En un mundo donde las sirenas pueden controlar el agua y los seres marinos a través de melodías ancestrales, Lira, una joven sirena de la tribu de las Ondinas, es conocida por su voz encantadora. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando, tras un accidente en el océano, pierde su habilidad para cantar. Sin su voz, Lira siente que ha perdido su conexión con su hogar y su identidad.
Desesperada por recuperar su canto, Lira decide aventurarse a la superficie, un lugar prohibido para su especie, donde se encuentra con un príncipe humano llamado Adrian. Él también enfrenta sus propios problemas: un reino dividido por la guerra y la presión de cumplir con las expectativas de su familia. A medida que Lira y Adrian se conocen, descubren que ambos pueden aprender el uno del otro y que sus mundos están más entrelazados de lo que pensaban.
NovelToon tiene autorización de Rosario z para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 9: La Voz Robada
El océano brillaba con el resplandor del amanecer, pero Lira no compartía la alegría del nuevo día. Después de la celebración del Festival de las Ondinas, la sombra del Maestro de las Sombras seguía acechando en su mente. Había algo inquietante en el aire, y no podía sacudirse la sensación de que algo malo estaba por ocurrir.
“Lira, ¿estás bien?” preguntó Nia mientras nadaban juntas hacia un claro. “Te ves preocupada.”
“Solo tengo un mal presentimiento,” admitió Lira, mirando hacia el horizonte. “Siento que el Maestro de las Sombras no se rendirá fácilmente.”
“Deberíamos estar alertas. No podemos permitir que vuelva a amenazarnos,” dijo Nia, sintiendo que la preocupación comenzaba a invadirla. “Debemos unir nuestras voces y seguir fuertes.”
“Sí, pero hay algo más… siento que él está planeando algo,” murmuró Lira, sintiendo que la inquietud comenzaba a crecer. “No sé qué, pero tengo miedo.”
“Debemos hablar con la reina. Ella sabrá qué hacer,” sugirió Nia, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “No podemos quedarnos aquí.”
“Vamos a hacerlo,” asintió Lira, nadando rápidamente hacia la cueva de la reina. A medida que se acercaban, el océano parecía vibrar con una energía inquietante.
Cuando llegaron, la reina las recibió con una mirada seria. “¿Qué les preocupa, jóvenes Ondinas?” preguntó, sintiendo la tensión en el aire.
“Su majestad, sentimos que el Maestro de las Sombras está planeando algo,” explicó Lira, sintiendo que la ansiedad comenzaba a aumentar. “No podemos ignorar su presencia.”
La reina frunció el ceño, su mirada grave. “Debemos estar preparadas. La oscuridad siempre busca la manera de infiltrarse en la luz. Pero no debemos dejar que el miedo nos consuma.”
“¿Qué debemos hacer?” preguntó Nia, sintiendo que la preocupación comenzaba a aumentar.
“Debemos unir nuestras voces y reforzar nuestros lazos. La música será nuestra defensa,” respondió la reina, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Pero también debemos ser cautelosas.”
Lira asintió, sintiendo que la tensión comenzaba a disminuir. “Juntas, podemos enfrentar cualquier desafío.”
Sin embargo, mientras se alejaban de la cueva, Lira sintió un escalofrío recorrer su espalda. “Nia, espera,” dijo, deteniéndose en seco. “Siento que algo se acerca.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Nia, mirando a su alrededor con inquietud.
“No lo sé, pero…” Lira no pudo terminar la frase. De repente, una sombra oscura emergió del agua, y el Maestro de las Sombras apareció ante ellas.
“¿Qué tenemos aquí? Dos pequeñas ondinas preocupadas por su futuro,” dijo el Maestro, su voz resonando como un eco distante.
“¡Tú!” gritó Nia, sintiendo que el miedo comenzaba a apoderarse de ella. “No te dejaremos hacerles daño a nuestras hermanas.”
