Una escapada peligrosa

Llego el viernes tan esperado, la verdad no veo la hora de salir de clases.

El día miércoles después de mi encuentro con Alejandro, y bajar del techo, ya no quise ni subir al comedor, me quede trabajando hasta las 3 pm, de corrido y le pedí a Marco para irme a esa hora.

El accedió al toque, ya que no teníamos muchos pendientes.

Llegue a mi casa, me fui al club para poder nadar o hacer algo que me distrajera. Llegué y estuve en la piscina casi 3 horas, pero sin embargo mi cerebro no dejo de reproducir lo que paso en la oficina.

Tengo todo este fin de semana para poder pensar que hacer. Estos sentimiento y atracción que tengo hacia mi jefe debe terminar. No voy a poder seguir fingiendo que no siento nada, si el sigue haciendo estos pequeños gestos conmigo.

¿Qué le costó seguir de indiferente como el primer día que lo conocí? – así sería más fácil.

Al salir de la piscina, me encontré con mi padre, el cual recién había llegado de su viaje, el mismo que hizo Alejandro, ¿pero por que el regreso un día antes?

Mi padre me contó, que estuvo todo excelente, y que vieron muchas propuestas nuevas, como también varios proveedores que ofrecen varios beneficios, y que las 3 semanas se la paso hablando con mi jefe. El cual le agrado bastante, a pesar que era su competencia.

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Llego la hora de salir de la universidad, quede con Cristian y Alberto que salíamos de mi casa a las 6 pm, así llegamos al hospedaje y nos vamos al bar a tomar algunos tragos.

Esta vez le tocaba manejar a Cristian, así que usó el todoterreno que tenemos para nuestros viajes. Pusimos todo lo necesario, el equipo para canotaje, canopi y otros. Tenemos todos nuestros equipos propios que fuimos adquiriendo con el tiempo.

Llegamos a Lunahuana, cada uno se fue a su habitación, la mía tenía vista al rio, me encantaba por que el sonido era relajante.

Tenia estos 2 días, para pensar que hacer con mis prácticas, si dejarlas para alejarme de todo. O seguir y evitar a toda costa a mi némesis. No quiero una relación, estuve en una por casi 3 años, y lo único que hizo fue distraerme de mis estudios y mis objetivos, al final el infeliz de Felipe, me saco la vuelta con una chica de la universidad, cuando me enteré, me di cuenta que en verdad no tenia sentimientos por el, ya que ni siquiera bote una lagrima o no me molestaba cuando los veía juntos. Era demasiado inmaduro para estar conmigo, y siempre me criticaba cuando salía de excursión, diciendo que todo esto no era para chicas. Cuando la verdad era que a el le daba terror hacer un poco de aventura.

Siento que tocan a mi puerta, es Alberto. Ya estoy bien con el, hablamos y dejamos las cosas claras, somos amigos y no podemos tener una relación, y que yo lo veo como un hermano, y que el siempre estará en mi corazón, pero que el tiene que buscar a su media naranja en otro lado y no por comodidad, como seria conmigo.

Así que aquí estamos los 3 mosqueteros nuevamente juntos en una aventura.

- ¿esta lista, señorita? – me pregunta.

- si, ya vamos me quiero embriagar esta vez, así que esta en tu deber cuidarme – le advierto, el cual se pone serio, y me hace un saludo militar.

Llegamos al hotel aproximadamente 2 am, no podíamos seguir tomando o trasnochando, teniendo programado canotaje a las 7 am.

Así que el querer sentir la adrenalina en la mañana, nos da fuerza para arrastrarnos a nuestras camas.

A las 7am en punto, estamos en el bus que nos llevara al inicio del rio, donde partiremos en la corriente numero 3, la mas caudalosa.

Recuerdo la primera vez que hice canotaje, tenia 15 años, estaba super emocionada, y eso que me caí 3 veces de la balsa. Cristian fue mi rescatista cada vez que me caía, y lograba meterme al bote nuevamente.

Ahora yo soy más hábil, en estos últimos 5 años no ha logrado vencerme el rio... y es emocionante.

Subimos todos, somos un equipo de 6 personas, 3 que son de un grupo extranjero. El guía de turismo que llevaba su grupo, nos pidió de favor que los pongamos en nuestro equipo, ya que ellos no tenían mucha experiencia, en cambio a nosotros, ya nos conocían por todo Lunahuana por nuestra destreza en estos deportes.

Tenia que despejar mi mente, no podía seguir pensando en mi jefe, ahorita mi vida dependía de mi concentración. Sobre todo, porque el rio estaba mas movido que de costumbre, porque todo el día anterior había llovido en la parte alta.

Llego el momento, nos subimos y pusimos en movimiento el bote, yo le explique a los 3 turistas (Amy, Ashley y Tompson) como era el procedimiento para que no se caigan en el camino. Todos estaban nerviosos, yo por otro lado estaba ansiosa porque ya estemos en la parte más fuerte del rio.

Todo estuve bien, hasta la mitad del camino. Cuando en uno de los remolinos Amy se asusto y me abrazo, en ese momento mi mente se bloqueo y todos mis pensamientos se fueron a la mierda. Volví a sentir el abrazo de Alejandro. Y eso es lo único que recuerdo hasta que vuelvo a la vida en una de las rocas del rio. Alberto salto del bote cuando me vio caer con Amy, la saco a ella, pero a mi el rio me jalo por un buen tramo, casi me ahogo, si no fuera por un árbol caído que estaba en el camino donde me agarre como pude, no se que me hubiera pasado. Después de un rato de tratar de agarrarme para que el rio no me absorba, sentí que Alberto me jalaba hacia el bote, pero no se dio cuenta que uno de nuestros turistas sin experiencia y en modo pánico, dejo el remo en el agua, y al tratar de subirme me golpeo la cabeza, dejándome inconsciente.

Al despertar sentía que mi garganta tenia un fierro cliente en ella, y no podía decir ninguna palabra sin sentir dolor. Y encima mi cabeza me dolía como si estuvieran a punto de sacármela, creo que ni la peor resaca podría darme semejante dolor.

Vino los paramédicos a ayudarme una vez que lograron sacarme del rio, me revisaron y gracias a Dios solo fue un golpe, pero que llegando a Lima tendría que ir al neurólogo para que me hagan una resonancia.

Alberto andaba de un lado a otro mientras el medico me revisaba, Cristian por otro lado estaba mas tranquilo y le explicaba todo lo que había pasado, al guía para que pueda ponerlo en su reporte.

En verdad no es la primera vez que me sucede un accidente, es mas uno ya esta acostumbrado a cualquier imprevisto. Pero nadie quita el dolor que esto te produce.

Me pusieron un collarín, y me dijeron que recién después que me vea el neurólogo podría sacármelo.

Y con esto mi gran fin de semana, se fue al retrete.

- ¿Me puedes explicar que te paso allí? -  me dice Alberto, el cual seguía molesto.

- No sé, me bloquee por un momento, no descanse lo suficiente y eso me hizo perder la concentración - no había forma, que le contara la verdad, porque si no agarraba el auto y se iba a tirarle una patada a Alejandro.

Todo esto ayudo a que tome mi decisión. Aunque no sé si es la correcta, aunque mi corazón quiera todo lo contrario. Podría darme una oportunidad con el sí es que él siente lo mismo, pero no ahorita.

Dios dame fuerza y razonamiento para tomar la mejor decisión.

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