En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Se enamora de alguien a quien nadie le conoce, Él no tiene un apellido reconocido, y por tanto su familia no lo aceptará.
¿te la jugaras por el?
¿Renunciaría a toda tu fortuna por el amor ?
Descubramos está historia juntos.
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"La Mirada que Rompió el Control"
Narra Lara
Me levanto y camino con decisión hacia el agua. Puedo sentir las miradas de todos los hombres clavadas en mí. Esa sensación de ser observada me resulta tan familiar como molesta… aunque parte de mí lo disfruta. Es lo que pasa cuando luces como yo.
Entro al mar y dejo que el agua acaricie mi piel. Nado por un rato, disfrutando la libertad. A lo lejos, alcanzo a ver a un chico que se ha sentado junto a mi madre. Tiene una bebida en la mano y parece hablarle con confianza. ¿Quién demonios lo invitó a sentarse ahí?
Después de un rato en el agua, salgo y regreso a donde está mi madre. Me acuesto a su lado en una de las tumbonas y cierro los ojos, refugiada tras mis gafas de sol. La paz me dura poco.
—Hola, señorita. Aquí le traigo esta bebida para que se refresque un poco —dice una voz masculina, interrumpiéndome.
—No he pedido nada. Puede retirarse —respondo sin abrir los ojos. Ni siquiera lo miro. No me interesa.
—No sea grosera, no dije que me lo pidió. Solo le estoy ofreciendo algo para que se refresque un poco, nada más —responde con seguridad. Ni arrogante ni sumiso. Seguro. Curioso.
Abro los ojos con lentitud y me quito las gafas. Y entonces… lo veo.
¡Joder!
Yo no soy de impresionarme. He estado en salas llenas de multimillonarios, deportistas de élite y modelos de pasarela. Pero este tipo… este tipo acaba de darme la mejor y única impresión de mi vida.
No sé de dónde salió, pero estoy segura de que fue tallado a mano por los dioses. Y les quedó perfecto.
Extiendo la mano para tomar la bebida, aún sin poder apartar la mirada de él.
—¿Puedo sentarme a tu lado? —pregunta con naturalidad.
—Sí —respondo, sin pensarlo.
Me hago un poco a un lado, dándole espacio. Y sigo mirándolo. Es hermoso. No, más que eso. Tiene una presencia que hipnotiza. Sus ojos… lo dicen todo y a la vez no dicen nada.
—¿Cómo te llamás? —me pregunta, sacándome de mis pensamientos.
¿Es en serio? Pensaba que me reconocería. Casi todos aquí me reconocen. Soy Lara parisi, la CEO más joven y codiciada de Estados Unidos. ¿Y él no tiene ni idea de quién soy? No sé si sentirme halagada… o ofendida.
—Lara Amber —respondo finalmente.
—Qué hermosos nombres tienes —dice, con una media sonrisa.
Oh, por favor. ¿Eso funciona con alguien en pleno 2025?
—¿Y tú? ¿Tu nombre? —pregunto, terminando mi bebida.
—Owen Bracco.
Bracco… raro apellido. Nunca lo había escuchado. Pero no importa, luego lo busco. Todo se puede averiguar. Todo se puede controlar.
—¿Qué tal si nos vemos más tarde? Ya el sol hizo su trabajo en mí, así que me voy al hotel —le digo.
—Claro, donde me digas —responde, confiado.
—Entonces, espérame en el lobby del hotel.
—Por supuesto.
Me levanto y me acerco a mi madre.
—Me voy a recostar un rato —le digo. En realidad, le miento. No voy a dormir ni descansar. Tengo trabajo que atender.
Lo último que hago antes de dejar la playa es echar una última mirada en su dirección. Owen Bracco. Lo repito mentalmente como si fuera un acertijo. Camino hacia el hotel con su nombre enredado en mis pensamientos.
Al llegar a mi habitación, enciendo la laptop y me conecto con Kassy. Me coloco un pareo sobre el bikini mientras espero que responda.
—Buenas tardes, jefa —dice con su voz alegre.
—Buenas tardes, Kassy. ¿Cómo te encuentras?
—Por aquí todo en orden… aunque el vicepresidente está insoportable. Cada vez lo soporto menos.
Me río. Clásico. Nunca se ha llevado bien con él, y la entiendo perfectamente. Ese hombre vive intentando abusar de su puesto. Varias veces he tenido que aclarar que Kassy trabaja para mí, no para él.
—Tranquila, eso lo resolveré —le digo.
—Él tendrá un nuevo asistente, me informó.
—¿Cómo? ¿Ya evaluó y contrató a alguien y hasta ahora me lo dices?
—No, calma. Aún no ha llegado. Dijo que no es de Estados Unidos, pero que es un chico preparado y que le gustó el perfil… así que lo eligió.
—Mañana hablaré sobre eso. Me mantienes informada, ¿sí?
—Claro. Y por favor, jefa, disfrute su viaje. Recuerde: son vacaciones —dice riendo.
—Sí, sí… vacaciones. Pero sigo siendo CEO. Cuídate, hablamos luego.
Cierro la laptop y me tumbo en la cama. Mis pensamientos vuelven al chico que hace unos minutos dejó de estar frente a mis ojos.
Es increíble sentirme atraída por alguien que apenas conozco. Nunca me había pasado. Espero que solo sea atracción del momento, una reacción química pasajera.
Porque no pienso enamorarme.
No ahora.
No todavía.
Y menos… sin saber quién demonios es ese tal Owen Bracco.
Y si hay algo que sé hacer mejor que nadar… es descubrir secretos.