Maja es una hacker que obtiene un trabajo importante para buscar a la esposa de un enigmático empresario que fue secuestrada. Pero comienza una relación prohibida con ese hombre. Un amor imposible que sería infinito.
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Capítulo 5. Maja prepara sus papeles
Amor Infinito
Elsa Elena Isasa
Maja Prepara sus papeles.
Capítulo 5
Esa mañana Leonardo recibió el correo de Maja. Tenía el listado de todos las cuentas bancarias que había pedido descubrir de quienes se trataba. La lista terminaba :
“Señor Leonardo. Muchas gracias por todo lo que está haciendo por mí hermanito Bruno. Encontré una cuenta a mí nombre con una suma importante de dinero. Puedo asegurarle que trabajaré día y noche para retribuirle. Maja”.
Leonardo Valente supo que esa chica era especial. Poder en un solo día localizar las cuentas de narcos y delicuentes dedicados a la trata de personas y venta de órganos era realmente un trabajo excelente.
Pasó los datos a Andrea y se pusieron a trabajar marcando los lugares del mundo, conectándose con sus contactos e informando como siempre a la interpol.
Esa era su tarea oscura. A ese trabajo era donde su emporio dedicaba mucho dinero para mover gente y comprar favores de jueces y políticos.
Eran sus objetivos claros de destrucción económica y luego física de las personas implicadas. Y eso estaba fuera de la ley. Era su parte obscura de vengador y asesino,sin piedad, a aquellos que lucran con la desgracia de otros.
Hacían llamadas y conversaban con personas cuando Andrea le dijo.
– La hacker se va. – habló mirando por el ventanal.
La chica, vestida con sus viejos pantalones militares estaba junto al portón hablando con uno de los guardias.
– Déjala salir y luego que alguien le siga. – dijo al empleado que le preguntó.
Donde iría se preguntó. Quizás tendría alguien afuera o querría comprar algo. Sintió cierta inquietud, pero pronto llegó la información.
– La chica está hablando con el dueño de la confitería donde trabajaba. Se ha detenido a comprar algo en el camino.
Maja caminó a grandes pasos hasta la confitería de César. El bar estaba desierto a esa hora, una nueva chica corría mesas y sillas para hacer la limpieza. Cesar estaba realmente asombrado cuando la vió.
– Que haces Maja. ¿Te encontró el mafioso?--
– No es mafioso. Es un hombre muy rico. Me ayuda con mí hermano y yo trabajo para él.
– ¿Trabajas? ¿No te estás acostando con él, verdad?- dijo César.
– Solo informática. César, sé que tienes conexiones. Necesito pasaportes.De buena calidad. Esta chica Suelen Artigas va con mí foto y este niño Mauro Rodríguez va con la foto de mí hermanito. Esta que te dejo.
– Suelen Artigas y Mauro Rodríguez. Okey. Saldrá caro. Tardará una semana.
– Tengo dinero. Te pasaré a tu cuenta el valor que me informes.--
– Puedo preguntar para qué es esto?-
– Quizás un día tenga que irme con mi hermano. ¿Sabes? No sé en realidad a qué se dedica el señor Valente. Es mejor estar preparada. – dijo Maja recordando las cuentas bancarias que localizó. Había revisado las compañías que estaban detrás y no parecían legales. Y eso le asustó bastante.
– Okey. Te avisaré entonces cuando todo esté pronto.
– Mándame un mensaje corto : ven a verme. Eso es todo. No comentes con nadie César. –
– Nada saldrá de mí boca. Te debo mucho chiquilla. ¿Estás comiendo bien? Tu rostro ha cambiado.--
– Estamos bien. Mí hermanito está mejorando. El médico dice que quizás pronto despierte. Debo irme amigo.--
Maja fue al cementerio y visitó a sus padres. Les agradeció la mejora de su hermano y el cuidado que recibía en la casa de Leonardo Valente.
Luego compró unas prendas para Bruno, vió un autito de colección muy parecido al viejo auto de su padre y lo hizo envolver para regalo. Esa navidad Bruno recibiría un obsequio. Aunque aún no despertara. Ella le contaría en el oído que tenía un regalo para él.
– Fue al cementerio. Entró en una juguetería. Ya vuelve a la casa.--
Los pasos de Maja eran vigilados y notificados al señor Valente.
Leonardo se preguntó si esa chica andaba de amores con César. Según le informaron era un comerciante con mujer e hijos. Pero eso no indicaba nada tal como estaban las cosas en la sociedad ahora.
Seguía mirando cada tanto por la ventana hasta que con un vuelco de alegría en el pecho la vió atravesar el portón de la casa, saludando a los empleados con unos paquetes en los brazos.
– ¿Qué diablos me pasa? - pensó. Se habrá comprado ropas y esas cosas que buscan las mujeres. Quizás las prendas que le hizo comprar no le gustaban.
Abrió su laptop y realizó algunas movidas financieras en bonos.
Maja llegó a su habitación.Dejo las prendas de Bruno escondidas bajo la cama y llevó a la pieza del niño el juguete. Le hablo a su hermanito en el oído contándole muchas cosas. De dónde estaban. Cómo lo atendían. Del trabajo que hacían los médicos con él. De sus ejercicios y del auto parecido al de su papá que le compró. Tomó la mano de su hermano y la apoyó en el juguete. Hizo pasar cada dedo reconociendo el pequeño auto mientras le hablaba. La enfermera la miraba con cariño y dulzura.
– Es una buena chica– dijo la mujer a Paula cuando se despedía porque otra enfermera venía a reemplazarle.
– ¿De quien hablas?-- preguntó Paula.
– De la señorita Maja. Compró un regalo para su hermanito. Ojalá despierte pronto ese niño. -
Paula quedó pensativa. Quizá sería posible que esa chica sea la solución para la angustia infernal que tenía su jefe por esa malvada que lo abandonó.
Cuando la vió llegar al comedor con un sencillo vestido con florecitas rojas que le habían comprado, la vió tan natural y bonita que realmente quiso imaginar un futuro diferente para Leonardo Valente. Ella comía con placer y conversaba con todos. Luego se levantó y le ayudó con los trastes.
– Señor Jesús, pensó Paula. Ojalá Leonardo realmente la vea como a una mujer, natural, sencilla y buena.
– Hasta mañana Paula. Trabajaré un poco en mí habitación y luego me dormiré. - dijo.
– Hasta mañana Maja. Descansa mí niña - le contestó.
Entonces Maja le dió un abrazo y la beso.
Si. Esa navidad sería diferente. Había un niño en esa gran casa que estaba sanando. Y una hermosa chica que quien dice, sanará el corazón del frío Señor Valente.
La forma d narrar d la autora es bellísima y llega a los sentimientos t transporta y t hace vivir la historia
Bendiciones
El mató a los papás d Maja