Rachel Anderson una joven fisioterapeuta entusiasta, para ella no hay nada más perfecto que tener el amor que le dan tanto sus pacientes como su maravillosa familia y amigos, pero no todo en la vida es perfección. Tras el asesinato de su padre tendrá que ser mucho más fuerte de lo que es.
Pero su vida da un giro al conocer a Christian Thompson un joven magnate, dueño de las empresas Thompson Company un hombre que debido a su pasado, se vuelve frío, compulsivo pero sobre todo no cree que este echo para el amor. Pero al igual que ella toda su vida cambia y cuando menos lo piensen se enamoraran perdidamente uno del otro.
Pero…. ¿Será suficiente su amor para soportar todos los obstáculos que se les interpondrá en el camino?
Portada por: Juan Colina
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CAPÍTULO 8
Despierto gracias a la luz del sol que ilumina justamente en mi cara. En estos momentos no tengo ni la más mínimas ganas de levantarme, no pegue un ojo en toda la noche y siento como si un tren me hubiese pasado por encima, me levanto de la cama y puedo ver como el cuarto está hecho un desastre, como puedo me levanto y me dirijo al baño me meto bajo la ducha y apenas el agua caliente toca mi cuerpo siento como poco a poco se va relajando.
Enjabono todo mi cuerpo y me lavo el cabello, termino de bañarme y una vez lista salgo del baño. Busco en el closet una camisa de Ryan y me la pongo.
Apenas abro la puerta de la habitación un olor delicioso inunda por completo el departamento haciendo que mi estómago hiciera ruidos extraños.
-Alguien se levanto con hambre- doy un pequeño brinco del susto.
-Ryan por Dios, me has asustado- le digo y le doy un pequeño golpe en el brazo y el suelta una carcajada.
-Lo siento, venía a despertarte para desayunar.
Bajamos juntos las escaleras, llegamos a la cocina y en definitiva el olor terminó de abrir mucho más mi apetito. Desayunamos, hablamos un poco de lo que podríamos hacer los próximos días, después de comer lavamos todo y nos quedamos un rato más hablando hasta que se hizo casi la hora de irme, pues había quedado en hacer las terapias de Emma en su casa por lo que decidí llegar mucho antes al hospital y así poder reunirme con ellos.
Ryan me llevó hasta mi casa, ya que necesitaba cambiarme por mi uniforme así que ni modo, me despedí de él y entre a mi casa. Pero apenas entre vi a mamá con una cara de pocos amigos, y es cuando recuerdo que a ella le gustaría que Ryan y yo formalizarámos lo que sea que tenemos, para ella el es el hombre perfecto para formar una familia, que aparte tenemos muchos años conociéndonos y bla bla.
Pero ella no sabe lo que ha hecho que este aun soltera y tampoco pienso preocuparla, si ella tan solo supiera quizás entendería. Pero me dije que me tomaría mi tiempo y quizás pueda encontrar a la persona adecuada.
-Buenos días mamá – digo dándole un abrazo.
-Buenos días querida, no pensé que pasarías la noche con Ryan- dice de manera sarcástica.
-Mamá sabes bien que cuando el viene esta mas que claro que no vendré a dormir.
-Si lo se. ¿Desayunaste?.
-Si tranquila. Solo vine a cambiarme para irme a trabajar.
-Querida, no se como aun puedes estar en el hospital. Teniendo una empresa propia—dice soltando un suspiro.
-No tengo una empresa, eso es de ustedes, tanto papá como tu se esforzaron para tener todo lo que tienen ahora.
-Hija eso lo hicimos para así darles todo a ustedes por lo tanto esa empresa es tanto tuya como de tu hermano.
-Ya hemos hablado del tema mamá, y ya debo cambiarme voy tarde. – le digo lo menos que quiero es seguir hablando de eso.
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El día pasa tranquilo, y me dirijo a la dirección que Emma me ha enviado, dice que esta emocionada por haber aceptado ya que con eso ella estará mucho más tranquila. Lo único que me preocupa es que estará el cabeza dura de su hermano, solo espero que con el pasar de los días ese humor cambie. No me gustan los problemas pero aveces ese hombre saca lo peor de mi.
Me dirijo al norte por la dirección que me envió esta a 60 km de Manhattan, específicamente en Bedford al llegar quedo totalmente muda no me esperaba esta casa. Es hermosa y tiene ese toque rústico que me encanta se ve tan sencilla por fuera, me esperaba una mansión muchísimo más lujosa aunque a decir verdad aun no se a que se dedica el y su familia pero bueno solo estoy viendo lo de afuera no se lo que me espera adentro. Algo que también me encanta es que esta rodeado de naturaleza y se siente una paz increíble y me hace recordar la casa de mis abuelos.
