Capítulo 13: Una bella voz

Cuando estaba en mi mundo, era alguien donde la gente consideraban "gordito". Usaba lentes y mi cabello era corto y negro, nunca había dado mi primer beso y cuando me declaré a una chica en público, me humilló. Desde ese entonces, cerré mi corazón para que no volviera a salir lastimado y me inundé en el mundo de los videojuegos.

— Cantame

— ¿P-Perdón?

Es extraño, no necesito mirarla para sentir que su alma es muy bondadosa. Si me miraras a los ojos .. ¿No huirás de mi?. Levanté mi mano para tomar los cabellos blancos que caían por mi rostro y besarlos, era como si tocara a la gema más preciosa del universo.

— Tu voz .. es como la de un angel, cantame.

Esta vez no escuché una respuesta de ella, pero si logré oler la fragancia de jazmín en su cabello. Ah, ahora si me siento un pervertido, ¿La estoy asustando?, creo que debería detenerme.

Pero lo siguiente que escuché, fue una melodía que salió de su voz.

Comenzó a cantar, una dulce melodía, triste pero alegre, como una canción de cuna. Incluso estaba seguro de que me iba a dormir en ese momento pero no quería despedirme así de ella. No lo pude evitar, realmente no pude.

Terminé tomando su mano y besando sus dedos.

Sus manos eran suaves pero no tan suaves como las de una dama de la nobleza que jamás tocó una escoba. Ella trabaja en algo, haz hecho algo, ¿Que hacen tus dulces manos, mi angel?.

— ¡Joven amo!.

De pronto, la melodía se detuvo. Mi cabeza volvió a tomar el suelo y mi angel dijo que tenía que irse. Luego hubo un silencio que me hizo dudar si estaba soñando o no.

— Joven amo .. ¿Joven amo?.

— Silencio, Noah, ¿No ves que mi angel está cantando?.

— Pero .. no hay nadie aquí.

Esta vez logré abrir los ojos y miré a mi alrededor, y si, no había nadie. No sé quien era aquella mujer pero tenía la voz tan dulce que me hizo sonrojar de felicidad pero a su vez, también maldije por dentro, porque ni siquiera pude observar su rostro.

— Joven amo, lo estaba buscando porque .. el orfanato, se está incendiando.

— ¡¿QUE?!.

Como si la noticia fuera un balde de agua fría, ni siquiera me detuve a preguntarle a Noah sobre los detalles. Salí corriendo hasta el primer guardia que encontré, tomé su arco y flechas, monté su caballo y salí del castillo.

¿Como es que está ocurriendo esto? Se supone que el incendio no ocurriría sino hasta dentro de seis años. Observé todo, fugas, gas, fósforos y velas, no entendía lo que estaba sucediendo y sin embargo, lo que más me preocupaba, eran los niños. Incluso si fuera temporal, les daría refugio en el castillo hasta construir otro orfanato.

Pero .. ¡Ah, maldición!.

Por muy difícil que suene, apenas tengo 13 años, no tengo poder y cualquier petición que le haga al Rey, podría ser rechazado, es cierto lo que dijo Noah, mi padre no tiene razones para aceptar mis peticiones, mucho menos ahora que sé que Richi también está recibiendo los estudios imperiales.

La historia está cambiando y mis planes también.

Llegué al pueblo en el caballo y podía observar todo el alboroto. Las personas del pueblo apenas acababan de apagar las llamas y ahora todo el lugar se había convertido en cenizas. Incluso algunos ladrones trataban de robarse lo poco que había, así que les lancé algunas flechas como amenaza para que no se acercaran. Lo único de lo que estaba orgulloso, es mi puntería cuando estoy sobre un caballo.

Me aseguré de bajar y caminar entre las cenizas, aún había restos de fuego pero me dediqué a buscar a alguien pero no había nadie, solo encontré el cuerpo de la monja, quien parecía estar dando sus últimos respiros. No dudé en acercarme a ella y luego sentarme a su lado, poco me importó ensuciar las ropas.

— Está bien, ya vendrán los médicos. —Le dije de manera calmada para tranquilizarla. Morir quemado es una de las peores muertes y me quedaría a su lado para que no se sintiera sola.

En lo poco que conocí a la monja, era alguien muy cálida y era amada por los niños. Tan solo ese recuerdo hizo que brotaran algunas lágrimas. Saqué un pañuelo y tomé su mano con cuidado.

— J-Joven Jaimito

— No digas más. —Le sonreí.

— L-Los niños, lo siento, se los llevaron ..

— ¿Quien?. —Intenté responder de manera más calmada pero me costó. Cuando revisaba las cenizas, no encontré el cuerpo de ningún niño.

— P-Para .. esclavos .. Vra ..

Y así, sin más, la monja dió su último suspiro. Esta vez no pude soportar las lágrimas. Si tan solo hubiera tenido poder, si tan solo hubiera mandado a un guardia a cuidarlos.

¡MALDITA SEA!

Di un fuerte golpe contra el suelo. Que impotencia, que maldita impotencia. Algo está sucediendo en el Imperio y no puedo mover un solo dedo para ayudar. Incluso si me salto las normas, me aseguraré de mencionarle el tema al Rey.

Y ¿Esclavos? Los niños siguen vivos pero si se convierten en esclavos, esa dulce sonrisa que tenían .. no la podré proteger. Sé muy bien lo que ocurre en mi mundo cuando las personas son secuestradas y en este mundo, no es la excepcion.

— Joven amo .. —Escuché que Noah llegó atrás de mi, y con el sonido de otros guardias, comprendí que no estaba solo.

— Perdón .. perdoname. —Le dije unas últimas palabras a la monja.— Espero, que esta vez puedas descansar. Muchas gracias por tu arduo trabajo.

Deje que el sonido del viento, le hiciera llegar mis palabras a esa monja, donde quiera que esté.

Al día siguiente, el Rey me convocó personalmente a su estudio, tenía una idea en mente sobre lo que iba a decir porque Noah mencionó que todos se preocuparon por mi ausencia, incluso algunos nobles estaban rumoreando de que me habían secuestrado, aunque no era así, las personas secuestradas eran otras.