Capítulo 4: Otros de mi edad

Todo es muy diferente, eso está muy claro. Cerré el libro que sostenía mientras estaba sentado bajo un árbol. El cielo se veía muy hermoso, los sirvientes siempre iban de un lado a otro y no tenía inconveniente para visitar a mi hermano menor pero cuando quería ir a ver a mis padres, no me lo permitieron, me dijeron que estaban muy ocupados. No sé como es ser Rey o Reina más que en los videojuegos pero ni siquiera me han visto.

¿Acaso no se preocupan por sus hijos?

Aún así, soy demasiado joven para inmiscuirme en esos temas y no sé como irá la trama a partir de ahora, quizá .. pueda descarsar unos segundos.

Solo tuve que recostarme en la corteza del árbol y mis ojos comenzaron a cerrarse, no tenía idea lo que agotador que era vivir aquí. Todo era muy tranquilo, y tan fresco.

-Poke-

El sueño se quitó cuando sentí que alguien tocó mi mejilla. Me quejé un poco hasta abrir los ojos. Frente a mi, había una niña de mi edad que me miraba con una risa.

— No me toques. —Respondí.

Ah, me puse gruñon, supongo porque interrumpió mi sueño. Debo escoger mejor las palabras, no quisiera ocasionar un malentendido.

— Lo lamento, saludos lady, ¿Podría saber su nombre?. —Pregunté, la mitad de mi alma seguía dormida aún, pero al menos estaba despierto como para levantarme.

Ahora que la veía mejor, era muy linda, tenía el cabello rojo y unos ojos como gemas de esmeralda. Ella también se levantó y se inclinó con gracia, como en las novelas de época.

— Su alteza, me llamo Angelica Pierre, del ducado Pierre, para servirle.

— Ah, ¡Angelica!.

De manera inesperada, un hombre cuyas ropas eran elegantes y finas, comenzó a acercarse a nosotros, estaba perdiendo el aliento cuando llegó. Tuvo que tomar unos segundos antes de volver a erguirse.

— Mis disculpas, su alteza, mi hija se escapó cuando no me di cuenta. Espero que no le haya ocasionado ningún inconveniente.

— Para nada, se ha comportado como toda una señorita de su edad, debería estar muy orgulloso, Duke.

No sabía si despertarme era un acto inmoral o algo así pero como no quiero ser odiado, ni quiero que nadie tenga motivos para matarme, por ahora será mejor halagar a las personas, lo mejor que pueda.

— ¡Estoy honrado de sus palabras, su alteza!. —Respondió.— De cualquier manera, ya terminé mis asuntos aquí, así que pasaré a retirme, que tenga un excelente día.

— Que la gloria del sol, los guíe en el camino. —Dije.

Mientras se marchaban, comencé a pensar en las dos cosas que me di cuenta.El Imperio de Landcaster tenía el emblema de un sol, supongo que este Imperio creían en el sol como un Dios o algo así y por otro lado, el Imperio de Deland, era representado por el emblema de una Luna, se supone que el sol y la luna deberían complementarse, como un yin y el yan pero aquí es distinto, aquí ambos Imperios están en constante conflicto, viven un roce de disputas. Es como si alguno de ellos esperara a que el otro se mueva mal para iniciar una guerra.

¿Por qué no lo hablan? Debe haber un motivo.

Lo segundo es que el Imperio de Landcaster tampoco ha hecho un esfuerzo por hacer negociaciones con otros pueblos. El Rey actual ni siquiera ha querido hacer vínculos ni conexiones. Somos como un abuelito que vive y trabaja para si mismo.

— Joven amo, el Rey lo está buscando. —No me di cuenta cuando una criada se acercó a mi.

— Enseguida iré.

Si tan solo me dijera lo que está sucediendo, es un gran problema porque no sé nada de la novela, ni como se desenvuelve la historia y no creo que me cuente algo porque a sus ojos, todavía soy un niño, pero ..

Mientras me marchaba hacia el estudio de mi padre, miré de reojo a la criada que me había dado el mensaje, quizá ellos tengan más oído en todo el castillo, puedo hacerles preguntas de manera discreta. Por ahora, veré que quiere el Rey, dudo mucho que quiera darme las buenas tardes.

Cuando llegué afuera de su estudio, abrí la puerta dando un respiro.

— Saludos, Rey de Landcaster, que el sol guíe sus mandatos y nos guíe a un pueblo de paz. —Dije con un brazo atrás, una inclinación y con el ceño fruncido. Es un saludo demasiado largo pero me enseñaron que es un saludo con el que debo dirigirme a mis padres.

— Toma asiento, Lancelot, traje tu té preferido. —El Rey seguía mirando unos papeles, sin siquiera mirarme.

Me senté y bebí el té. Tenía un aroma delicioso pero era una planta que conocía muy bien: Manzanilla.No sabía que era el sabor preferido de Lance, no es mi favorito pero debo decir que me gusta.

Hubo un silencio eterno, pero yo seguía disfrutando del té mientras miraba a mi alrededor. El lugar estaba lleno de libros, pergaminos, también logré ver mapas y mucha tinta. Podía imaginar que esto era todo el trabajo de un Rey. Con solo pensarlo, me daban ganas de renunciar ya pero no podía decirlo en este momento. También vi un recuadro del Rey y la Reina junto a mi pero no estaba Richi, algo que me pareció muy extraño.

— Lancelot, te acabo de asignar a tu propio mayordomo, es alguien de la nobleza y está lo suficientemente capacitado para seguir tus ordenes.

— De acuerdo, padre. —Respondí.

— ¿No vas a hacer una rabieta y preguntarme por qué?.

¡¿QUE CLASE DE NIÑO MALCRIADO ERAS LANCELOT?!.

— Las órdenes de padre son absolutas. —O al menos hasta que consiga voz y voto para poder renunciar al título, intentaré ganar tu favor.

— De acuerdo, parece que ya creciste. —El Rey se levantó, fue ahí que me di cuenta de lo alto que era, ¿Cuando medía? ¿Dos metros?.

El Rey indicó a una de las criadas a traer a un niño. En el momento en que el pequeño, vió mis ojos, pareció temblar. Tenía dos años más que yo pero tenía un aspecto debil y tembloroso. Quizá podamos hacer un trato, si me ayudaba, yo lo ayudaba. Me parece justo.