaban salir de mis ojos, mis piernas flaquearon y un fuerte abrazo me sostuvo de caer en medio de la sala.

Mi madre ya había sido llevada a su cuarto, por lo tanto, no se dio cuenta de mi malestar, en cambio los brazos de Carlo rodeaban firmemente mi cintura y me guiaban a uno de los sillones de la sala, al pasar por la mesita, lleve mi rostro a esconder entre su pecho, la mejor alegría de mi vida se vio empañada por la tragedia, las grandes manos de él me consolaban marcando un trazo de norte a sur y de regreso, no se sentía correcto, pero era lo más cercano a un consuelo paternal.

Desperté en mi habitación ya muy noche, me di un baño rápido y salí en busca de Pablo para que me llevara al hospital, no sin antes preguntar por la salud de mi madre, Vero dijo que tuvieron que llamar a un médico para hacer descansar a mi madre que al parecer sufrió una crisis, que tan cansada estaba que no me di cuenta de nada, recordé que tenía que agradecer a Carlo por todas sus atenciones y cuidados.

tres semanas pasó, mi padre en el hospital, la presencia de Carlos siempre fue vigente, me acompaño todo este tiempo, dándome su apoyo y respaldo en todo, pero las malas noticias llegaron por la noche, eran casi la 1 de la mañana cuando el maldito teléfono de la sala sonó nuevamente, mi madre levanto el teléfono unos segundos después, yo me encontraba levantando a mi madre del piso y posteriormente arrancando el maldito teléfono de malas noticias, ese teléfono no se usaba casi nunca, era un accesorio de la sala, debido a las nuevas tecnologías, pero en menos de un mes, ese sonido entro en mi cabeza y causo mis dos perores días de mi vida, no quería escuchar jamás el maldito sonido, que solo traía las malas noticias.

La crisis de mi madre, causo que no soliera de la casa esa noche, mi padre ya no estaba en este mundo, pero mi madre, estaba más que dolida por la noticia de la partida de mi padre, al igual que yo, pero al fin de cuentas alguien tiene que ser el pilar de la casa y al pacer por este día era yo.

Llame a Carlo para decirle lo de mi padre y que enviará a su médico para mi madre la cual se desmayó en plena sala, gracias a Vero y Pablo que me ayudaron a llevarla a su habitación, después llego el médico y Carlo, pase un par de horas más en la sala en compañía de Carlo, él se ofreció a ayudarme en todos los tramites del funeral, se podía ver la buena relación de amigos entre mi padre y el, ya que en ningún momento nos dejó desamparadas a mi madre y a mí en este triste momento.

De la ceremonia solo recuerdo las rosas blancas que inundaban el recinto, mi mente estaba nublada y más que pérdida, lo único que me ancla a este día y a este evento era las grandes manos de Carlo que con un firme agarre sostenía mi cintura, mi madre estaba más que triste y dolida, gracias a los cuidados de David el amigo medico de Carlo, ella estaba mucho más tranquila y estable que en las últimas semanas, fue muy doloroso todo lo que pasamos este mes.

Después del funeral, la casa se sentía aún más grande y sola, la voz de mi padre estaba en cada rincón y en la sala retumbaba su risa, apenas puse un pie sobre este lugar me desmoroné, pero las grandes y firmes manos de Carlo llenaban mi cuerpo de un ligero calor paternal.

El siguiente mes paso rápido, mi madre está en una fuerte depresión, por la partida de mi padre, pero gracias a el Dr. David, se lleva su caso ha estado un poco más tranquila, por mi parte y gracias a la ayuda de Carlo logre llenar la solicitud universitaria a destiempo y no perder el año escolar. Por lo que hoy fui a comprar lo necesario de útiles escolares de este periodo, ya saben plumas de colores, muchos post y varios cuadernos, en la tienda me encontré con un diario de esos que llevan una mini llave y un candadito, me hiso reír a recordar que en mi cumpleaños número 10, el me regalo uno cuando era niña, por la añoranza de conservar un bello recuerdo lo compre.

Este será mi diario universitario, tal vez le cuente sobre chicos y esas cosas que se escribe en ellos…

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