La Princesa Del Pirata

En un derruido edificio, cubierto por el moho y en ruinas por el paso de los años un pequeño niño lloraba la muerte de su madre. Junto a él se encontraba el cuerpo ya sin vida de una joven mujer, con claros indicios de haber sido golpeada hasta morir.

Mami despierta por favor…no me dejes solito…tengo miedo y frío y hambre y te necesito lloraba sin cesar el pequeño.

Pero ya nada se podía hacer, la mujer llevaba horas sin vida. El niño sabía muy bien quién era el asesino, nunca olvidaría ese rostro y algún día cobraría su venganza. Pero para eso ahora debía sobrevivir. Cansado y sin poder despertar a su mamá se acurrucó junto al cuerpo de esta buscando un calor que jamás llegaría pues el frío ya había invadido la figura inerte de la mujer.

¿Qué es esto? se preguntó a sí misma una mujer que chocó con algo blando, se agachó a la altura de lo que parecía ser una persona y quitó la nieve que había a su alrededor. Para su sorpresa y espanto se encontró con un pequeño niño, que aún tenía pulso, pero a su lado estaba una mujer sin vida.

Corrió lo más a prisa que pudo y llamó a uno de los caballeros del Rey, pues ella era muy anciana y ya no podría cargarlo por más que quisiera. Al volver al niño, el hombre lo tomó y lo llevó al hospicio, ya que por la situación era evidente que el pequeño había quedado solo en el mundo, cosa que no era para nada inusual, día a día quedaban niños desamparados por diferentes circunstancias en esos lugares.

Ares creció allí. Siendo contenido y educado por las personas de ese hospicio. No lo trataban con amor, pero tampoco era maltratado. Lo difícil llegó el día que hubo que desmantelar ese lugar y transferir a los niños a otros hospicios en diferentes poblados. Él llegó con su pequeña bolsa con ropa, contando ya con trece años, a su nuevo hogar. Este era un lugar muy diferente al anterior, allí los niños debían trabajar arduamente para obtener su sustento y eran, de todas maneras, cruelmente castigados.

Siendo uno de los más grandes se sintió con la necesidad de proteger a los más pequeños, entre ellos una hermosa niña de cabellos dorados y ojos muy azules de nombre Kira. Ella era toda dulzura y amor, regalándole con su sonrisa días llenos de alegría a pesar del gran dolor que a veces necesitaba soportar, ya que se sentía en la obligación de tomar todos los castigos a los que querían someter a la pequeña por no completar la cuota de ventas diarias. Y es que ella nunca llegaba y él siempre le daba parte de sus ganancias, pero había días en que no lo lograba y debía recibir el castigo correspondiente.

Los días en ese lugar fueron largos…los años peores. La única luz en su vida era la pequeña Kira, hasta que un día…se la llevaron. Su padre la había encontrado y era nada más y nada menos que el Rey del poderoso reino de Merlán. Ella partió a su destino pero con la promesa de siempre mantenerse en contacto y así lo hicieron.

Largas cartas se escribían uno al otro. La niña relataba en ellas lo mal que era tratada por sus hermanas, la peor de todas era Malika, la menor, ya que ella le tenía envidia. Le había contado que era muy malvada, de cabellos rojos, pero con mirada demoníaca. Incluso le había dicho que planeaba matarla en algún momento.

Ares creció con el inminente temor de que su hermosa hermanita del alma muriera en manos de esa niña tan malvada y comenzó a entrenar en secreto con un grupo de maleantes. Luego creó su propio escuadrón y en poco tiempo habían robado lo suficiente para comprar un barco, porque sí, eran ladrones, aunque no asesinos y luego fueron piratas.

Ares Dark se había convertido en el hombre más temido de los cinco reinos. Su barco, “Cancerbero” era el más grande y mejor preparado, podía soportar ataques de distinto calibre y salía bien librado, así como su dueño.

