capítulo 14.

Un

beso con sabor a condena.

Narrador

omnisciente.

Mientras

que un lobo suspiraba de felicidad dejando de lado el que casi pierde al amor

de su vida y que con ella se hubiese llevado a sus hijos él se acomodó a un

lado de ella colocando una mano en la cintura porque de esa forma sentía más

cerca a sus hijos como a la madre.

Ares quería

disfrutar de esta sensación una que jamás sintió.

Pero en

otro lado en una mansión se encontraba un hombre preocupado por su hija él se

arrepentía de lo cruel que se había comportado con ella tanto en la manera de

hablar como cuando la golpeo.

—Deberías e

ir a dormir cariño— una voz llamo la atención del hombre, pero este no hizo

caso.

Al ver que

el hombre la ignoraba la mujer quiso gritar por esta acción más, sin embargo,

debía de mantener la actuación. Con el camisón mostrando mucha piel se acercó

al que ya si ha sentado en su sillón lo suficiente grande para que ella se

siente en sus piernas.

La mujer lo

hizo y vio al hombre uno que a pesar de tener casi los 40 se encontraba bien

conservando su piel un poco acaramela muy diferente a la de sus ojos de un

enigmático gris y cabellera negra no tenía ningún parentesco físico con la

pequeña Dylan.

—Cariño—

hablo pausadamente —Tienes que entender que está haciendo una rabieta porque ya

no le prestas atención como antes— le decía ella en susurros contra su oreja y

se movía de forma sensual sombre su miembro porque quiera ser o no él es un

hombre y tener a una mujer como Alison en sus piernas despertaba la pasión que

ahora tenía él.

—Es mi

hija— dijo él en apenas un susurro porque él no hizo nada por quitarse de

encima a Alison dejando que esta lo sedujera.

—Pero yo

soy tu novia y quiero que me complazcas solo como tú aves hacerlo— le dijo ella

dándole una pequeña mordida en la oreja.

Provocando

que una erección creciera en los pantalones del que agarro la cintura de Alison

para acercarla más a él creando mayor fricción entre ambos.

Alison

sonreía ya que había conseguido lo que se proponía y más cuando siente al padre

de Dylan tomarla de la cintura para recostarla en el sillón y romperle su

pijama dejándola desnuda.

Mientras el

padre de Dylan le besaba el cuello esta sonrió de manera escalofriante. Ella

tenía el control y todo estaba saliendo según su plan.

—Thomas—

jadeo Alison sintiendo las manos de él en su intimidad.

Thomas

Córner (el padre de Dylan) se encontraba tan inmerso en complacer a Alison que

había olvida todo incluso que su hija no llegaba a casa siendo muy noche él, él

solo se concentraba en la mujer debajo de él.

Este quiso

besar a Alison, pero está sabiendo que tenía dominado a Thomas tomo su rostro

dándole a beber un líquido color verde que él se tomó sin rechinar para luego

sentir los labios de Alison.

Él a pesar

de todo sintió que el beso era uno con sabor a condena.

Esa noche

mientras una chica lucha por su vida y junto a la de sus hijos que crecían en

su vientre otro en una mansión se entregaban de manera obscena.

::

::

::

Dylan

Córner.

¿Hola?

Mi voz hace

eco cada vez que más y no sé qué me asusta el no poder ser nada, ya que todo

está oscuro o el vacío que este lugar se siente.

Quizás morí

y hoy estoy vagando gracias a mis pecados o ¿o estor en el infierno?

—Señor

demonio ¿vendrá por mí? — pregunté, aunque creo que fue lo más estúpido que he

hecho.

—¿Por qué

un demonio vendrá por ti? — pregunto una voz atrás de mí.

Yo gire mi

cuello tan rápido que considero que me lo fracture y con eso el susto me dio.

—Maldición—

dije tomándome el pecho para controlar mi respiración.

—¿Bendices

o maldices al demonio? — volvió a pregunta con evidente diversión en su voz.

Al levantar

la vista y buscar a la persona no encuentro nada.

~Ok.~

Esto se

está poniendo muy raro.

