En la cena de ese día el Rey Leo anunció el compromiso de Anastacia y Sebastián con mucho orgullo y felicidad como Cecil temía, Anastasia por su parte no tenía otra opción más que resignarse y tal vez usar eso a su beneficio.
Aún más importante como ya tenía acceso libre en el palacio de Nodal antes de volver a su reino debía encontrar a esa sirvienta y sacarle información.
Lastimosamente, no pudo dar tan fácil con ella, pero como si fuera enviada por Dios se le dio una oportunidad de hablar con uno de sus medios hermanos a solas.
–¿Eliot te importaría hablar conmigo un momento? —Se acercó decidida a descubrir cuál de ellos había discutido con su madre antes de morir.
–¿Que quiere, princesa? —Eliot pregunto y la miro con desinterés.
–Solo tengo unas preguntas.
–¿y cuales son, Princesa?
–Escuche que discutiste con mi madre antes de su muerte y quiero saber el motivo.
–No creo que eso fuera una pregunta.
Anastacia tenía la teoría de que si lo acusaba directamente si Eliot se negaba o parecía defensiva definitivamente sería el.
Y le funcionó.
–No recuerdo haber discutido con tu madre, en todo caso, preguntale a Ander —dijo serio y calmado— ¿Eso era todo?
–Claro… Lamento haberte molestado.
Anastacia no estaba segura si Eliot había evadido la pregunta o si decía la verdad, así que empezó a buscar a la sirvienta nuevamente, tal vez esta la podría sacar de dudas.
–¿Que hablabas con esa mujer? —pregunto Cecil quien había llegado en el momento perfecto para verla irse del lado de Eliot.
–Pregunto por su madre, quería saber si había discutido con ella o algo así.
–¿Y lo hiciste?
–¿Por qué lo haría? —Eliot miró a su madre con extrañeza— Debo retirarme madre, ya vamos a partir hacia el palacio principal nuevamente, deberías prepararte también.
–Si, estaba a punto de hacer eso. —Eliot ofreció su antebrazo para que Cecil lo tomara y así acompañarla a tomar su equipaje.
Mientras Anastacia seguía su busqueda Sebastián apareció como si la estuviera espiando, no quería ser grosera, pero no podía evitar pensar: "¿Que acaso no podía estar lejos de ella al menos cinco minutos?"
–Anastacia, el rey la está buscando, ya están a punto de partir.
–Iré enseguida —suspiro descontenta por no haber encontrado nada de utilidad.
–¿Deberia cargarla hasta allá? —Sebastian levantó una ceja en modo de burla, le hacía gracia ver cómo Anastacia vivía cambiando sus expresiones faciales cada vez que hablaban.
–Puede dejar sus manos quietas, gracias. —Comenzo a caminar hacia el carruaje con Sebastián a su lado, definitivamente se veía como un perro grande y peludo persiguiendo a su dueño a todas partes.
Después del pequeño viaje y llegar notablemente frustrada a su habitación, se sentó en la cama pensando en que hacer a continuación.
–¿cómo estuvo el viaje mi princesa? —Pregunto Milu mientras doblaba algunas prendas.
–Pues voy a casarme —Contó en un suspiró desanimado— No puedo creerlo.
El problema no era el príncipe en sí, Sebastián era atractivo el tono negro de su cabello hacía resaltar sus hermanos ojos color esmeralda y la cicatriz en estos le daba un toque de hombría haciéndole aún más atractivo, su fornido cuerpo y brillante sonrisa solo lo convertía en un deleite para cualquiera, y su personalidad... Es un hombre amable, responsable y educado era el estándar perfecto.
En definitiva el príncipe Sebastián no era el problema.
Es solo que, Anastasia no sentía la suficiente confianza para un nuevo matrimonio ¿estaba contraer tal responsabilidad cuando estaba dispuesta a tomar venganza o morir en el intento?
Y aún si no tenía opción más que casarse, no podía evitar pensar en ello.
Y mientras Anastasia lideraba aquella guerra en su cabeza, Cecil se preparaba para sacarla del caminó.
–Debo lidiar con esta sucia mosca antes de que se vuelva molesta. —Cecil miró a la sirvienta que cepillaba su cabello a través del espejo— ¿Hiciste lo que te pedí?
—La sirvienta respondió mostrando un pequeño frasco que sacó de su busto con cuidado— Lo tome del almacén, nadie se dio cuenta.
–Bien. Recuerda ponerlo en la comida, escuche que estará almorzando en el jardín en la tarde.
–Eso haré majestad.
–No seas tan estúpida de hacerlo tú misma, encuentra a una de las nuevas criadas y que lo haga en tu lugar, no debo verme envuelta en esto de ninguna manera ¿Entendiste? —la criada trago en seco por la mirada fría de su ama y asintió con miedo— El más mínimo error será pagado con tu vida.
Tal y como Cecil había pedido, al día siguiente una de las nuevas criadas llevo deliciosos postres a Anastasia quien leía cómodamente en el jardín.
Anastasia no pensó mucho en ello ¿Quién se arriesgaría a hacer algo malicioso en medio del día? Claramente, no pensó en lo desesperados que estarían sus enemigos por verla caer.
Dio un mordisco a uno de los postres mientras se concentraba en su lectura, iba por la segunda mordida cuando el príncipe Sebastián apareció de entre los arbustos con su brillante sonrisa.
–Anastasia... —Acercándose llamo su nombre con dulzura y miró con gran entusiasmo.
Anastasia se levantó haciendo una leve reverencia y brindando una cálida sonrisa.
Todo parecía estar bien.
–Su majestad, esta hecho. —La criada de Cecil entró a sus aposentos diciendo en voz baja.
–¿Estás segura? —Pregunto desconfiada.
–Si mi señora, la sirvienta vertió bastante pensando que era la medicina de la princesa, yo misma vi como está ingería el veneno.
–¿Qué hay de las pruebas?
–Arroje el frasco lejos del palacio justo en el bosque.
Cecil contenta con el servicio saco una pequeña bolsa de monedas de su armario e hizo entrega a la sirvienta, esta estuvo agradecida de haber tomado el lado correcto en dicha guerra.
Solo era cuestión de tiempo para que Anastasia cerrará los ojos para toda la eternidad.
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Comments
Irma Ruelas
🥰😍😍🌹🌹❤️
2025-03-28
0
Francisca Alcantara
Espero que esa mujer no logre su objetivo
2024-04-24
7
Elizabeth Yepez
esa Cecil quiere morir gracias autora
2022-10-05
2