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El Desafio Del Alfa

El Desafio Del Alfa

Status: En proceso
Genre:Vampiro / Pareja destinada / Demonios / Brujas
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Jess Queen

PRIMERA PARTE DEL LIBRO TERMINADA. NO ESPEREN UNA NOVELA TIPICA, LAS MIAS DAN DOLORES DE CABEZA Y LOS HACE PENSAR MAS DE LO QUE DEBERIA!!!
ESCRIBO CON AMOR Y ESPERO RECIBIR LO MIMO DE USTEDES, SI SIENTEN QUE LA NOVELA ES LARGA Y TEDIOSA, LOS INVITO A ABANDONARLA. PERO, NO TOLERO INSULTOS NI FALTAS DE RESPETO...

LAS QUIERE...
JESS QUEEN

NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 6

 Las puertas del castillo estaban abiertas para mí, como una boca hambrienta que me invitaba a entrar. Su imponente tamaño no solo reflejaba el poder y la magnificencia de nuestra estirpe, sino también la frialdad con la que nos rodeábamos, recordándome que esta era una prisión de lujo más que un hogar. La limusina se detuvo suavemente frente al amplio umbral, y el sonido del motor enmudeció, dejando solo el murmullo distante de los invitados y el crujido sutil de la grava bajo mis tacones.

Bajé del vehículo con movimientos calculados, sintiendo el peso de las miradas clavándose en mí como flechas. Cada paso que daba resonaba en el suelo de mármol, amplificando el eco en el vasto silencio de la entrada. Era como si el castillo mismo quisiera anunciar mi llegada, proclamando mi lugar en este mundo. Mi espalda se mantuvo recta, mi barbilla en alto, como si llevara una corona invisible sobre mi cabeza. Era una maldita princesa, y debía actuar como tal. Aunque por dentro una tormenta rugía, una mezcla de miedo, frustración y una rabia que no sabía de dónde provenía, mi exterior debía permanecer inquebrantable.

El aire estaba cargado de tensión, y no solo la mía. Las miradas de los invitados eran imposibles de ignorar, incluso sin encontrarlas directamente. Los hombres me escrutaban como depredadores evaluando a su presa, con una mezcla de deseo y curiosidad; sus ojos recorrían mi figura envuelta en aquel vestido negro ceñido, que mi tío había elegido deliberadamente. No era un simple vestido; era un arma. Su tela acariciaba mi piel con la suavidad del terciopelo, pero estaba diseñado para llamar la atención, para acentuar mi figura y proyectar una imagen que no me pertenecía. Las mujeres, en cambio, me miraban con una envidia afilada que no se molestaban en disimular. Sus ceños fruncidos y las sonrisas tensas me decían todo lo que necesitaba saber: para ellas, yo era una amenaza, un recordatorio constante de lo que nunca podrían alcanzar.

Por un momento, me detuve antes de cruzar el umbral del salón principal. Inspiré profundamente, dejando que el aire frío llenara mis pulmones, y observé cómo las conversaciones se detenían brevemente, las cabezas girando en mi dirección. Dejé que mi presencia llenara el espacio, que el peso de mi posición les recordara a todos quién era yo, o mejor dicho, quién creían que era. Una sonrisa apenas perceptible se formó en mis labios pintados de carmín. No era orgullo lo que sentía, sino resignación. Conocía las reglas de este juego mejor que nadie. Ellos me veían como algo inalcanzable, una joya que jamás podrían poseer, pero la verdad era que solo era un peón más en esta intrincada red de poder, mentiras y apariencias.

—Ninguno de ellos me interesa —murmuré para mí misma, aunque mi voz resonó como un susurro en mi mente. Era un pensamiento repetido, casi como un mantra que me ayudaba a mantenerme firme. Sabía que no necesitaba aclarárselo a nadie, pero había algo liberador en reafirmarlo. "Gracias a Lilith, ningún vampiro me ha reclamado como suya."

La risa seca y burlona de Shayde retumbó en mi cabeza, haciendo que apretara los dientes.

—Todavía —interrumpió con su tono ácido, como si hubiera estado esperando ese momento para llevarme la contraria. La sensación de su presencia, siempre al acecho, era como una sombra que nunca se apartaba del todo. —Pero eso no significa que no lo encontraras algun dia. Todos tenemos un compañero, Karin. Incluso yo.

Sus palabras se deslizaron en mi mente como un cuchillo frío. No podía responderle, no aquí, no mientras cada ojo seguía observándome. Pero por dentro, sentí un escalofrío recorrer mi espalda, tan rápido y fugaz como un relámpago, dejándome un extraño vacío en el pecho. ¿Un compañero? No quería creerlo. La idea de estar vinculada a alguien mas en este mundo me resultaba insoportable.

La idea de tener otro compañero era abrumadora, como si un peso invisible se sumara a los que ya cargaba. Una carga que no estaba dispuesta a soportar. Mi pecho se comprimió al pensarlo, como si mi propio cuerpo rechazara la mera posibilidad. Suficiente tenía con ser la compañera rechazada de un idiota para ahora considerar la idea de lidiar con un vampiro que intentara reclamarme. Una unión forzada, una atadura que no podía romperse... No, no podía permitírmelo.

