Almas Rebeldes: La Cazadora Y El Mago.

Dos habitaciones y dos personas durmiendo en cada una de ellas, mientras los Padres de la casa hablaban de lo sucedido en el día y se ponían cada vez más acaramelados Tae y Aarón intentan comunicarse y poco a poco aprenden el idioma del otro.

—Yo— Se señala a si mismo —Miro— hace gestos con sus manos —Mi bidente—. Mientras lo señala.

Tae asiente y afirma que entiende lo que quiso decir asintiendo ligeramente con una bella sonrisa.

Sin sentimientos de incomodidad la charla se vuelve rápida y con emociones reales, Aarón comienza a hacer ademanes e indicaciones para que Tae comprenda y ella hace lo mismo utilizando su idioma.

Pronto unas carcajadas se hacen oír ambos comienzan a llevarse de maravilla.

—Me gusta la carne—. Levanta la voz mientras hace gestos.

Tae se ríe y al darse cuenta le dice:

—No hagas ruido—. Para luego colocar su dedo índice en su boca y chistar un poco sin malicia.

Aarón asiente.

Mientras Tae continúa hablando Aarón menciona las mismas palabra de ella en idioma demoníaco chistando.

Tae lo observa pensando confusa pero Aarón parece notar algo.

Un rostro de seriedad se muestra en él haciendo sentir desconfianza o recelo en Tae por la única razón de ser un humano.

Las historias de humanos aniquilando pueblos y esclavizando gente se le cruza por la mente al igual que un sentimiento de miedo.

—Necesito mis espadas—. Dice él.

Ella comprende enseguida.

—¿Q-Qué vas a hacer?—. Pregunta preocupada.

—Tus padres, están en peligro—.

Ella solo entiende la segunda parte y se preocupa aún más y lo detiene con su gran fuerza de demonio.

—Hay que ir, están en peligro—. Continuaba diciendo.

Aunque no entendía bien sus palabras parecía entender mejor sus gestos y su preocupación, su rostro y llegó a la conclusión que debía confiar en el.

Así que aceptó.

Silenciosamente se aproximan a la habitación de Kim y Mía.

Oh~ ooh~

Los sonidos eróticos de gemidos se hicieron oír aunque en voz baja, pero la casa estaba en silencio y ellos cerca.

Tae comprende de inmediato y su cara se torna sonrojada, Aarón no puede ver, la curiosidad le lleva a abrir la puerta, al ver esto Tae lo detiene.

Aarón no se rinde y su curiosidad es más fuerte que Tae quien no utiliza mucha fuerza y consigue observar por la cerradura lo que hacían.

Tae después de forcejear se rinde ya que estaba sonrojada, ella no quería molestar a sus padres...

"Hacer eso mientras un humano está en la otra habitación es inmoral" Pensó Tae.

Kim confiaba en el chico, además de que sus espadas están en la habitación donde se lleva a cabo el acto sexual.

—M-mejor vámonos—. Dice Tae casi suplicante.

Por el forcejeo; Aarón tropieza y cae sobre ella.

Aquellos gemidos y al ver algo como eso prenden los instintos sexuales del humano, su respiración se acelera, su cara se vuelve roja, su vista está fija en el rostro sonrojado de su compañera de habitación.

Buenos muslos, unos no muy grandes pero delicados pechos, una piel suave, un aroma a mujer que lo hipnotiza... Para él, lo más importante es su color de ojos y cabello cautivadores, al igual que una fantasía.

—Tae—. Susurra agitado.

Él se acerca poco a poco con cuidado hacia ella.

—N-No—. Susurra nerviosa intentando alejarlo sin fuerza.

Tae también comienza a sentir su aroma masculino, su seriedad en su rostro sobre ella presionándola decidido a acecharla.

Tae no lo aparta su fuerza la abandona totalmente y aunque se encontraba contrariada un beso se hace presente por parte de él.

Ella intenta apartarlo sin fuerza pero se rinde casi de inmediato.

Sus bocas comienzan a descontrolarse, Ninguno de los dos eran capaces de controlar sus cuerpos, no eran dueños de lo que su mente hacía por si misma.

Algo comenzaba a mojarse en ella por esa razón cruza tiernamente las piernas.

Sin embargo, de una forma agresiva Aarón las abre casi sin tacto, tal vez presa de sus instintos enloquecidos por la hermosa mujer frente a él.

—N-No basta—. Susurra ella.

Su mano traviesa toca directamente la entrepierna de Tae lo que la altera intentando resistirse sin fuerzas casi con lágrimas en los ojos como si se tratara de una violación.

Tae terminó por contenerlo con mucho nerviosismo, el hombre sobre ella aunque de otra raza lo veía irresistible, fuerte, valiente y lo más importante: totalmente varonil incluso con sus aún no curadas heridas pero de cuerpo marcado.

Mientras los gemidos de sus padres se escuchaban los de Tae comenzaban a hacerse presente lo que vuelve loco a Aarón.

—No hagas ruido—. Susurra en su oído.

La temperatura corporal de Tae al escuchar eso se eleva de la misma forma que la de Aarón por escuchar sus dulces gemidos.

Sus dedos saliendo y entrando en ella, su mano tapando su propia boca para intentar no gemir mientras Aarón era un animal y Tae su víctima.

Algo comenzaba a ponerse duro como piedra en los pantalones de Aarón, él pensó en romperlo sin importarle lo demás pero sus pensamientos tomaron la iniciativa y le devolvieron el control parcialmente.

—Volver... Habitación—. Intenta decir en idioma demoníaco de forma comprensible mientras saca su mano mojada de ella.

Tae en extremo sonrojada se cubre el rostro con ambas manos y asiente.

Aarón sonríe de forma coqueta e impaciente de continuar levanta del suelo a la delicada mujer para llevarla a la habitación no muy silenciosamente.

La puerta se cierra con cuidado y Tae en la cama con un sentimiento de locura, ese sentimiento fuerte de amor y nervios de inocencia.

Aarón cae sobre ella de forma deliberada para continúa en el lugar donde se quedó comenzando una vez mas con sus bocas perdiendo el control junto con sus manos.

Tae poco a poco pierde los nervios y comienza a gemir en su oído casi susurrando enloqueciéndolo.

Aarón la desviste sin perder el tiempo y todo lo demás ya no es algo de lo que puedan controlar, ni el ni ella.

...

A la mañama siguiente Mía es la primera en levantarse de la cama, prepara con esa alegría y ternura que ella siempre desprende, cocina el desayuno para acto siguiente ir a levantar a los dos jóvenes.

"Seguro ellos deben ser buenos amigos ahora" Ningún pensamiento negativo paso por su mente y de forma alegre abre la puerta de la habitación.

Lo que ella ve... No es nada parecido a lo que esperaba ver.