La vida en la época victoriana años después de la segunda revolución industrial y de las dos guerras del opio. Está es la vida de un profesor con su hija y la maldición del vestido azul.
NovelToon tiene autorización de Francia Laura para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Visitas en el cementerio
Thomas no soporta que Sophia la pase tan bien en compañía de sus abuelos y primos, ella es feliz, crece bien, los niños se han estirado, por cincuenta días no fue necesario trabajar, aprendió a cocinar muchas recetas bajo supervisión de la abuela, el abuelo también le enseñó muchas cosas.
Durante la estadía de la familia Lauren en Oxford iba de maravillas, Thomas fue al cementerio, pero con las manos vacías y buscó la fría tumba de Mildred.
- Aquí estás, bien muerta y bien olvidada. – le habla con desprecio – Tenías que ser tú Mildred, te cruzaste en mi camino, tenías que ser más hermosa que Sheila ¿Por qué maldita sea tuviste que pasar por allí ese día? ¿Por qué tuvimos que cruzarnos tantas veces? Por tu culpa tuve que dejar a Sheila, tuve que hacer a un lado la mujer que amaba y por tu culpa ella se fue.
Se tomó unos segundos, necesitaba respirar un poco decir estas palabras no le fueron fáciles.
- Me embrujaste y no pude contra ti, te toqué y para completar la maldición quedaste embarazada ¿No podías cuidarte? No, continuaste con el embarazo y yo a sentir asco de ti ¿Qué creías? ¿Qué por parir un hijo me podías enredar en tu trampa? Fuiste tan ignorante, no supiste usar tu cerebro, me pregunto si lo tenías. Ahora entiendes ¿Por qué te hacía trabajar aun estando embarazada? Me casé contigo para que continuaras con la bastarda, lo hice para que sintieras obligada a quedarte conmigo mientras yo me divertía en hacerte sufrir, eso era lo que te merecías.
Thomas necesita tomar un respiro, está con mucho veneno por escupir y reanuda su monologo.
- ¿Sabes qué? Odio la bastarda que has parido, es inútil igual que tú, pero por lo menos trabaja y se las arregla para tener de que comer y que vestirse sin la necesidad de darle un centavo. La muy mocosa se puso a estudiar y vieras como se aplica. Ella sólo sabe hacer el ridículo, es tu hija, todo lo tiene de ti. Espero que Sophia se muera pronto para rehacer en paz mi vida con Sheila. Sí, hemos vuelto y déjame decirte que soy muy feliz.
Quiere escupir más palabras, pero escupe saliva y ensucia la tumba.
- El vestido azul que te compró tu amante lo quemé, por qué azul es el color de la deshonra, de las arrastradas como tú.
Al parecer, Thomas pudo decir sus últimas palabras limpiando su garganta. A sus espaldas, él estaba siendo seguido por alguien, pero no puede hacerse notar, debe permanecer escondido detrás de una lápida alta, de rodillas, la voz ronca de Thomas puede ser oída por aquel sujeto, pero es paciente y espera que él termine para poder hacer un movimiento.
Thomas Lauren se fue del cementerio, dando unos suspiros de alivio, el veneno fue escupido en su totalidad, todo lo que se tenía que decir se dijo.
Ahora el otro hombre que estaba escondido sale del lugar y se acerca a la tumba de Mildred, se arrodilla para limpiar la losa con un pedazo de tela. Lo hacía con una mano, ya que con otra sostenía un ramo de flores. Una vez limpia la losa abre su corazón como lo tenía por costumbre cada vez que podía.
- Soy Frederick, hace poco tu esposo vino y escuché las cosas que dijo ¡Que hombre tan malo!, él no supo manejar la situación y te culpó de todo.
Estaba triste, a Frederick Kane le gustaba Mildred. Unos segundos después del suspiro reanuda su monologo.
- Cuando pasabas a vender tus fósforos durante la construcción de la estación del tren, te veía hermosa pese a que estabas es estado de abandono, tuve miedo de involucrarme en un asunto que podría terminar mal. Pero tu belleza me había cautivado ¿Por qué te aferraste a él sabiendo que no te quería? ¿Por qué no le has pedido el divorcio? De haberlo hecho estarías conmigo, estarías viviendo en Londres, Sophia estaría en la escuela, creciendo como todo niño.
El corazón de Frederick pesa, aún vive los recuerdos como si fueran ayer.
- Esta tarde te he traído un ramo de flores, no encontré las que te gustaban, pero espero que te gusten estas ¡Ay, Mildred! El vacío que me has dejado. Cuatro años juntos no son pocos, tuviste suerte que después de la construcción de la estación del tren, hubo dos obras más. No me arrepiento de haberte conocido. Extraño esos días que salíamos a dar un paseo en las afueras de la ciudad, me encariñé mucho con Sophia, sobre todo el día en que nació, la vi tan linda que la llamé como mi mamá.
En medio de su tristeza, hace una sonrisa, algo recuerda.
- ¿Sabes que, Mildred? Me sentía muy feliz cuando Sophia empezó a hablar y me decía papá. Ojalá pudiera hacerse justicia, que Thomas vaya a prisión por lo que te hizo. Él me golpeó la cabeza y estaba tan aturdido que no pude defenderte, quizás eso te haya enojado por ser una excusa. Soy débil, no es parte de mi personalidad buscar problemas y menos pelear.
Frederick se siente más triste, recordar más cosas, más momentos.
- Mildred, me ha sido muy difícil aceptar que te he perdido ¡Qué difícil es vivir sin ti, sin nuestra pequeña Sophia! En pocos meses serán seis años que has dejado este mundo, pese al tiempo transcurrido, todo duele como si fuera ayer.
El corazón de Frederick está herido, han pasado los años y lo sigue sintiendo. Sophia nunca fue a ver su madre en el cementerio, ella tenía que trabajar para remediar su comida y su vestimenta. La pequeña Sophia sólo sabe que su mamá está en el cielo y que para comunicarse con ella tiene que orar, tal y como el abuelo le enseñó, es una costumbre que tiene Sophia; cada vez que siente la necesidad de hablar con mamá, ora.
La necesidad de tener a alguien con quién hablar se hace más dependiente en ella, por lo que la necesidad de orar era cada vez frecuente, al terminar su oración sentía paz y así se iba a dormir.
en palabras, que dan por resultado tantas historias. Felicitaciones.