—No quiero otro compañero —repliqué en mi mente, con una firmeza que esperaba ahuyentara a Shayde. Pero, por supuesto, su reacción fue la que esperaba.

Una carcajada burlona resonó en mi cabeza, tan penetrante como irritante. Podía imaginar su sonrisa maliciosa, esa que usaba para recordarme que todo era un juego del que no podía escapar.

—¿De verdad, Karin? —susurró, su tono tan venenoso como siempre—. Bastante tienes con Logan, eso es cierto, pero ¿y si este es diferente? Quizás... peor.

Sentí un escalofrío recorrerme, pero no dejé que sus palabras me afectaran. Era su especialidad: sembrar dudas en los momentos menos indicados. Cerré los ojos un segundo, exhalé lentamente y, con una fuerza que no sentía del todo mía, crucé el umbral del salón principal.

El contraste fue abrumador. Las luces de las enormes arañas de cristal colgaban como joyas del techo, y sus destellos danzaban en las paredes de mármol pulido, reflejando una opulencia casi insultante. La música flotaba en el aire, una sinfonía que envolvía el ambiente y aceleraba el pulso de todos los presentes. Era como si cada nota de violín y cada acorde del piano tuviera un propósito: crear un aire de sofisticación que apenas lograba enmascarar la tensión subyacente.

Vampiros de todos los clanes se congregaban en el salón, formando pequeños grupos que hablaban en susurros. Sus conversaciones parecían triviales a simple vista, pero sabía que cada palabra estaba cargada de significado. Aquí no había coincidencias ni palabras vacías. Cada gesto, cada mirada, era un movimiento calculado en este tablero de ajedrez eterno que era nuestra política.

Mis ojos recorrieron la sala sin detenerse en nadie en particular, pero las miradas que me seguían eran imposibles de ignorar. Algunos se giraron abiertamente hacia mí, observándome con curiosidad, desprecio o una mezcla de ambas cosas. Podía sentir los murmullos a mi alrededor, como un río subterráneo que fluía por la sala. No necesitaba escuchar las palabras para entender el contenido de las conversaciones.

"La princesa ha llegado."

"La única heredera de Aston Reed."

"¿Qué hace aquí después de tanto tiempo?"

Los rumores se extendían como fuego en la sala, y aunque fingía indiferencia, no podía ignorar el peso de esas palabras, era cierto, no asistia a este tipo de eventos y por eso no me veian por aqui con frecuencia, al menos no venia cuando ellos si lo estaban. Para ellos, yo era más que una figura decorativa; era un enigma, una amenaza potencial o un simple objeto de interés. Apretando los dedos alrededor del dobladillo de mi vestido, recordé por qué estaba aquí: no para complacerlos, ni para encajar en sus expectativas, sino para recordarme a mí misma quién era realmente.

Mantuve mi postura firme, dejando que los murmullos continuaran sin reaccionar a ellos. Shayde, por supuesto, no podía mantenerse al margen.

—Debo admitir que haces una entrada espectacular, cariño —comentó mi tio Aston con su tono burlón por nuestro enlace mental—. Si todos esos hombres supieran lo cerca que estás de morderles la cabeza en lugar del cuello, probablemente no se acercarían tanto.

Rodé los ojos internamente, ignorándolo. No era el momento para sus comentarios sarcásticos. Pero, a pesar de todo, había algo en sus palabras que me arrancó una sonrisa apenas visible. Después de todo, ninguno de ellos tenía idea de lo que realmente era capaz de hacer.

Mi tío Aston, el rey de los vampiros, se encontraba en lo alto de la majestuosa escalera principal, rodeado por sus consejeros más cercanos. Su figura proyectaba una autoridad que era imposible ignorar, con su traje azul rey impecablemente ajustado y su cabello rubio cayendo en cascada sobre su espalda como un símbolo de su linaje. Al verme entrar, su rostro se iluminó con una sonrisa que irradiaba orgullo, como si mi sola presencia fuera suficiente para reafirmar su poder ante todos los presentes.

Mantuve mi postura firme en el centro del salón, permitiendo que las miradas siguieran clavándose en mí como agujas. Cada gesto, cada susurro, era un recordatorio de que estaba siendo observada, analizada. Pero no iba a darles el gusto de mostrar debilidad.

"Jueguen su juego," pensé mientras mis labios se curvaban en una sonrisa que no alcanzaba mis ojos. "Yo solo estoy aquí porque debo estarlo."

Sin embargo, en lo más profundo de mí, algo rugía con inquietud. Esta noche no era como cualquier otra; había algo extraño en el aire, una tensión que vibraba justo debajo de la superficie. Podía sentirla en la forma en que los vampiros hablaban más bajo de lo habitual, en la manera en que sus ojos se encontraban y apartaban rápidamente. Aunque mi exterior parecía tranquilo, la incertidumbre se instalaba en mi pecho como un peso sofocante, imposible de ignorar.

