El es peligroso, temido, ama el poder y no le interesmla el amor, pero después de conocer a Adriana todo su mundo cambiará. La vida de todos tomará rumbos inesperados. El romance, dominacion y poder, cambiará la vida de todos.
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El precio que tendrás que pagar por Tu secreto...
—Ahora que estás más cómoda, vamos a la habitación nuevamente a hablar— él inicia el camino y ella va detrás de él.
—sí, señor— responde la joven muy nerviosa y sin saber cuál sería su destino a partir de ahora.
Ambos llegaron hasta la habitación con el techo de cristal.
—sabes Adriana, tú no subiste, yo te traje a la cama, ya que estabas en el suelo-el camino hasta llegar y sentarse en el sillón - quiero que te quedes de pie frente a mí.
—¿señor, porque hizo eso? Y me disculpo por quedarme dormida— ella estaba de pie frente al joven Reynaldo con la cabeza abajo.
—además, dime cómo es que puedes crear ese aroma con tu cuerpo? – Pregunta de forma seria— quiero que me mire y que seas honesta.
— no sé desde cuándo, pero …— traga seco, ya que, siempre fue tratada como un bicho raro.
—ven y acércate Adriana— le dice en tomo de orden a la joven que está a punto de llorar.
Ella camina y queda a un metro de su jefe.
¿-Imagino que esto es quizás un secreto y te asusta el hecho de que lo descubrí, verdad?
—s—, señor, no se asuste por favor
¿-Sabes que al entrar a esta casa ya eres parte de esta propiedad verdad?
—no entiendo señor
— si pequeña no tienes que temer y como eres parte de esta propiedad no te pueden tocar ni mucho menos deben saber nuestro hermoso secreto— mientras él hablaba se levanta y rodea a la joven hasta llegar a su espalda y finaliza su comentario en el cuello de ella.
— señor…— cierra los ojos al sentir el aliento de su jefe detrás de su cuello.
—Sabes que no es malo lo que eres —le sigue hablando sin tocarla y él ella está temblando del placer que le provoca a su cuerpo tenerlo hablándole de esa forma.
Cada sensación que recorre su cuerpo es nueva para ella.
—que provoca que esparzas ese olor a bosques de pino, Adriana?— le habla mientras toca con un dedo el lóbulo de su oreja izquierda
—Agg! – suelta un gemido involuntario
—dime
—siempre que me pasa es cuando estoy triste y si eso me hace llorar, no sé si de alguna otra forma…(respira profundo, ya que se le dificulta hablar)
— híncate – Rey le ordena de forma firme desde atrás de su cuello
Adriana inmediatamente de inca y se siente temerosa de lo que le fuera a hacer.
—Te asusta que te hable así?— caminado hasta llegar frente a ella
— (Adriana guarda silencio y cerró sus ojos)— de pronto sale ese rico olor y Rey disfruta con mucho gusto de su aroma.
En ese momento Reynaldo quería sentir más. Toma a Adriana del cabello y la pone de pie y la ve a los ojos.
—mírame Adriana.
—Adriana lo ve a los ojos mientras salen sus lágrimas y tiembla de miedo. La esencia de Adriana es más intensa y más dulce para él.
Ella no sabe que el Rey es un Demonio encerrado y no tiene la verdadera forma de satisfacer su necesidad de placer. Esta joven lo ha despertado y no quiere dejar de sentir ese aroma.
Rey suelta el cabello de Adriana y se acerca y se inclina hasta alcanzar su cuello y frotar su nariz en este.
Adriana no deja de temblar y sus piernas ya no pueden sostenerla y antes de caer al suelo él la atrapa en sus brazos.
—¿Quién eres?— pregunta ella mientras él la lleva hasta la cama.
—Sabes muy bien quien soy pequeña y quiero escucharlo de ti misma como la otra noche … ¡Ja, ja, ja…! ¡DILO!
—eres mi señor. ¡Eres mi amo!
—muy bien y ahora debes…-le aprieta sus muslos que quedan al descubierto al acostarla…— mmm
—ahhh… Eso duele mi señor (sale su aroma por el dolor que la hizo sentir)
— mmmm … Baja su cabeza hasta la parte que apretó con sus manos y ahora le pasa su lengua de abajo hasta arriba y…
¡-mm ahhh! Ella suelta un gemido involuntario y tapa su boca porque es la segunda vez que le pasa y sale ese olor dulce parecido a caramelo.
— sabes deliciosa… Mmm— vuelve a lamer su muslo y se acerca a su entrepierna y…
—ahhh (grita)— empieza a patalear porque esa sensación solo le provocó miedo a su inocente cuerpo y mente (vuelve ese olor a bosque de pinos)
Rey la tomó del brazo y la bajó de la cama y la colocó de espalda a la pared.
—te vas a quedar en esa posición hasta que entiendas que me tienes que obedecer … . Soy tu amo y señor y sabes lo que debes hacer… Este es el precio que tienes que pagar por tu secreto, digo ja, ja, ja nuestro secreto.
—sí señor
— tú quieres estar aquí, ¿verdad pequeña?
—sí señor
¿-entonces…-aun de espaldas lleva sus manos hasta tocar los labios de Adriana.— sabes algo? Hoy me has otorgado algo que nadie ha logrado, ¿quieres saber?