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Dos Dimensiones

Dos Dimensiones

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Dejar escapar al amor / Juego del gato y el ratón / Amor-odio
Popularitas:2.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O.

La juventud es la etapa de nuestros mayores miedos, pero también de nuestros más escandalosos amores.
¡Ven y acompañame en esta historia donde la religión y el amor hacen estragos!

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El espejo y su reflejo roto

Las semanas del curso pasaron entre profesores y materias.

Diana cada vez se sorprendía más de lo que estaba viviendo. Samuel iba a su mesa cada vez más seguido, más peligroso, más bello y más seductor de lo que ya era. Por su parte Gabriel no perdía pie ni pisada en lo referente a ella.

Era consciente de los cotilleos y susurros en las horas de recreo cuando las chicas se sentaban dentro del aula a merendar.

Uno de esos días, la joven tenía algunas actas que realizar así que la directora decidió mandarla a llamar. Diana era una chica obediente y sincera, algo que su yo del pasado dentro de ella no soportaba. Haciendo una lista mental, la chica analizó cuantas veces había sido obediente en el ayer

Se sorprendió de no hallar ninguna…

-Todavía me sorprendes Diana – dijo la directora – Tus referencias de secundaria me dicen que eras una chica demasiado difícil. No me esperaba encontrarme a una chica totalmente diferente.

La directora estaba orgullosa de que una niña tan indisciplinada e indiscreta hubiera cambiado tanto. El claustro de profesores de la ESBU había hablado de la muchacha en cuestión varias veces. Los profesores de la secundaria y el preuniversitario tenían buenas relaciones de confianza y dentro de esa complicidad se daban buenas o malas referencias de alumnos.

-El crédito no es mío, directora…todo se lo debo a mi Dios – respondió Diana con dignidad

La señora analizó la figura de la chica por unos segundos, para luego bajar los anteojos hasta el borde de su nariz con un gesto demandante pero aristocrático.

-Un día, quiero conocer a ese Dios que pudo transformar a una de las peores alumnas de secundaria, en esto que veo ahora… ¡sin ánimos de ofender! –

-No se preocupe, es la verdad lo que ha dicho – dijo la chica ruborizada – y en realidad no extraño a mi antigua yo. Fui en mi pasado demasiado infantil e inmadura –

Después de conversar un poco más con la directora, Diana se dirigió hacia el aula justamente cuando sonaba el timbre de recreo.

Parada en la puerta vio a todos los chicos salir, junto con unas pocas chicas, entre ellas Elizabeth que casi la derrite con una mirada venenosa. Luego entró a revisar sus libros

Rebuscando en su mochila se dio cuenta de que alguien carraspeaba desde el fondo del aula

-Realizando tareas en la escuela – dijo Samuel con sorna y estirándose en la silla - ¡Estas hecha una chica muy mala!

-Me parece que lo que haga no debería interesarte – dijo Diana obligándose a apartar la vista. No podía negarlo el chico era una explosión de belleza masculina.

Samuel se percató del rubor de sus mejillas y reprimió una sonrisa. ¡Esa chica era tan inocente! ¿Dónde diablos se había metido todo este tiempo? Ahora no la quería como un juego, quería conocer a la chica dulce que escondía bajo su indiferencia.

-Te has puesto roja, ¿pudiera ser el calor? O tal vez…

Diana observó cómo Samuel se levantaba e iba hasta ella. Todos los demás estaban desperdigados por el receso o seguramente fajados en la cerca de la escuela para comprar algo.

Samuel se recostó en la primera mesa cerca de donde Diana rebuscaba en su mochila.

-O tal vez pudiera ser yo… - dijo al fin el chico sorprendiendo a la joven

Diana indignada dejó lo que estaba haciendo y apartó la mochila con rabia.

-¡Por un lado Gabriel con mil doscientos rostros por el otro tú que eres un sinvergüenza! – Le gritó Diana – ¿es que acaso me ves cara de ser una trota mundos?

-¡Pero lo eras!… - dijo Samuel crujiendo los dientes con un rictus de enojo. Quería dominar a esa chica y demostrarle quien era el macho alfa.

Diana palideció con lo dicho

-Me ha contado un pajarito que ya has tenido novios, también me ha contado que te has emborrachado en fiestas….

Diana abrió los ojos tan grandes que muchos creerían que se le saldrían de las órbitas.

Samuel seguía hablando, parte por parte, cada cosa secreta de su vida, cosas que creía olvidadas. En un momento ella no le escuchaba en absoluto, solo veía la boca del chico moverse. Antes de que pudiera corregir su cerebro, estiró una mano, levantó la palma y le cruzó el rostro con un duro gaznatazo.

Samuel se sorprendió al ver sangre brotar de sus labios y un instinto salvaje se apoderó de él. Con la cara virada hacia un lado tenía los ojos abiertos con sorpresa, mientras que Diana permanecía con la cabeza baja y con el pelo encubriéndole el rostro y las lágrimas. Después de la sorpresa inicial Samuel la agarró por los hombros y le habló con furia.

-¿¡Quién te crees que eres para golpearme!? ¿Es que acaso eres alguien que hay que temer por ser una hija de Dios? -

Diana no hablaba mientras sentía las manos de Samuel apretar sus brazos causándole el mayor de los dolores. Por su parte el chico estaba al borde de un precipicio; la cachetada le había recordado uno de los horrores más grandes de su infancia.

El timbre de recreo sonó opacando las palabras de Samuel. Había alumnos husmeando por las persianas y él se dio cuenta así que la soltó con calma, aun así ella permaneció callada, parada como una muñeca. Solo reaccionó para ir a su lugar mientras Samuel reconocía que le había hecho daño.

-Diana yo… -quiso hablar Samuel – no quise…

Ella levantó una mano hacia él como indicando basta, todavía con su largo pelo caoba cubriéndole el rostro y las lágrimas. Eso se sintió como una puñalada, por primera vez Samuel le hacía daño a una mujer.

No le dio tiempo a hablar más porque todos entraban del recreo, incluso Gabriel y Elizabeth. Inmediatamente al ver a Samuel parado cerca de la puerta y a Diana en su mesa cabizbaja, Gabriel se indignó y empujó a Samuel en el pecho, haciéndole retroceder varios pasos.

-¿¡Dime que le has hecho!? – gritó Gabriel con la vena del cuello dándole saltos

Pero la profesora de Historia entró y con voz de mando reclamó a los alumnos.

-Muy bien, parad este drama de telenovela, estamos en la vida real alumnos. Sois jóvenes y os entiendo, pero si queréis pelear por el amor de una joven hacedlo en las afueras de la escuela y en otros horarios. Sus gritos han alertado a todos los grupos e incluso a la directora. A la próxima los enviaré a los tres permanentemente fuera de mi clase –

Gabriel se alisó la camisa y pasó su dedo pulgar por debajo de su nariz dirigiéndose a su lugar. En cambio Samuel caminó hacia el suyo con los puños y la mandíbula apretados.

Elizabeth sintió un tic nervioso en su ojo izquierdo al ver a Gabriel en los extremos de la bestialidad. Se percató de que Diana era como una pastilla afrodisíaca para él y al mismo tiempo como cualquier droga le hacía daño.

Diana levantó por fin la vista y fingió una sonrisa. Miró alrededor del aula y vio a sus antiguas amigas con sonrisas y cotilleos de victoria en la otra esquina del aula

Fueron ellas… le decía una voz…. Fueron ellas le volvía a repetir.

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