Mi tío comenzó a descender por las escaleras, moviéndose con la elegancia y la precisión de un depredador. Cada paso resonaba suavemente contra el mármol, y los murmullos a su alrededor se desvanecían como si su mera presencia los acallara. Cuando llegó a mi lado, tomó mi mano con delicadeza, inclinándose para besar el dorso con una deferencia que parecía calculada para impresionar.

—Te ves preciosa, princesa. —Sus palabras eran cálidas, pero su voz profunda y resonante poseía un filo que demandaba atención—. Ellas mueren de envidia, y ellos te comen con la mirada.

Su comentario me arrancó una sonrisa leve, aunque no del todo sincera. Supe que lo decía como un cumplido, pero esas mismas miradas que mencionaba me hacían sentir como un trofeo exhibido en una vitrina, algo que nunca había pedido ser.

Con un gesto elegante, Aston ofreció su brazo y comenzamos a caminar juntos hacia la mesa de banquetes. Los vampiros se apartaban a nuestro paso, inclinando la cabeza en señal de respeto. Al llegar, tomó una copa de cristal tallado y me la ofreció. El líquido en su interior tenía un matiz rojo oscuro que relucía bajo las luces, un vino exquisito con un toque de sangre.

—¿Te interesa alguno, o prefieres esperar a tu pareja? —preguntó con una sonrisa cómplice, como si fuera una simple broma.

Pareja. La palabra golpeó un nervio sensible dentro de mí. Solté un suspiro y negué con la cabeza mientras tomaba un sorbo del vino.

—Tengo problemas, tío —dije finalmente, mi voz baja, pero firme.

Le conté todo. Cada detalle de lo que había sucedido, cada preocupación que pesaba sobre mí. Aston me escuchó con atención, su expresión se mantenía neutral, pero sus ojos reflejaban una mezcla de interés y astucia. Cuando terminé, asintió lentamente, una sonrisa que no supe cómo interpretar se dibujó en sus labios.

—No lo dejaremos pasar. —Sus palabras eran una promesa, una que no necesitaba ser reforzada con explicaciones. Pero luego me miró directamente, sus ojos penetrantes buscando algo en los míos—. ¿Qué quieres tú, Karin?

Antes de que pudiera responder, una voz que había estado en silencio por demasiado tiempo resonó en mi mente.

"¿Compañero?"

El tono somnoliento de Lina era inconfundible, y mi cuerpo se tensó al sentir su presencia una vez más. "¿Estás aquí realmente?"

Mi respuesta fue inmediata, impulsada por una mezcla de rabia y resentimiento.

"Solo despertaste por él. Me abandonaste, Lina."

Mi voz era puro reclamo.

"Lo siento," respondió, su tono cargado de un dolor que no había esperado. "Durmiendo puedo lidiar con el dolor que siento."

"Perra."

"Chupasangre. Cambiemos, lo suficiente para que el me sienta. Hay mucha chupa sangre aquí"

Mi estómago se revolvió al sentir su energía moverse dentro de mí. Era una sensación que no podía describir del todo, como si mi organismo se preparara para una transformación que aún no entendía por completo. Sabía lo que significaba: Lina estaba despierta nuevamente, y con ella, mi cuerpo comenzaría a cambiar otra vez.

—Está aquí, tío. Está esperando en la frontera. Puedo sentirlo. —Hablé a través del enlace mental que compartíamos, asegurándome de que solo él pudiera escucharme. No quería oídos curiosos interceptando esa información.

Aston me miró fijamente por un instante, sus ojos evaluando la situación. Luego asintió con una calma que casi me hizo creer que todo estaría bajo control. Pero yo sabía que nada estaba bajo control esta noche.

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Magdalena Tortorelli Limongi
hasta aquí me encantó, no deseo que aparezca otro a reclamar, este amor de ellos es fuera de seré. increíble
Jess Queen: Hola lectora... me alegro que te guste, pero falta taaaanto. jaja
total 1 replies
Rosa Braulia González Eliseo
Excelente
Belkys Soto
massssssssssssssss capitulos diarios, más capitulos, más capitulos, más capitulos, más capitulos, más capitulos, más capitulos, más capitulos, más capitulos
Rosario JS
De una que vuelva ya se humilló si al final se quedará con el
Rita Luisa Gamarra Leigue
me encanta
Rita Luisa Gamarra Leigue
me encanta, gracias
Savina Rodríguez Miranda
muy buena felicidades escritora cuando sería tu próximo capitulo
Jess Queen: hoy! gracias por leer
total 1 replies
Hilda Ponce
muy bien ya me engancho
Hilda Ponce
me gusta la novela.tiene muchos comportamientos humanos.aunque para mi intolerables por lo que he pasado.pero bueno es tan solo una novela y atrapa
Savina Rodríguez Miranda
uuuuuf te pasaste escritora puro mango petacon
soledad angelica carreño guzman
Bueno
Hilda Ponce
me gustó.ahors a sacar la espina y levantar cabeza hasta hacer que se arrepienta
Ismerai Montes Chavez
yo no perdonaría a Logan me quedo con Vladimir sin duda ,si no la valoro siendo humana , no vale la pena
Jess Queen: Vladimir? mmmmm
Jess Queen: Gracias por leer
total 2 replies
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