Toco la puerta y una señora con cara risueña me abre la puerta.
-Hola debes ser Rachel pase la señorita Emma la espera.- dice por lo que la saludo y entro en la casa.
De verdad es muy linda por dentro y como me lo esperaba es sencilla pero hermosa, si hay algo que nos enseñaron mis padres es que se puede tener mucho dinero pero nunca debemos presumir de ellos porque así como fácil viene fácil se va por lo que siempre debemos mantener la humildad.
-Rachel llegaste.- escucho a Emma gritar y apenas se acerca a mi me da un abrazo el cual correspondo.
-Hola que bueno verte, es muy hermosa tu casa.
-Es de mi hermano, pero me gusta mucho mas vivir con el. Mamá viaja mucho así que siempre me vengo acá para no sentirme sola. – dice ella subiendo sus hombros.
-Oh, ya veo. Bueno tiene un buen gusto.- digo pero de repente siento aquella corriente extraña nuevamente.
-Claro que tengo buen gusto y gracias por venir. – escucho detrás de mi por lo que volteo y allí está el señor ogro.
-De nada. Como le dije cuando comienzo algo me gusta terminarlo. – digo y me concentro en aquellos ojos azules.
-Claro, yo las dejo estaré en mi despacho, Emma la guiará hasta el gimnasio.
Asiento y sigo a Emma quien va muy entusiasmada, en el camino voy detallando cada lugar salimos por la parte trasera de la casa y la vista es maravillosa desde aquí se puede ver un embalse por lo que lo único que se respira aquí es paz sin el tormentoso ruido de la ciudad.
Llegamos como a una pequeña casa y al abrír la puerta puedo ver el espacioso gimnasio. Minutos después estamos con los ejercicios Emma esta mucho más concentrada en cada sesión y creo que fue la mejor decisión que tome ya que le ayudara mucho en su recuperación.
Dos horas después hemos terminado puedo ver las mejillas sonrojadas de ella, la pobre ha estado aguantando un poco el dolor pero con el tiempo ya no le dolerá. Termino de meter mis cosas en mi bolso y salimos de allí y entramos nuevamente a la casa.
-¿Quieres un vaso de limonada?. – Me pregunta Emma.
-Si gracias. – asiente y se va a la cocina.
Me quedo allí parada, hasta que escucho un carraspeo.
-Señor no lo escuche venir.
-¿Cómo les fue?. – pregunta con sus manos metidas en el bolsillo.
-Estuvo muy bien, ella está vez estuvo mucho más concentrada.
-Me alegra escuchar eso.- asiento y nos quedamos callados viéndonos fijamente a los ojos eso me incomodó un poco por lo que desvíe la mirada.
- Ten la preparé yo misma . – Emma extiende el vaso de limonada y lo tomo, doy un sorbo y si que esta deliciosa, me la tomo rápido para así irme.
-Gracias estaba deliciosa y sobre todo refrescante.
-Lo está porque la hice yo .- suelto una pequeña risa y niego con la cabeza.
-Te felicito. Bien... yo ya debo irme, guarda energía para mañana nos espera un día duro.
Me despido de ella y salgo de la casa cuando estoy por abrir la puerta del auto siento cuando alguien se acerca a mi por lo que me volteo y lo veo.
-Gracias nuevamente por venir significa mucho que haya tomado la decisión de ayudar a mi hermana.
-No me agradezca, es mi trabajo y para mi no hay nada más importante que ayudar a mis pacientes además Emma es una chica fuerte y eso ayudará mucho para sus terapias.- digo sintiendo algo de nervios ante la cercanía de ese hombre.
-Lo sé. Además quiere jugar de nuevo por lo que no me extraña que saque las fuerzas que no tiene.
-Es por eso que se motiva a hacerlo aguantando todo tipo de dolor si es posible, todo sea por el fútbol. – ambos sonreímos ante aquello.
Era la primera vez que lo veía sonreír y fue lo más hermoso que había visto.
Por dios Rachel ¿En serio?, ¿Hermoso? Si claro si es ese hombre es un ogro siempre con su cara de póker.
-Conduce con cuidado, feliz noche.
-Tendré cuidado y feliz noche para usted también. – me despedí y me subí al auto.
Conduje y como cosa rara me atrapó el tráfico y me puse a pensar en que fue aquello que pasó hace unos momentos. No me espere que sonriera y mucho menos que me hablara tan pacíficamente pero sobre todo que me deseara las buenas noches.
Cuando llegue a mi casa todo estaba en silencio así que solo subí a mi habitación me duche y no dude en acostarme pero apenas cerré los ojos soñé con aquella mirada azulada y aquella hermosa sonrisa y así fue como me quedé dormida.