A pesar de los años que habían transcurrido él seguía en contacto con su pequeña. No había podido verla nuevamente ya que no podía acercarse por ser ella una princesa. Pero, según le había dicho, todo cambiaría cuando ella fuera nombrada reina. Le daría el indulto, ya que siempre la había estado cuidando, le daría un título y lo más importante, le ayudaría a tomar venganza contra su padre, el asesino de su madre.

Eran tantas las atrocidades que había cometido por defenderla, tantas las personas a las que había eliminado porque la querían lastimar y ahora, iba a matar a esta mujer porque, según la noticia que recibió, ella había intentado matarla.

¿Y si todo era mentira? Porque la conversación que estaba teniendo lugar en ese calabozo indicaba que Malika era inocente, no solo eso sino que iba a ser entregada a ese bastardo cruel. Sabía lo que le esperaba a cualquier mujer que fuera dada a sus manos, esa era la peor de las torturas sin lugar a dudas, él lo había visto con sus propios ojos.

¿Y ahora? No podía quedarse con la duda, tenía que saber si Kira le había mentido, y si lo había hecho necesitaba saber si esa era la primera vez o hubo más.

Marco dijo luego de salir de meditarlo un momento.

Si capitán contestó el otro parándose a su lado con actitud obediente.

Quiero que te infiltre en Merlán, quiero saber la verdad sobre la tercera princesa. Necesito saber si todo lo que se me informó es cierto o no Ares hablaba con tranquilidad, pero por dentro era un volcán en ebullición ya que se sentía traicionado en lo más profundo de su ser.

Sin decir más Marco salió del lugar. Todos sus hombres le eran absolutamente leales, él los había ayudado a salir del infierno que eran sus vidas, y aunque suene extraño, les había dado la posibilidad de tener una familia. Ellos eran fieles entre sí, y con los habitantes de algunos poblados que los habían ayudado y protegido en su momento.

Sara llamó a una de las mujeres que estaban a sus órdenes _ trae a la prisionera, es hora del almuerzo.

La mujer salió de inmediato, nunca cuestionaban las decisiones de su capitán, sabían que él no actuaba de manera imprudente.

En la celda las dos mujeres seguían platicando sobre su futuro, aunque ambas estaban convencidas de que pronto morirían.

¿Sabe qué es lo que más me duele mi señorita? dijo Tere con los ojos rojos de tanto llorar Que nunca voy a conocer lo que es estar en los brazos de un hombre agregó finalmente dejando muda a la pobre de Malika que nunca imaginó que recibiría ese tipo de confesiones _ ¿Usted no tiene curiosidad por saber qué se siente?

La pobre de Lía, o Malika…soltó un profundo suspiro. Esta era su segunda vida y nada de nada…ningún choque de cuerpos…ninguna caricia profunda…o besos oscuros, por no decir negros. Nada…iba a morir, nuevamente…tan pura como había llegado al mundo. Todo era una gran decepción para la pobre que había planeado durante varias noches lo bien que la pasaría en los brazos de sus bombones.

¿Yo? contestó dubitativa tengo dos vidas esperando para ver que se siente y moriré nuevamente sin tener ni la menor idea. Ni siquiera un consolador compré que tonta que fui…

Ella había comenzado a divagar nuevamente y Teresa la miraba desorientada, “¿Un qué?” se preguntó a sí misma, pero no tenía ni la menor idea de cuál sería la respuesta, y ahora no estaba segura de si quería escucharla o no.

En su oficina, Ares escuchaba con una sonrisa un tanto pícara…junto a él, su mano derecha se sentía sumamente feliz, esa linda rubia iba a ser todita para él, que quería comérsela desde que la vio pidiendo por su señorita.

Interesante dijo Ares.

Más que interesante respondió Ítalo.

Ambos se miraron con una sonrisa. Sabían perfectamente lo que el otro pensaba. Aunque en ese momento Ares no entendió por qué al escuchar hablar a esa niña se despertó todo en su bajo mundo. Eso nunca le había ocurrido, jamás una mujer había llamado su atención de esa manera, él solo tenía una cosa en mente, proteger a Kira y cobrar venganza.

Ahora, su cuerpo, estaba despertando y una nueva cosa parecía ocupar su mente…poseer a Malika.