Capítulo 6

Se me hacía difícil ver a mí querido Bruno. Me encantaba pero cierto vecino molesto no me dejaba ni a sol ni a sombra. Por más que lo intentaba no podía escapar de el y de su control.

-Tenia una cita con Bruno

-Tenias, tu lo dijiste

-¿Cómo será mí novio si no puedo verlo?

-No lo será

-¿Y quién si? Si no puedo salir ¿Cómo puedo pretender tener un novio?

-¿Para que quieres uno? Dime y me voy

-Porque todas tuvieron ya experiencias y yo solo a ti pegado como un chicle

-Soy guapo

-Si, comparado con Freddy Krueger eres aceptable

-Soy muy guapo aunque lo niegues. Ahora dime para que quieres un novio

-No lo entenderías- me cruce de brazos enojada

-Si quieres alguien que te bese yo puedo hacerlo

-No, que asco. Vaya Dios a saber dónde tuviste esa boca y luego de verte metiéndole la lengua a Jessica más asco me das

-¿Solo por besar a Jessica?

-La razón principal es que no me gustas, ni me caes bien. Ahora déjame salir de aquí

-Entonces vete, te acompaño

-Yo no interrumpo tus citas ni cuando te acuestas con nadie. ¿No tienes ninguna desesperada que visitar hoy?

-Solo tu

-No estoy desesperada

-Si lo estás y no quería hacer esto pero no me dejas más opción

Tomó mí mano y me arrastró a la puerta de entrada donde me cargó sobre su hombro, abrió la puerta del auto donde me tiró sin importarle como me caiga y antes de que pudiera escapar ante su evidente ataque de locura entró, puso el motor en marcha y manejó tan rápido que por primera vez me causó miedo.

-Quiero vivir- dije tapándome los ojos

El coche frenó bruscamente provocando que me sacuda en el asiento. Miré dónde estábamos y era el gimnasio

-¿Ahora planeas que corra en la cinta o levante pesas?

-No, ve y mira a tu chico perfecto

Me obligó a salir del auto y me empujó dentro. Bruno estaba con una chica de cabello negro besándose y tocándole el trasero

Salí de aquel lugar molesta porque me había ilusionado con alguien que antes de salir siquiera ya me ponía el cuerno y subí al auto.

Ian se sentó con gran satisfacción en su rostro y me llevó a casa al dedicarle mí mejor mirada asesina

Fui a mí habitación y entró detrás de mí para burlarse de mí mala suerte y eso fue la gota que derramó el vaso. Ya vería que de mí nadie se burlaría.

Dejé pasar unos días porque cada vez que intentaba entrar a su casa la puerta estaba cerrada con seguro. Hasta que un día su abuela salió a una cena con sus amigas y mientras su madre hacia guardia en el hospital. Subí por las escaleras muy despacio y ahí estaba durmiendo en su cuarto.

Me acerque a su cama muy despacio conteniendo mí respiración y tomé su cabello mientras lo cortaba con unas tijeras que guardaba en el bolsillo trasero de mis jeans.

Cuando estuve satisfecha con mí sesión de peluquería que dejó como resultado media cabeza con cabellos que iban de dos a cinco centímetros y en la parte trasera largos hasta sus hombros porque no pude cortar más salí de allí llevándome la tijera y todo lo que había cortado.

Al llegar a casa guardé todo su cabello en una pequeña bolsa, puse seguro a la puerta y trabe las ventanas y me dormí plácidamente. Desperté al otro día cuando llegó gritando a casa y golpeando mí puerta con furia.

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