LA INDICADA

Abel se encontraba dando la vuelta en su coche con Georgina, a él le gustaba más pasear de la mano con sus novias, pero Georgina a diferencia de las otras no le gustaba caminar mucho con el pretexto de que sus zapatos altos le cansarían y dejarían doliendo los pies, pero prefería usarlos, diciendo que antes muerta que sencilla, la imagen era lo importante, una dama debe estar siempre presentable y otras frases parecidas, así que por darle gusto paseaban en el coche y se paraban al lado del parque mientras tomaban su helado, desde ahí observaban a la gente caminando, corriendo o jugando, mientras platicaban.

Cada vez que tenían oportunidad, le pedía que la llevará a comer y dar la vuelta a algún centro comercial, donde si se olvidaba de que podían dolerle los pies, mientras recorría cada pasillo, señalándole cada cosa que le gustaba, haciéndole saber que deseaba adquirir eso que le enseñaba.

Mira bebé, ese vestido está precioso, wowww, es muy bello, es muy hermoso, si algún día quieres hacerme un regalo, puede ser algo así como ese vestido, dijo haciendo cara de tanta emoción que para complacerla terminaba regalándoselo.

¡Ohhhh!, mira qué bello bolso -decía señalando en los aparadores - está hermoso, ojalá pudiera llevarlo conmigo, dijo haciendo pucheros.

¿De verdad te gusta mucho?

Sí, mucho, decía mientras se colgaba de su brazo.

Sí, vamos, te lo voy a dar de regalo corazón.

Gracias mi vida, eres el mejor.

No, no, no, no puede ser, ese reloj es el más hermoso que he visto de haber sabido que me gustaría tanto, no te hubiera dejado comprarme el bolso y mejor te hubiera pedido de regalo el reloj, auch, que coraje conmigo.

Y muchas frases más, de esa manera lo hacía sentir que deseaba mucho adquirirlos y muchas veces por hacerla feliz le termino comprando las cosas que veía, incluso varias en un solo día, él no tenía una cartera de cantidad ilimitada como sus padres, pero entre su mesada y lo que le daban por trabajar en la empresa le alcanzaba para poder solventar muchos de los regalos que le hacía a su novia.

Frente a él y frente a todos era la novia más cariñosa, acomedida, preocupada, con iniciativa, se adelantaba muchas veces a lo que sentía que él podía necesitar cuando estaban juntos, era la novia perfecta, ninguna de sus novias podía parecer mejor que ella, pero entre más avanzaba en sus estudios Abel, empezaba con sus prácticas, ayudaba a su padre,  a veces le quedaba poco tiempo para su novia, por lo que cuando podía estaba con ella pidiéndole que le disculpará por tenerla un poco abandonada, pero ella como era muy comprensiva, le decía que no tenía que preocuparse, mientras lo que tuviera de tiempo se lo dedicará a ella, con eso ella se conformaba, que la amará y no dejará de hacerlo, era suficiente.

Un día salieron a dar la vuelta a la playa, ya era algo tarde, empezaba a oscurecer cuando regresaron, pasaron a un centro comercial, ya que Georgina necesitaba comprar algo, le pidió quedarse en una parte apartada del estacionamiento, cuando salieron del centro comercial, Abel ya estaba a punto de encender el coche cuando Georgina se subió sobre él besándolo con mucha lujuria, Abel trató de detenerla, pero la intensidad del beso le hizo sentir un fuerte deseo de seguir, por lo que, ayudándola a colocarse en su lugar la llevo aún hotel cercano del lugar, donde dejaron que salieran esas sensaciones que les inundaban, pero, dentro de toda la pasión y lujuria, Abel se cuidó, ya que su padre había hablado mucho con él desde su primer noviazgo, para que tuviera las precauciones debidas, ya que un embarazo siendo muy joven no sería bueno para sus planes futuros y menos si aún no terminaba sus estudios.

Georgina, le decía que no le importaba si no se cuidaba, que ella era feliz sintiéndolo natural, además, de que, si en un futuro formarían una familia, no importaba si se adelantaban un poco, también le dijo que ella se cuidaría y tomaría la pastilla de emergencia, Abel acepto que se la tomará para minimizar al máximo cualquier riesgo, pero de todos modos él también se cuidó, porque Abel no acepto que fuera de otra forma y fue la única condición para continuar con lo que tenían, no quedándole de otra, que aceptar esa oportunidad de estar a su lado, ya que tenía miedo de que no cumpliera con su palabra de casarse cuando terminaran la carrera, así que al salir de ese lugar compro la pastilla y la hizo tomársela frente a él.

Después de ese día Georgina siempre le estaba diciendo que le gustaba mucho estar con él y le insistía en cada oportunidad que tenía para pasaran un rato en la intimidad, ya que, como se amaban mucho eso era normal, incluso después del acto siempre le estaba diciendo que si formaran la familia que ella deseaba, así podrían estar cada día y cada noche juntos, despertando abrazados después de hacer el amor, pero, él le recordaba que tenían un trato y si desde el inicio no lo cumplían, era muestra que no serían capaz de cumplir sus metas por no tener la paciencia y cuidado para lograr cada cosa que se propusieran, por lo que Georgina tuvo que aceptar esperar otro tiempo antes de que pudieran unir sus vidas, solo esperaba que no sé alargara más tiempo de lo que ya lo había hecho.

Abel a veces no entendía por qué Georgina insistía tanto en que se adelantaran y que ya formaran una familia, ya que casarse no era cualquier cosa y vivir juntos no estaba dentro de las cosas que sus padres aceptarían para su hijo mayor, además, cada día faltaba menos para terminar la carrera, solo unos pocos meses y terminarían el semestre y solo quedaría los trámites y demás protocolos para poder obtener su certificado y cédula profesional, donde se mostraría que eran oficialmente profesionistas.

También estaba el hecho que Abel no tenía contemplado que ahora estudiaría un postgrado, ya que al estar en la empresa ayudando a su padre, vio la oportunidad y tuvo el deseo de aprender más conocimientos que le ayudarían en un futuro a desarrollar en la empresa, así como aún no tenía una casa para ofrecerle a su futura esposa, puesto que no era prudente casarse y llevarla a vivir a casa de sus padres, porque cómo por ahí se dice, el casado, casa quiere.

Abel ya había visto los horarios, fechas de inscripción, pago, lugar y todo para seguir sus estudios, incluso Belinda también estaría en la misma especialidad, debido a que se relacionaba con lo que ambos habían estudiado, a pesar de ser diferentes carreras las que tenían. Así fue como el tiempo en los planes de estudio de Abel se alargaron dejando a Georgina muy molesta y mortificada, porque eso solo significaba que pasaría esperando más tiempo para ser la mujer de Abel e irse a vivir con él, sin embargo, no tenía idea que pronto la vida de ellos tendría un giro y podían cambiar las cosas para ambos, tal vez para bien, tal vez no, pero de que cambiaría, lo haría.