Después de encontrar a su hermanastra junto a su prometido en la cama. Lina Connor huye despavorida y mete a una habitación prohibida que le cambiará la vida al ser devorada por un extraño ardiendo en deseo.
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En brazos de Morfeo.
— ¡Suéltame¡ no lo hagas —rogó Lina sintiendo ganas de vomitar.
El maldito hombre metió su rodilla entre sus piernas para que ella no las cerrara.
Lina vió con pánico como Yan buscaba en su bolsillo un condón y se lo ponía. Lina no iba a dejar vencerse tan fácil, estiró su mano en la mesa y comenzó a mover las carpetas hasta encontrar algo con que defenderse y pudo alcanzar un abrecartas, en el momento que tomó el abrecartas , sintió como Yan tiraba de sus bragas.
Con la desesperación empuñó el abrecartas y lo clavó profundamente en la pierna de Yan hasta donde sus fuerzas le permitieron, sintió que el la liberaba de un peso e intento muy a prisa ponerse de pie.
—¡Eres una desgraciada ¡te voy a matar! — Gritaba Yan— mientras Lina tosía e intentaba cubrirse.
Él estaba tendido en el suelo agarrándose la pierna y Lina pudo ver que brotaba mucha sangre ya que se la había enterrado muy profundo.
—Te mereces eso y más—dijo con voz ahogada— se bajó de la mesa tambaleando, se bajó la falda y vió que estaba rota al igual que su brasier y la parte delantera se su vestido, se la cerró con sus manos, miró sus pies y estaba descalza había perdido todo en el forcejeo, menos su dignidad.
— Eres un cerdo — dijo antes de salir de la sala, dejando a Yan desangrándose, tomó su bolso subió al ascensor y marcó la planta baja.
"Ahí pediré ayuda" dijo para mí misma, sentía la sangre correr por su cabeza y las lágrimas por su rostro y la visión se le estaba nublando. Cuando salió del elevador miró a todos lados en busca de ayuda y sintió que se iba al mundo de los sueños, cayó...... pero unos brazos la tomaron, Lina intentó pelear pero el olor de la persona era diferente.
—Lina, Lina — era la voz de Said quien le acariciaba el rostro .— ¡Llama a una maldita ambulancia! — Gritaba — ¿Qué sucedió? — se escuchaba desesperado.
—Yan — susurró Lina haciendo que más sangre saliera por su boca.
—¡Hijo de puta! — maldijo y luego se escuchó otro grito—Llama a la policía—decía, al vigilante y a sus guardaespaldas.
Lina se sentió en paz y hacia mucho que no se sentía así.
—Lina. Vamos cariño abre los ojos—Lina escuchó decirle, pero estaba muy cansada y solo quería dormir.
Al abrir los ojos Lina se encontraba en una lujosa habitación, sus heridas habían recibido atención, pero le dolía el cuerpo en gran manera, como si hubiese sido golpeado por un tren.
—Veo que estas despierta.
Lina mordiéndose los dientes por el dolor apenas pudo sentarse en la cama.
—¿Donde estoy? —preguntó con asombro— mientras se cogía la cabeza.
—No te muevas, tu cuerpo está muy golpeado…. Estas en mi casa. —Mientras se acercaba a ella con un plato de comida.
—Yo... como es que estabas....
—Eso no importa—Respondió el hombre muy serio,— mientras se sentaba a un lado de la cama.
—Come esto, para que repongas fuerzas—Mientras le llevaba un bocado a la boca.
—Yo, puedo hacerlo—interrumpió Lina muy nerviosa—.
—Silencio.
La voz del hombre era autoritaria, su perfecto rostro estaba desprovista de emoción, solo la miraba con detenimiento.
—Yo... —balbuceó Lina con vergüenza —mientras bajaba la mirada.
—No puedes ni mover un dedo, estas muy lastimada, sólo déjate alimentar.
Said había visto la expresión de dolor en el rostro de Lina que no podía ni moverse, pero ella disimulaba su dolor. Ella solo asintió con la cabeza y como niña buena solo se dejó alimentar. Estaba tan ruborizada a causa de sus nervios que se le hacía difícil pasar la sopa. Cuando ella terminó, el le dío unos analgésicos.
—Tómate esto—mientras le servía el vaso de agua.
—Gracias.
Ella se pasó las 3 grandes cápsulas de diferentes colores con dificultad.
No fue hasta que Lina dejó caer unas gotas de agua sobre su pecho para darse cuenta que estaba en pijamas de seda muy grande de color oscuro.
Sus grandes senos estaban sin sujetador
¿A caso el la había vestido? Con las mejíllas más rojas que el carmesí exclamó:
—¿ A caso me quitaste la ropa?.
El hombre que iba de salida se detuvo en la puerta y volvió su gélida mirada hacia ella.
—Si ¿Hay algo que no haya visto ya?.
Lina tartamudeó sin dejar de parpadear y en voz casi inaudible dijo:
—¿No te da asco tocar a una ballena como yo? — Con la cabeza gacha muerta de vergüenza.
—No, todo en ti es perfecto.
Dicho esto salió.
"¿Se está burlando de mí?"
Lina se quedó con asombro.
Ella no era una persona con sobrepeso, pero ella se consideró una gorda sin gracia toda su vida, ya que siempre fue rellenita y sufrió de bulling. Y eso bajó su autoestima.
Después de varias horas sintió que el analgésico hacía efecto y se quedó dormida....