Mi nombre es Abril..
Mi vida se rompió en mil pedazos el día en que lo conocí...
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capitulo 10
Punto de vista, Abril...
Me desperté y estaba sumamente adolorida, todo mi cuerpo tenía moretones y chupetones como si hubiera estado en medio de una batalla de boxeo.
Me levanté y pude notar las manchas de sangre en las sábanas de la cama, se me salieron algunas lágrimas luego de recordar lo ocurrido, no me dolía lo que había pasado, lo que me dolía realmente eran sus palabras, se había comportado de una forma tan fría que me dolía el corazón.
Me fui a dar una ducha, luego me puse un vestido azul marino, suelto y suave, mi ropa interior lo más cómoda posible.
Busque unas sábanas en el armario y cambie la cama, intenté guardar lo mejor posible las pruebas de lo que había ocurrido anoche.
Aunque tenía un poco de hambre prefería no salir de mi habitación, esperaba a que Mossy en algún momento se apareciera para poder pedirle de comer.
Comencé a leer un libro, era lo único que podía hacer en esta prisión, aunque si lo pienso, tenía que seguir con mi vida, tenía que dejárselo claro a mi esposo, ya que tengo clases en la universidad, y no iba a dejar de estudiar solo para estar aquí todo el día sin tener nada que hacer con mi vida, eso solo era ocupación de mi hermana, estar por la vida sin hacer nada bueno o idóneo por su crecimiento personal.
Se hicieron las 12 del medio día y me empezó a dar aún más hambre, quería salir, pero tenía miedo de encontrarme con mi esposo y que me gritara o me ofendiera.
Esperé, hasta que escuché que alguien abría la puerta de la habitación.
Coloque una sonrisa de oreja a oreja porque pensé que era Mossy, pero rápidamente mi sonrisa desapareció.
Era mi esposo, tenía una mirada de fastidio en su rostro, sus expresiones lo decían todo, sin necesidad de que hablara.
Eso me hizo temblar en el lugar donde estaba sentado.
Me pregunta molesto - ¿No vas a venir a comer conmigo en el comedor de esta casa?, ¿acaso piensas morir de hambre? - mirándome con molestia.
Empiezo a levantarme de la cama.
Pero primero decido enfrentarlo.
Le respondo desafíante, ya no importaba nada más, si vino por pelea, eso tendrá - Pensé que me detestabas, así que pensé que lo menos que querrías hacer sería compartir tu mesa conmigo -
Después de todo, ni siquiera sé de dónde vino tal audacia de mi parte.
Se quedó helado, es como si le diera una bofetada de guante blanco.
- Date prisa, te lo dije, debes comer, no me sirves si enfermas - fue lo último que dijo, casi en un susurro inaudible.
Se apresuró a salir de la habitación.
Me quedé completamente estático, pensé que me respondería de otra manera, con cierta rudeza.
Salí de mi habitación y me dirigí directamente al comedor, que era muy hermoso, cristalería fina y mármol blanco.
Me senté en una de las sillas, lo más lejos posible de él.
Me miró y dejó escapar un gran suspiro.
Me dice un poco nervioso - Siéntate en la silla a mi lado, no tienes que estar tan lejos de mí, después de todo compartiremos esta mesa diariamente, en las tres comidas al día o más, debes saber que esa es una de mis reglas, mientras estés en esta casa me acompañas a comer, así que debes adaptarte a mis horarios de comida, para no dejarme comiendo solo - comienza a mirar su teléfono.
Me levanté de mi silla y me senté a su lado.
Le contesto con un poco más de calma, esto parecía buena señal, quizás nos podríamos llevar un poco mejor - Entiendo, me levantaré un poco más temprano, a partir de ahora -
No apartó los ojos de su teléfono ni por un segundo.
Nos sirvieron el almuerzo y antes de terminar, decidí informarle que continuaría con mis estudios, quería que él entendiera lo importante que era para mí, mi educación.
- Alex, quiero seguir estudiando, volví de Europa para entrar a Harvard y lo logré, así que quiero seguir con mi carrera - le digo, en parte como una súplica para que me deje ir, y en parte para que me salir de esta casa. él debe entender que necesito estudiar.
Puso sus ojos como platos, es como si le hubiera caído el veinte con esa información.
Me contesta distante, como intentado mantenerse imperturbable - Entiendo, trataré de que todas tus clases sean vía internet, debo llamar a mis contactos, para que puedas ver las clases desde aquí, sin que tengas que salir e ir a otro lado -
Le reclamo un poco molesta e indignada - Pero Alex, quiero salir, ¿por qué no puedo ir a la universidad como una chica normal? -
Me responde furioso, casi que a la defensiva - Porque ya no eres una chica normal, ahora eres mi esposa, eres una Connor, y no puedo permitir que te metas en ningún escándalo, ni que te pase nada, no puedo permitir que te metas en problemas o que te vean con otro hombre que no sea yo, mi reputación y la de mi familia estaría por el piso - fueron sus últimas palabras, mientras sale del comedor, dejando su comida a medio terminar.
Por lo visto la vida me estaba golpeando en dónde más me dolía, mis estudios, todo por lo que he luchado se irá a la cañería porque mi esposo no quiere tener ningún escándalo en su familia perfecta.