—¿Eres

Dios? — pregunté, pero no hubo contestación. Fruncí el ceño molesta —¡Habla

maldita sea que no soy tu juguete! — exclame ya sin paciencia.

—Me dijeron

que eras una niña muy curiosa, pero no tanto así— exclamo de nuevo esa voz con

diversión.

—¿Seguiremos

jugando a las escondidas? — pregunté ya irritada y cansada caminar como

—¿Seremos como el gato y el ratón? —volví a preguntar sin obtener ninguna

respuesta.

>>Esto

me está cansando y eso que yo seré el gato, pero no estoy de humor para

perseguir a un ratón imaginario— y como siempre no obtuvo respuesta.

A este

paso  me volvería loca ye que creeré que la he imaginado y que es pepe

grillo.

—y como es

un insecto lo tiraré al suelo con un fuerte PAMM contra el suelo tendré un

grillo aplastado— pensé en voz alta.

—¿Qué no se

supone que eres una niña del bien? — la voz imaginaria (no tan imaginaria)

volvió a hablar.

—Ya por

favor ¿Se dejará ver o no? — pregunté exasperada. —No muerdo o bueno talvez

cuando tengo hambre ¿Por qué no tengo hambre? ¿Los muertos comen? ¿Tienen pollo?

¿Quiero pollo frío? QUIERO POLLO FRITO — fueron tantas preguntas, pero grité

con la extraña sensación del sabor del pollo frito.

—¿Eso

responde tu pregunta? —

—¿Cuál de

toda? — pregunte.

Pasaron

unos minutos y supuse que no volvería a contestar.

—No estás

muerta princesa, pero tampoco está viva— dijo dejando de lado la diversión. —

La sensación de querer comer esta, pero, aunque lo hiciera en este lugar nunca

quedaría satisfecha unos dicen que es el lugar donde las almas que vagan

buscando una salida y regresar con los vivos peor otros dicen que son las almas

que no les toca morir, pero fueron empujados y en su afán de luchar por su vida

quedan aquí— dijo.

—¿Qué soy

yo entonces? — pregunte.

—Eso solo

tu mi querida princesa lo sabrá y es su decisión volver o quedarse— exclamo.

—¿Por qué

me llama princesa?— pregunté extrañada ante tal apodo.

—No es algo

que yo deba decirle, pero sí que en este lugar no tiene nada más, sin embargo,

hay personas que la esperan que sufren ante su perdida—

—Yo no

tengo a nadie— dije por qué así era no recordaba a nadie mi mente estaba en

blanco.

—Sé que en

lo más profundo de su mente un inquietante recuerdo quiere salir a la luz, pero

que un muero lo está bloqueando. Sabe que extraña sentir su toque, aunque no le

recuerde lo tiene grabado por completo en tu cuerpo y mente. Sus labios lo

añoran, así como también lo hace su corazón. — dijo.

Para mí

solamente fueron palabras de una voz lejana que no se presentaba, pero cuando

mencionaba mi mente dolía y el vago recuerdo de unos ojos verdes se presenta en

ella.

Me tomo la

cabeza con ambas manos para tratar de maniobrar en dolor, pero entre más lo

trato de dejar este más se presenta tanto como si la tomaran y la tirara un

tras otra y otra contra el suelo.

—¡¿Para?! —

exclame con dolor en mi voz los ojos verdes no me dejaban, pero entonces un

rostro se aclaraba entre medio de la espesa neblina que era mi cabeza.

—¿Por qué

lo fuerzas princesa? — pregunto otra vez la voz.

—¡Solo has

que se vaya! — dije con la voz entre cortada porque el dolor me dejo reducida a

rodillas.

—Tú no

puedes dejar no en este momento aún hay muchas cosas que debemos vivir juntos.

Escuche una

voz grabe y fue como anestesia ante el intenso dolor.

—¿Escucha

eso princesa? ¿Aún no lo recuerda? — pregunto, pero yo solamente quería volver

a escuchar su voz.

—Por

favor amada mía vuelve a mí sin ti yo soy menos que nada.— y como si mi petición fuese

escuchada aquella voz se volvió a escuchar.

—Ve princesa

alguien la está esperando, pero si no lo recuerda no podrá salir de este

lugar.— me dijo.