“¿Y qué pueden hacer ustedes?” rió el Maestro, su risa resonando en la cueva. “Sus voces son dulces, pero no son más que un susurro en la oscuridad.”
“¡No tienes poder sobre nosotros!” exclamó Lira, sintiendo que la valentía comenzaba a florecer. “La música es nuestra fuerza.”
“¿Música? ¿Crees que eso te protegerá?” dijo el Maestro, acercándose lentamente. “Hoy, voy a demostrarte lo equivocada que estás.”
Sin previo aviso, extendió su mano y una ola de sombras se abalanzó hacia Lira. “¡No!” gritó Nia, tratando de proteger a su amiga. Pero las sombras envolvieron a Lira, y sintió que su voz comenzaba a desvanecerse.
“¡Lira!” exclamó Nia, sintiendo que la desesperación comenzaba a invadirla. “¡Resiste!”
Pero Lira no podía. La oscuridad la envolvía, y su voz se desvanecía como si nunca hubiera existido. “No… mi voz…” murmuró, sintiendo que el pánico comenzaba a apoderarse de ella.
“Ahora, la voz de la ondina es mía,” dijo el Maestro de las Sombras, riendo mientras se desvanecía en la oscuridad. “Ya no podrás unirte a tus hermanas ni cantar con ellas.”
“¡No! ¡Devuélvemela!” gritó Nia, pero era demasiado tarde. La sombra del Maestro se había ido, y Lira se quedó en silencio, atrapada en la desesperación.
“Lira, ¿estás bien?” preguntó Nia, acercándose con preocupación. “¿Puedes hablar?”
Pero Lira solo pudo mirar a su amiga, sintiendo que el vacío la invadía. “He perdido… mi voz,” murmuró, lágrimas de frustración llenando sus ojos.
“No te preocupes. Lo solucionaremos,” dijo Nia, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Debemos volver a la reina y buscar ayuda.”
Lira asintió, sintiendo que la tristeza la consumía. Nadaron rápidamente hacia la cueva de la reina, y cuando llegaron, la reina las recibió con una mirada de preocupación.
“¿Qué ha sucedido?” preguntó la reina, sintiendo la tensión en el aire.
“Su majestad, el Maestro de las Sombras ha robado la voz de Lira,” explicó Nia, sintiendo que la ansiedad comenzaba a aumentar. “No sabemos qué hacer.”
La reina frunció el ceño, su mirada grave. “Esto es grave. La voz de Lira es esencial para nuestra tribu. Debemos actuar rápidamente.”
“¿Cómo la recuperaremos?” preguntó Nia, sintiendo que la desesperación comenzaba a invadirla.
“Hay un antiguo ritual que puede ayudar a restaurar su voz,” explicó la reina. “Pero requiere que todas las ondinas unan sus voces en una canción poderosa. Solo así podremos enfrentarnos al Maestro de las Sombras y recuperar lo que ha sido robado.”
“¿Pero cómo puedo cantar si no tengo voz?” preguntó Lira, sintiendo que la tristeza comenzaba a invadirla.
“No te preocupes, Lira. Tu voz está dentro de ti, solo necesita ser liberada,” dijo la reina, su tono lleno de esperanza. “Juntas, podemos encontrar la manera.”
“¿Qué debemos hacer?” preguntó Nia, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer.
“Debemos reunir a todas las ondinas y prepararlas para el ritual,” explicó la reina. “Lira, debes concentrarte en lo que deseas expresar. La música no solo es sonido; es sentimiento y conexión.”
Lira asintió, sintiendo que la esperanza comenzaba a brotar en su corazón. “Haré lo que sea necesario para recuperar mi voz.”
“Entonces vamos, debemos actuar rápidamente,” dijo la reina, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “La oscuridad no puede prevalecer.”
Las ondinas se unieron, y juntas comenzaron a nadar hacia el claro donde se reunirían para el ritual. La energía del océano parecía vibrar a su alrededor, y Lira sintió que la conexión con su tribu se intensificaba.
