Una Rosa Sin Color

—¿no hay una forma?—me acerque—no pueden hacer esto.

—Ya los registraron como pareja—se dirigió a su escritorio para entregarme unos documentos—no hay nada que pueda hacer.

Efectivamente, ya nos habían registrado como pareja, si tratamos de negarnos sería romper la ley.

—La prueba de compatibilidad salió en 0%, incluso se los di a mi abogado para que lo muestre como un justificativo para romper el compromiso.

—Lo se, pero aún así ellos no cedieron—se apoyo en el escritorio—dijieron que si no cumplían con su deber de pareja...tendrán la pena máxima.

—¿que?—mire a SeoHoon y hasta el parecía asustado ante la situación.

La mayoría de las leyes tienen diferentes castigos dependiendo del género, sin embargo, la pena máxima es la misma para todos, los condenados son despojadas de sus glándulas dejándolas en el cautiverio hasta que la muerte se apiade de ellas.

—no puede ser—me senté conmocionado dejando caer los papeles al suelo.

—¡no pueden hacer esto!—grito.

—señor...

—¡no pueden obligarme a casarme con el—me apunto mirándome de manera despreciable—¡lo odio!.

—¡¿crees que eres el único que odia al otro?!—me levanté —¡he tratado de deshacerme de ti todo este tiempo para que el maldito gobierno nos haga esto!

—¡si me caso contigo juro que usaré mi rut como excusa para matarte!—me empujó haciendo que me tambaleé.

En ese momento no aguante más y me abalance hacia el, empezando a pelear en medio de la oficina.

—¡si te murieras sería todo más fácil!—lo abofetee antes de recibir una patada en mi parte íntima.

—¡seria mejor si tú murieras!—me agarro del cuello acercándome a el—¿que tal si te mato ahora?.

Estuvo a punto de morderme pero le di un codazo haciendo que echara su cabeza para atrás, aproveche y me levanté rapidamente para patearlo en el estomago.

—¡hijo de puta!—lo volví a patear.

—¡cálmense, por favor!—el señor Lucian se acercó agarrándome de los hombros impidiendo que lo volviera a patear.

—¡el empezó!— grite.

—¡si sigues con esto, vendrá la policía y será peor!—me empujó levemente—¡solo vete por ahora y mañana hablaremos con más calma!

Ví como SeoHoon se levantó con odio en sus ojos, deseaba golpearlo hasta que se me cansarán las manos, pero se me ocurrió una idea mejor.

—ven aquí...

—me largo—dije antes de que terminara de hablar.

—¡¿a dónde vas imbécil?!—grito.

—¡a la maldita mierda!—sali de la oficina dando un portazo.

Oía sus gritos desde afuera de la oficina mientras sentía la mirada de muchos encima mío junto a susurros.

Odio este mundo.

...****************...

Esta decidido, no puedo ganar al gobierno eso es seguro, sin embargo no pienso quedarme de brazos cruzados, haré lo que pensé desde el principio.

Mataré a ese Delta.

Para eso necesito armas, no es fácil matar a un Delta ya que tienen oidos muy agudos, necesito una con precisión, es por eso que vine donde un viejo amigo.

—es bueno verte después de tiempo.

—si, después de que huyeras como un cobarde.

—no hui...—se rasco la nuca—...bueno, si, lo siento pero tienes que entender que tengo un Omega a quien cuidar—suspiro—si llegará a tener contacto contigo y ese Delta tuviera una atracción hacia ti, me mataría, lo sabes.

—lo entiendo, pero no estoy aquí para escuchar esto—me acomode en la silla—necesito tu ayuda.

—¿que necesitas de mi?—enarco una ceja.

—necesito que me hagas un trabajo.

—¿que clase de trabajo?

—Necesito que mates a alguien.

—¿a quién?—frunció el ceño—espera... ¿Quieres que mate a tu prometido?.

—bueno...

—no lo haré, lo siento—me interrumpio—no pienso meterme con la ley

—¿matas a personas y temes meterte con la ley?—solté un risita.

—es diferente, si mato a un Delta, el gobierno no descansará hasta saber quién lo hizo—empezo a caminar alrededor mío.

—no te preocupes, el no es el objetivo.

—¿entonces?—me miro confuso.

—soy yo.

Terminare con esto.