Yo tragué

saliva ruidosamente ante lo que dijo o sé que me pasaba porque no recordaba

nada, pero al escuchar aquella voz de hombre mi cuerpo pedía ir con él sin y mi

cabeza dolía más por el esfuerzo de tratar de recordar de quien se trata.

—Hola mi

amor— dio una voz a la derecha.

Una voz que

hasta con los ojos cerrados reconocería.

—¿Mamá? —

balbuceé poco, ya que al girarme la pude contemplar.

Su cabello

castaño igual que el mío y sus ojos que eran idénticos casi parecíamos hermanas

no madre e hija, pero aun así cuando ella era bondad y amor yo era explosiva y

un poco cruel.

—¿Qué haces

aquí, bebé?— me pregunto mientras se acercaba a mí y me rodeaba con sus brazos

justo como lo hacía luego de regresar de la escuela.

—Mamá—

susurré con la voz rota desde que ella murió deseaba sentir sus brazos

abrazándome y diciendo que todo estará bien.

—Ya pequeña

ahora estoy aquí— me consoló aún en sus brazos.

Yo no sabía

que decir solo quería estar de esta manera con ella y que jamás me dejara.

—no sé

cuanto tiempo pasamos en esta posición y no me importaba, pero mi madre no

pensaba lo mismo porque me separo de ella e hizo que la viera.

—Tienes que

volver corazón— me dijo con decisión en su mirada, pero sin perder el amor.

—No quiero—

le dije siempre de terca.

—Tienes que

hacerlo en este lugar no hay nada para ti cariño— me dijo, pero yo negué.

—Tú estás

aquí, eres todo lo que necesito— dije, pero ella negó.

—¿Por qué

no quieres recordar cariño? — me pregunto ella, pero yo fruncí el ceño.

—¿Qué debo

de recordar? — le pregunte a ella sin entender realmente el por qué no me

quería a su lado.

—Hija hay

alguien que te espera y si tú no vuelves con esa persona cosas muy malas pueden

pasar— iba a replicar, pero ella no me lo permitió. —Sé que tú lo sientes hija,

pero te niegas a reconocerlo— dijo y toco mi pecho —Tu corazón reclama a esa

persona, pero tu mente no lo quiere aceptar— me dijo.

Desvié mi

mirada sabía que ella tenía razón, pero algo me decía que si yo recordaba jamás

la podría volver a ver y me negaba a aceptar eso.

—No quiero

irme porque sé que jamás te volveré a ver me dejarás otra vez.— le dije con voz

quebrada por el chanto.

—Cariño— me

hizo verla a los ojos. —Yo jamás me alejé de ti y aunque no me puedas ver

siempre he estado contigo— me dijo con un radiante sonrisa.

Al ver sus

ojos algo vino a mi mente un par de ojos verdes mirándome con amor un amor tan

incondicional uno que me hace sentir en casa.

Y como si

este fuese un detonante un centenar de imágenes pasaron por mi mente cuando

conocí a Dark y también a Ares.

—Siempre te

protegeré mi niña— escuché a lo lejos la voz de mi madre justo al momento de

que la oscuridad me abrazara.

*+*

—¿Se lo

dirás? — escuche la voz de Dark a los dejos y aunque trate de abrir los

ojos no podía el cansancio en mi cuerpo no me lo permitió.

—Aún no.—

dijo la voz de Ares.

No sabía de

lo que estaban hablando porque no estaba prestando atención solo quería poder

abrir los ojos.

—Ella tiene

que saberlo— se escuchaba notablemente molesto—Porque si se entera por terceros

ten por seguro que te odiara. — sentencio y se sentía el ambiente tenso.

—Dije que

no. Ella tiene que estar tranquila para así poder protegerla. Así que nadie le

dirá nada.— Dijo él con voz grabe dejando callado a Dark.

Sabía que se

trataba de mí y que por más que trataba de abrir los ojos para preguntar el por

qué no pude porque la oscuridad otra vez me estaba consumiendo.

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Comments

Omirsa Benites de Salcedo

Omirsa Benites de Salcedo

Demasiados errores, por favor trata que los demás capitulos están bien, la novela es buena, me encanta

2022-09-28

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