*SAN FERNANDO*

Carlo

No me gusto que mis acciones se fueran de mi lado, pero al saber que tengo a Ian para infórmame de sus movimientos, pues yo también tomare una vacaciones, después de mandar hacer el testamento de mi querido amigo, una carcajada amplia, escuche en mi cabeza, de no haber sido tan analista con mi último hotel a comprar, tal vez seguiría con vida, pero no podía permitir que me arruinara el negocio, porque de ello dependía mi vida, era la mía o la de él, y siempre será la mía primero.

Esa maldita noche de apuestas donde me involucre con ese traficante y donde perdí todo mi dinero, solo me quedo aceptar su acuerdo donde compraríamos su hotel de cuarta y lo adaptaría para instalar un casino en el último piso, negocio donde él podría lavar su dinero, con un hotel respetable.

Fernando siempre fue mi mejor amigo desde que nos conocimos en la universidad, pero esto es más que solo una amistad, con la muerte de mi amigo yo podría llegar a tener la mayoría de las acciones y ser el ceo mayoritario, así que no lo dude y puse manos a la obra, un par de llamadas y una buena compensación a la esposa de un pobre camionero que murió de un infarto en un trágico accidente y todo listo.

Después de una semana, también tome mis respectivas vacaciones, los informes de Ian me indicaban que todo está más que controlado, las acciones no salían de la cabaña y que al parecer se estaba recuperando Fernanda de su depresión, pero aún seguía con poca movilidad y actitud de mantenerse en su habitación descansando. Nada de qué preocuparme por el momento, le dije a Ian que tomaría dos semanas de vacaciones, que de regreso esperaba su reporte final a su regreso, que disfrute del fin de año.

Jathzy

Ver la recuperación de mi madre, me alegraba en gran manera, las tardes con mi abuelo y mi madre en las mecedoras del pórtico, eran genial, podía pasar las horas oyendo los cientos de relatos de ellos dos sobre mi abuela, mi padre y yo en este maravilloso lugar, me alegraba escuchar la voz de mi madre sin tanta tristeza al nombrar a mi padre, aunque ella y yo nos reíamos por sus historias, siempre nos quedaba un trago amargo al final de las risas.

Esa mañana después de almorzar, pude ver a un par de chicas acercándose a la cabaña, con sus bicicletas dejaban una ligera estela de polvo, lo que mas destacaba de cada chica era su cabello una lo tenia de un dulce color rosa, que te hacia recordar a esos dulces de feria, llamados algodón de azúcar, mientras el azul profundo de la otra chica se perdía en el azul del cielo.

Al escuchar las risas de ellas, pude adivinar que eran las inseparables Liss y Yildiz, ellas son vecinas viven a un par de pasos una de la otra, pero para llegar a casa de mis abuelos se necesita al menos unos 15 minutos en sus vehículos de dos ruedas, la complicidad entre ellas era fabulosa, siempre riendo y disfrutando de todo, cada verano y fin de año pasábamos grandes momentos juntas recorriendo las calles de San Fernando y al parecer ese era su plan de hoy.

Apenas pusieron sus pies sobre la tierra corrieron a mi lado y yo al de ellas, han pasado ya un año desde que no las veía, ya que durante el verano no pudimos venir, entre risas y saludos me indicaron de sus planes y fui por mi bicicleta y emprendimos el viaje al pueblo, el cual se siguiéramos el camino principal tardaríamos más de una hora, pero como nosotros eras expertas en estos tenas cortaríamos por entre el bosque de pinos y saldríamos directo a la casa de la señora Aurora la encargada de la tienda de dulces y helados en el pueblo.

Las tres emprendimos nuestro paseo de este día, la ruta del bosque es muy tranquila, solo se escucha el golpetear de las escasas olas del lago sobre la orilla, de ves en cuando se pude escuchar algún ave trazar los cielos o las pequeñas creaturas del bosque paseando y alimentándose, el silencio entre nosotras es agradable pero a la vez, triste, sé que no saben que decir y por eso empiezo yo la plática, no se preocupen ya ha pasado tiempo, no necesitan decir nada, solo vamos a dar una vuelta al pueblo y a conocer chicos.

Todas reímos y ellas me dedican una sonrisa sincera, retomando nuestro camino, nos preguntamos cosas sin importancia como los chicos y esas cosas.

Treinta minutos después nos encontramos en la heladería del pueblo, con una copa de nieve entre nuestras manos, ellas me informan que por medio de la presidencia del pueblo han ganado una beca para cursar una licenciatura en la ciudad de los Mares, justamente en la misma universidad donde me pienso matricular este año, las tres vamos a estar en la misma universidad y en la misma licenciatura, solo espero coincidir con ellas en las mismas clases.

De ser así, el próximo ciclo escolar será fabuloso, mientras reímos y decimos tonterías veo entrar a un joven de unos 25 años al menos y con un color de ojos verdes y profundos como el mismo bosque, tras de él entra una chica de piel blanca y rubia cabellera de ella deja descansar una de sus manos en el hombro del impresionante chico alto y guapo, señal de que está diciendo a todos los presentes que ese chico es suyo, pero detrás del ella entra un chico de cabello castaño y alto como el primero.

Liss me toca el hombro, para sacarme de mis pensamientos, ella dice ya vieron al chico de cabello castaño y chamarra de cuero negra, Yildiz dice ya vieron el cabello rubio de esa chica, todas reímos y yo digo – creo que esa chica ya tiene compromiso con el chico lindo de ojos verdes, reímos de lo imposible que seria tener un chico tan lindo como ellos a nuestro lado, sin quitar la vista de ellos pude ver la escasa sonrisa y mirada que los tres dedicaron a nuestra mesa.

Pero del mismo modo que entraron, salieron y subieron a un vehículo deportivo y se perdieron entre las calles del pueblo, todas suspiramos y regresamos a nuestras copas de nieve que habían sido abandonadas por la presencia de los visitantes.

Por la noche se festejará la tradicional mascarada, muy contentas por el evento, regresamos a casa para prepararnos para el baile de la noche, esta vez no iríamos en bici, sino que nos llevarían el hermano mayor de Liss.

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