“Recuerden, debemos unir nuestras voces en una sola,” dijo la reina, mirando a todas las ondinas. “La música es nuestra mayor fortaleza.”
“Estamos listas,” respondió Nia, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Haremos lo que sea necesario para ayudar a Lira.”
Cuando llegaron al claro, las ondinas se agruparon en un círculo. Lira sintió que el miedo comenzaba a desvanecerse mientras se unía a ellas. “Debemos hacerlo,” dijo, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear dentro de ella. “Quiero recuperar mi voz.”
“Estamos contigo, Lira,” dijeron las ondinas, sintiendo que la unidad comenzaba a crecer. “Juntas, podemos enfrentar cualquier desafío.”
La reina se adelantó y levantó sus manos. “Cierra los ojos, Lira, y concéntrate en lo que deseas expresar. Permite que tu corazón hable a través de la música.”
Lira cerró los ojos, sintiendo la energía del océano fluir a su alrededor. “Quiero cantar de nuevo. Quiero recuperar mi voz,” pensó, sintiendo que la conexión con su tribu se intensificaba.
Las ondinas comenzaron a cantar, creando una melodía poderosa que resonaba en el aire. Lira sintió que la música la envolvía, y aunque no podía cantar, su corazón latía con fuerza al compás de la canción.
“¡Sigue! ¡No te detengas!” animó Nia, sintiendo que la energía comenzaba a fluir. “Estamos contigo.”
A medida que la música resonaba, Lira sintió que algo comenzaba a despertar dentro de ella. “Mi voz… está aquí,” pensó, sintiendo que la magia del océano la rodeaba. “Debo dejarla salir.”
Las ondinas continuaron cantando, y la luz del océano comenzó a brillar con más intensidad. Lira sintió que la energía fluía a través de ella, y de repente, un destello de luz la envolvió.
“¡Eso es! ¡Sigue!” gritó la reina, sintiendo que la intensidad de la música aumentaba. “La voz de Lira está regresando.”
Lira se concentró en su deseo y, de repente, sentió que su voz comenzaba a resonar. “¡No! ¡No me detendré!” gritó, sintiendo que la magia del océano la envolvía. “¡Estoy aquí!”
La música se intensificó, y Lira sintió que su voz regresaba. “¡La recuperaré!” exclamó, sintiendo que la conexión con su tribu se fortalecía. “¡No dejaré que el Maestro de las Sombras gane!”
Cuando finalmente la canción llegó a su clímax, Lira sintió que su voz resonaba con claridad. “¡Lo hice!” gritó, sintiendo que la alegría comenzaba a desbordarse. “¡He recuperado mi voz!”
Las ondinas aplaudieron con entusiasmo, sintiendo que la energía del ritual las envolvía. “¡Lo logramos! ¡La voz de Lira ha regresado!” exclamó Nia, sintiendo que la alegría comenzaba a llenar su corazón.
“Recuerden, la música es nuestra fuerza,” dijo la reina, sintiendo que la conexión entre ellas se fortalecía. “Juntas, podemos enfrentar cualquier desafío.”
Lira sintió que la esperanza comenzaba a brotar en su corazón. Había enfrentado la oscuridad y había recuperado su voz. “Esto no ha terminado,” pensó, sintiendo que la magia del océano resonaba en su interior. “Debemos estar preparadas para lo que venga.”
“Estamos listas para enfrentar al Maestro de las Sombras,” dijo Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “No dejaremos que nos robe nuestras voces.”
“Entonces, debemos unirnos y prepararnos para la batalla,” dijo la reina, su mirada firme. “La oscuridad no se detendrá, pero juntas podemos vencer cualquier sombra que se cruce en nuestro camino.”
Con la voz de Lira restaurada y la unidad de su tribu más fuerte que nunca, las ondinas estaban listas para enfrentar el desafío que se avecinaba. La música era su fuerza, y juntas, podían lograr cualquier cosa.