Zoe es una joven brillante y apasionada por los videojuegos. Después de años estudiando y perfeccionando sus habilidades en el extranjero, regresa con un sueño claro: Trabajar en Titan Games, la empresa líder en el desarrollo de videojuegos.
Pero hay un problema...
El CEO de la empresa, Leonardo Montenegro, tiene una regla estricta: NO MUJERES en el equipo de desarrollo. Su amarga experiencia con su exnovia, quien lo dejo plantado en el altar, lo convenció de que las mujeres solo traen drama y complicaciones innecesarias.
Zoe, indignada Pero determinada no está dispuesta a dejar que el machismo arruine su carrera. Con la ayuda de su mejor amiga Liliana, una maquilladora profesional, se transforma en Zack: Un chico reservado y serio con un talento excepcional para él código y el diseño de videojuegos.
Logra entrar en la empresa, pero pronto se da cuenta de que mantener su identidad oculta no sera nada fácil.
NovelToon tiene autorización de Alvarez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 9: UN DESAYUNO DEMASIADO INCÓMODO
Zoe entró a su habitación y se dejó caer en la cama con un suspiro dramático.
Esto se estaba saliendo de control.
Leonardo estaba teniendo una crisis existencial por culpa de ella, y Gabriel lo estaba disfrutando demasiado.
No podía seguir sola con esta locura. Necesitaba refuerzos.
Sacó su celular y marcó por video llamada.
—¡LILI, SOCORRO!
Su mejor amiga y compañera de departamento apareció en pantalla con una mascarilla verde en la cara y un tazón de palomitas.
—¿Por qué gritas?
—¡Porque me voy a volver loca! —Zoe se revolvió el cabello—. ¡Leonardo piensa que se está volviendo gay porque le gusto!
Lili se quedó en silencio.
Y luego…
ESTALLÓ EN CARCAJADAS.
—¡No es gracioso!
—¡Es lo más gracioso que he escuchado en mi vida!
Zoe bufó.
—¡Estoy en crisis y tú te ríes!
Lili intentó calmarse, pero su risa se colaba entre sus palabras.
—Ok, ok, dime exactamente qué pasó.
Zoe le contó TODO.
La cena, las miradas extrañas de Leonardo, la crisis en el taxi, la confesión a medias y cómo ahora él estaba en un dilema existencial creyendo que le gustaban los hombres.
Lili se secó las lágrimas de risa.
—Entonces… básicamente le gustas, pero no lo sabe.
—¡Exacto!
—Y tú… ¿cómo te sientes al respecto?
Zoe se quedó en silencio.
—No lo sé.
Lili alzó una ceja.
—¿No lo sabes… o no quieres saberlo?
Zoe se hundió en su almohada.
—Voy a colgar.
Lili sonrió con picardía.
—Descansa, Zack. Mañana será aún más incómodo.
Y tenía razón.
Porque cuando Zoe despertó, se vistió, se acomodo su peluca, y bajó a desayunar…
La incomodidad era tan densa que se podía cortar con un cuchillo.
Zoe llegó al comedor del hotel
y encontró a Gabriel y Leonardo en la mesa.
Leonardo estaba pálido, con cara de resaca y mirando fijamente su café como si le estuviera rezando.
Gabriel, en cambio, parecía disfrutar cada segundo de la incomodidad.
—¡Buenos días, Zack! —dijo con exagerado entusiasmo.
Zoe se sentó lentamente, como si cualquier movimiento brusco pudiera desencadenar un desastre.
—Ehh… buenos días.
Leonardo siguió sin levantar la vista de su café.
Silencio.
Más silencio.
Incómodo.
Terrible.
Finalmente, Leonardo se aclaró la garganta y miró a Zoe con una expresión tensa.
—Zack…
Zoe se preparó para el impacto.
—¿Sí?
Leonardo parecía luchar internamente antes de hablar.
—¿Yo… dije algo anoche?
Zoe parpadeó rápidamente.
Miró a Gabriel en busca de ayuda.
Pero Gabriel solo sonrió con diversión y se llevó una taza de café a los labios, claramente disfrutando el espectáculo.
—Eh… no mucho —respondió Zoe, tratando de sonar tranquila.
—¿Seguro?
—S-Sí… solo estabas… borracho y diciendo cosas sin sentido.
Gabriel bufó divertido.
—Ah, sí, cosas sin sentido. Como, por ejemplo, decir que Zack tenía “unos ojos muy bonitos” y que si fuera mujer te enamorarías de él.
Zoe casi escupe el jugo de naranja que see estaba tomando.
Leonardo se puso rojo como un tomate.
—¡Gabriel!
Gabriel se encogió de hombros.
—¿Qué? Preguntaste qué dijiste anoche. Solo estoy refrescándote la memoria.
Leonardo se cubrió la cara con una mano.
Zoe quería que la tragara la tierra.
—Yo… yo estaba borracho. No sabía lo que decía —masculló Leonardo.
Gabriel apoyó los codos en la mesa y sonrió malicioso.
—Ah, claro, claro. Borracho, pero honesto.
Leonardo lo fulminó con la mirada.
Zoe se aclaró la garganta, intentando cambiar de tema antes de que esto se saliera aún más de control.
—E-Entonces, ¿qué haremos hoy?
Leonardo pareció aferrarse a la oportunidad de huir del tema.
—Tenemos la última reunión con los inversionistas y luego volvemos a la oficina.
—Genial —murmuró Zoe, más para sí misma.
—Sí… genial —murmuró Leonardo, todavía sin atreverse a mirarla.
Gabriel sonrió para sí mismo.
—Bueno, me voy a preparar para la reunión. ¡Nos vemos en un rato! —dijo con rapidez, casi escapando de la mesa.
Leonardo ni siquiera la miró mientras ella se alejaba, y Gabriel la observó hasta que salió del salón.
Zoe se sintió aliviada de haber escapado, pero al mismo tiempo, sabía que la situación no iba a mejorar tan fácilmente. Tenía que lidiar con la realidad de que Leonardo no podía dejar de pensar en ella como algo más que un compañero de trabajo.
Y eso iba a ser un problema mayor si no encontraban una forma de solucionarlo.
💖✍🌟✍💖
Una novela que te atrapa y no logras parar de leer hasta el punto final. Es la primer novela que leo de su autoría y me ha dejado enganchada.
🌟✍💖✍🌟
Una trama buena y dinámica, con una narrativa hermosa y coherente y unos personajes muy bien diseñados.
🌟✍💖✍🌟
Ortografía y redacción... ¡De lujo! (Algo que siempre agradecemos los lectores más exigentes.)
💖✍🌟✍💖
¡Felicitaciones inmensas a la estimada escritora!
😆😆😆