La Gordita De Mis Pesadillas Parte 2.

Mi nombre es Luna Maseratti, tengo 20 años recién cumplidos, Soy hija única de un hombre viudo, Osvaldo Maseratti es mi padre, un señor mayor lleno de vicios, el era el hombre que había echo el intento de cuidarme toda su vida. Yo era demasiado tranquila, normalmente era muy obediente, pero igual extrovertida, mi cuerpo estaba repleto de tatuajes y de piercings, ese era más bien un gusto personal, no era gorda y menos flaca, pero mi diminuta estatura de 1.50, me hacía destacar de entre los demás. En este momento me encuentro secuestrada, Lose por qué e intentado abrir aquella puerta y me ha sido imposible, sin más que hacer camino hacia la cama y me siento mientras suspiro.

Entonces la perilla gira y la puerta se abre, dejando entrar a un hombre más bien parecía un mayordomo.

Augusto: Señorita Maseratti, no pretendemos dañarla, pero su padre tiene una deuda con el jefe, y usted es la garantía de que el pagará.

Entonces pienso en que si me harán daño, por qué conociendo a mi padre se que nunca pagará, apenas sus manos tocan un poco de dinero se van directo a su vicio, el alcohol y las apuestas.

Luna: Bien, puedo hablar con tu jefe?.

Augusto: Lo lamento, pero el no puede recibirla.

Luna: Bien, solo dile que seré obediente, no pretendo darle problemas.

Augusto: De acuerdo señorita, esto es para usted.

El me extendió una maleta repleta de ropa y accesorios, yo la tomé y el se retiro sin más que decir.

Un mes después........

Narra Dante......

Hoy es un día para estar en la oficina, el trabajo en verdad ha sido excesivo, me cuestionó al no tener como trabajo por tiempo completo el de ser matón, mi vida entonces sería mucho más fácil, pero entonces recuerdo lo que le prometí a mi padre, le dije que haría que su empresa fuera la mejor del lugar y hasta ahorita lo estaba logrando.

Entonces camino hacia el bar de mi oficina y tomo una botella de whisky, la abro y comienzó a tomar de ella, en ese momento la puerta de abre de golpe y el irritante Maseratti entra en ella.

Osvaldo: Quiero a mi hija.

Lo miro con desprecio y detengo a Augusto que intenta sacarlo.

Dante: Y yo quiero mi dinero.

Osvaldo: Solo tengo una cuarta parte, lo demás me sirvió para pagar el doctor, casi me quedo sin pie.

Dante: Bien hermano, entonces te mandaré una cuarta parte de tu hija.

Osvaldo: No porfavor, no le hagas daño.

Entonces lo miro y tomo de mi botella, sus palabras no reflejan sinceridad, al parecer no le importa ni un poco su hija.

Dante: Estás seguro que no quieres que le haga daño?.

Osvaldo: Por favor, ah qué te refieres, es mi hija.

Dante: hagamos un trato conveniente para ambos.

Osvaldo: Bien, lo escucho.

Dante: Te perdono tu deuda, y te doy un millón más por tu hija.

El se queda callado y no dijo nada por un largo rato.