Capítulo 16

Acabé acostándome en su pecho pero estaba incomoda por lo que sólo utilicé su brazo de almohada y me puse de lado mirándolo ya que ese era el lado para el que dormía.

-¿No te gusta mí pecho?

-Es incómodo porque te faltan músculos

Los dos comenzamos a reír y era un hecho que no podríamos dormir, al menos no juntos así que intenté levantarme pero me atrajo hacia él

-¿Adónde vas?

-Pensaba ir a dormir sola, contigo no puedo dormir

-Ya lo hicimos antes, no veo por qué no puedes dormir ahora

-No tengo sueño y mientras sigas moviéndote y hablando menos lo tendré ¿No crees?

El prendió el televisor y puso una película aburridisima que me. estaba causando sueño

-Si no me das mí beso de buenas noches no te dejo dormir

Fui a besar su mejilla pero quiso que el beso sea en su boca. Acabé rindiéndome, de que valía poner un freno si mí cuerpo extraña sus manos y mis labios las caricias de los suyos.

Fue despacio, tranquilo, su lengua entró en mí boca en busca de la mía que se unió a la suya en una danza que parecía no tener final. Jamás lo diría en voz alta pero parecíamos dos piezas faltantes de un rompecabezas que encajaban a la perfección juntas

La temperatura de la habitación o quizás la mía, parecía elevarse a medida que nuestro contacto avanzaba en el tiempo.

Sus manos se metieron bajo mí prenda superior tocando mí piel con una suavidad que apenas si era capaz de sentirlas.

No supe cuando me la levantó dejándola enrollada arriba de mí sostén pero no tenía caso seguir teniendola puesta. Él me la quito mientras me veía a los ojos, ya en sostén me había visto así que no tenía de que sentir vergüenza.

Luego retiró mí pantalón del pijama y fue cuando me puse un poco nerviosa, las cosas estaban subiendo de nivel muy rápido

Él ya estaba solo con una prenda puesta de modo que sentía su piel caliente contra la mía mientras me volvía a besar pero ésta vez con más pasión.

Cuando su mano se metió bajo mí sostén un gemido ahogué en sus labios y me puse bastante nerviosa así que rompió aquella caricia.

Cuando el beso terminó nos miramos a los ojos unos segundos o tal vez minutos. Llevó su mano a mí mejilla y comenzó a tocar suavemente mí rostro provocando que mis ojos se cerraran. Sentí que se levantó de la cama pero volvió enseguida y continuó lo que estaba haciendo.

Cuando unió sus labios con los míos nuevamente mí cualquier duda o temor se había ido muy lejos y todos los pensamientos que podría tener se habían alejado de mí.

Lo sentía en cada parte de mí, sus caricias cada vez eran más atrevidas y llegaban más lejos pero realmente estaba disfrutando el momento y no quería que acabara.

Cuando estuvimos desnudos sentí que emitió un sonido al alejar su boca de la mía y lo vi rasgando un envase plateado. Seguí sus movimientos con mí mirada y comprendí lo que estaba haciendo. Miré hacia otro lado avergonzada hasta que lo sentí de nuevo sobre mi cuerpo.

Puse mis manos en su cadera buscando la ropa que no traía puesta para convencerme de que todo era real y no producto de mi imaginación.

Sobraban las palabras entre los dos en ese instante en el que empujó un poco más mi pierna para meterse bien entre las mías. Sentí el roce íntimo de nuestras partes y la presión que hacía al ir entrando en mi.

Me causaba incomodidad, algo desconocido para mí pero de todos modos me gustaba lo que estaba haciendo. Llegó un punto donde el dolor se hizo presente pero él en vez de parar solamente empujó más fuerte y ya no hubo espacio de separación entre nosotros.

El dolor fue intenso pero duró poco tiempo. Comenzó a moverse despacio y los dos gemiamos a medida que lo hacía más rápido.

Ya no era capaz de besarlo y aparte mi rostro mientras mis manos apretaban sus caderas y mis piernas trababan las suyas. Sentí mucho placer por unos momentos y luego alivio, relajación; una satisfacción desconocida pero hermosa.

Recién en aquel momento reaccioné y afloje mi agarre mientras el me veía de una manera que me estremecia. Se movió unas pocas veces más y lo ví disfrutar mientras terminaba.

Con cuidado salió de mi y se quitó el condón.

Me abrazó y me acomode entre sus brazos pero cuando todo el placer se disipó y mis pensamientos volvieron sólo me aparté y busqué mi ropa

-¿Que hice? Esto está mal

Él me vió extrañado y su expresión cambió a una de enojo o tristeza, no supe identificarla

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