Dulce una mujer que nunca quiso ser madre pero que la vida le dio un cambio de 80 60 grados encontrándose con Amy una niña huérfana que le robó el
Corazón de inmediato a tal punto de quererla como su hija cambiándole su mundo entero un amor que surgió entre ellas para Amy dulce es su mamá y para dulce Amy es su hija pero su felicidad se verá afectada por la llegada del papá de Amy Máximo un alfa despiadado que no le importa lo que tenga que hacer para encontrar a su hija sin importar a quien tenga que lastimar en el proceso un hombre que lo único que le importa es encontrar a su hija sin importar ensuciarse las manos en el proceso.
¿Que pasará cuando las encontré ?
—Yo soy el padre de Amy dame a mi hija
—Eso jamás Amy es mi hija y nunca te la daré
La hija del alfa es mía
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(Se que en el título dice hijo pero es niña aunque diga el hijo del alfa es mío trata de una niña )
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Eres otra
¡
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Lucy
—Vaya, amiga, pensé que este lugar ya estaría en llamas, pero me equivoqué. Tienes todo bajo control.
—Qué graciosa tú…
—No, en serio. ¿Qué te pasó? Desde anoche no siento que seas la misma. Ya no me das la misma vibra. O sea, no es nada malo… Antes eras un huracán, ahora estás calmada. No sé, pero te sienta bien. Y creo que la beba tiene mucho que ver con esa nueva energía.
—Me siento diferente, de verdad. Desde que cargué a esta bebé en mis brazos, sentí algo… No sé cómo explicarlo, pero fue tan cálido y hermoso. Sé que muchas veces dije que no quería hijos, pero desde anoche mi mundo cambió. Esta beba está haciendo que mi mundo solo quiera girar alrededor de ella. No quiero alejarme de ella.
—Eso que sientes es amor de madre. Es a primera vista, nace incluso desde que está en tu vientre. Tenía mis dudas, pero anoche, cuando te vi llegar al hospital con la beba en brazos, cuando no estuviste tranquila hasta que te dijeron que estaba bien, cuando no dormiste cuidándola... lo entendí. Te vi pasarla de la cuna a tus brazos con tanto amor. Pero sabes muy bien que un bebé necesita muchas cosas, especialmente sacrificios. Y tú sabes que tu estilo de vida no es precisamente el más compatible con la maternidad. Un bebé es una gran responsabilidad, no se trata solo de comprarle ropa linda. Además, no puedes encariñarte con ella así sin más, no sabes si tiene familia buscándola. Y podrías meterte en problemas con la ley.
—Sé que es una gran responsabilidad, de eso estoy segura. No quiero llevarla a un orfanato. Sentiría que yo también la estoy abandonando, como lo hizo su madre biológica. Toma, lee esto.
—Mujeres como esa no deberían ser llamadas madre… Si esa es tu decisión, te apoyaré. Pero recuerda que esto no es como tener una mascota que, cuando te aburres, regalas o dejas olvidada. Ya sabes, si necesitas algún consejo, aquí estaré.
Le agradezco a Lucy por su apoyo. A pesar de todo, creo que esta es la mejor decisión que puedo tomar. Tiene razón: hay que hacerlo legalmente. Mañana lunes llamaré a una amiga de mi mamá que trabaja en Servicios Sociales, necesito que me oriente.
Estaba comprándole algunas cosas a la beba por internet, ya que no tiene casi nada. Lucy me dio algunas cosas de Aby, pero no quiero que a Amy le falte nada. Estaba durmiéndola cuando llegó Andrea, haciendo un escándalo. Rápidamente llevé a la beba a mi cuarto para que no se despertara con todo el ruido. Me costó mucho trabajo dormirla.
—¡Andrea, silencio!
—¡No me callen! Yo debería estar molesta porque Dulce se fue y me dejó sola anoche en la fiesta, pero estoy de muy buen humor, y por eso… ¡las invito a una fiesta en una cabaña!
—Andrea, sabes que yo paso. Tengo día libre y quiero pasarlo con mi hija.
—¡Vamos, Dulce! Sé que tú me dirás que sí.
—Te equivocas. Siéntate. Hay mucho que contar y procesar.
—¿¡Quéeeee!? ¿Cómo que ahora tienes una hija? ¿Cuándo pasó eso?
—Cállate y déjame contarte todo. Anoche, cuando salí de la fiesta —después de tirarle la bebida a Santiago y abofetearlo— me fui al parque. Quería caminar… Y entonces escuché el llanto de un bebé. Bueno, creo que al fin vas entendiendo. Ya estoy cansada de contarte, si no entiendes por las buenas, será por las malas.
—¡Ohhh, pero me perdí! ¿Cómo que te quieres quedar con la beba? ¿Te sientes bien? ¿Tú, haciéndote cargo de un bebé? ¿Estás bromeando?
—Es en serio.
—Te desconozco. En serio, te siento extraña… Pero si esa es tu decisión, te apoyo. Eso sí, **no cuidando**, porque de milagro me mantengo viva, pero sí dándote ánimos. ¿Y Lucy? ¿No le vas a dar su merecido a Santiago por lo que dijo?
—¡Claro que sí! Después les cuento. Bye. Si necesitas ayuda, me llamas.
—Bueno, yo también me voy a arreglar para la fiesta. Bye, te quiero. Pareces otra, pero te sienta bien.
Nos quedamos solo la beba y yo. Andrea ya había terminado de arreglarse. Es increíble cómo la vida te cambia de un día para otro. Si no hubiera pasado todo esto, yo también estaría ahora camino a esa fiesta. Pero esto me da más alegría que cualquier fiesta.
La bebé sigue dormida y yo aprovecho para terminar de comprarle sus cosas. Le decoraré la habitación, aunque sé que por un tiempo dormirá conmigo, por eso también compré un moisés. Lucy me dio una lista con todo lo que necesita una bebé. A más tardar, mañana llega todo.
Aún no logro sacarme de la mente a ese sujeto extraño. Es raro que alguien así invada tanto mis pensamientos…
Amy sigue dormida. Aprovecho para darme un baño rápido y comer algo. No quiero que despierte mientras estoy lejos. Amy es un amor. No me dio nada de trabajo en todo el día. Prácticamente nos la pasamos comiendo y durmiendo.
Ya eran las 7 de la noche. Estaba cambiando a Amy cuando sentí que tenía el cuerpo más caliente de lo normal. No lo pensé dos veces: arreglé todo y nos fuimos al hospital.
Ya en el hospital, la pediatra la revisó.
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—Entiendo su preocupación, pero no es para alarmarse. A la bebé le irá bajando la temperatura. Tome, póngale esto. Si la fiebre aumenta, no dude en volver a traerla.
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En verdad… esto de ser madre no es nada fácil. Ya estoy más calmada. Vamos en el taxi de regreso a casa, pero siento algo extraño… como si alguien nos vigilara. Bajamos del taxi y miro a mi alrededor. No hay nadie. Ignoro esa sensación y entro al edificio.
La beba tiene hambre. Le preparo su biberón. Me estoy muriendo del sueño, pero esta niña no ayuda. No se quiere dormir. Jamás pensé que haría esto, pero… me toca cantar una canción de cuna. Me burlaba de Lucy cuando le cantaba a Aby, pero ahora la entiendo.
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