El joven de sangre pura había sido encontrado por el gran gobernante, Theo. Noah Everhart nunca podría escapar de su destino.
Encerrado en la imponente presencia de Theo Langston, su cuerpo tembló involuntariamente cuando el aire se impregnó con el embriagador aroma de sus propias feromonas. El Alfa frente a él sonrió con satisfacción, sus ojos ámbar brillando con un peligroso fulgor depredador.
—No tiene sentido correr, Noah —murmuró Theo, su voz profunda y envolvente—. Ya eres mío.
Los latidos de Noah se aceleraron. No... no hay escapatoria.
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📌 BL / Omegaverse (Chico x Chico)
📌 Embarazo Masculino
📌 ¿Kitsunes?
📌 Fantasía BL
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Capítulo 4
—¡Reúnanse y tómense de las manos! —ordenó el señor Dion con voz firme, sintiendo que algo estaba por ocurrir.
El grupo, aún conmocionado por la repentina oscuridad, obedeció sin dudar. Algunos intentaron encender sus linternas, pero ninguna funcionó. Solo la luna eclipsada brillaba débilmente sobre ellos, creando una atmósfera irreal y sofocante.
El eclipse solar estaba alcanzando su punto máximo, y el señor Dion no pudo evitar sentirse asombrado. Si esto ocurría en este preciso instante, significaba que su grupo estaba verdaderamente bendecido por los ancestros… o marcados por algo más.
En cuestión de segundos, la oscuridad se volvió absoluta. Y entonces, sin previo aviso, cada persona comenzó a experimentar visiones diferentes, como si estuvieran atrapados en un mundo de ilusiones.
Caleb, un omega de alma pura y corazón gentil, vio un ave luminosa surcando el cielo nocturno con un fulgor dorado. Sus alas resplandecían como si estuvieran hechas de estrellas, y su belleza le quitó el aliento. Sin darse cuenta, el miedo que lo había atenazado se desvaneció, dejando en su lugar una sensación de asombro. Sin pensar, soltó la mano de Noah, su único refugio.
Por otro lado, Noah, un omega de esencia cautivadora y ojos azul profundo, se encontró cara a cara con una criatura majestuosa: un unicornio de pelaje níveo y cuerno resplandeciente. Su melena plateada flotaba como si la brisa de otro mundo la acariciara, y su cola ondeaba con una elegancia sobrenatural.
El corazón de Noah latió con fuerza.
—Es hermoso… —susurró, y antes de que pudiera detenerse, su cuerpo comenzó a moverse por voluntad propia.
Sus pies se deslizaron hacia adelante sin resistencia. No importaba que la oscuridad lo rodeara, porque cada paso que daba iluminaba el suelo bajo él.
—¡Espera! ¡Espera por mí! —exclamó, extendiendo su mano hacia la criatura que se alejaba cada vez más.
El unicornio trotó con gracia, atrayéndolo a un destino incierto. Noah lo siguió sin cuestionarlo, su mente atrapada en una neblina de fascinación.
Y entonces…
El eclipse terminó.
El mundo recuperó su luz.
Y Noah cayó en el abismo.
¡CRACK!
—¡Agh!
El sonido de ramas partiéndose perforó la quietud del bosque.
¡CRACK!
—¡Ayuda! ¡Agh!
Su cuerpo se precipitaba por la pendiente empinada, golpeando rocas y raíces a su paso. La caída no tenía fin, como si el mismo bosque se lo tragara.
¡CRACKKK!
Y luego… el impacto final.
Noah sintió como si su alma abandonara su cuerpo por un momento. El dolor abrasó cada centímetro de su ser.
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Arriba, la desesperación estalló.
—¡Noah! ¡Noah, ¿dónde estás?! —gritó Caleb, con la voz quebrada por el pánico.
La luz del sol volvía a bañar el bosque, pero Noah había desaparecido.
—¡No juegues con nosotros, Caleb! ¡Noah ha estado contigo todo este tiempo! —exclamó Michael, con una mezcla de confusión y enojo.
Caleb negó frenéticamente con la cabeza, sus ojos empañados por lágrimas. Buscó a Noah en cada rincón, en cada sombra… pero su mejor amigo no estaba.
El señor Dion frunció el ceño, escudriñando el área con atención. No había rastro del joven omega, ni pistas sobre a dónde pudo haber ido.
—¡NOAH!
—¡NOAH!
—¡NOAH!
—¡NOAH!
Las voces clamaron su nombre, pero el bosque guardó silencio.
—¡Basta! —ordenó el señor Dion, y las súplicas se detuvieron. Algunos de los omegas comenzaron a sollozar, presos de la angustia.
El guía inhaló hondo y tomó una decisión.
—Regresaremos al pueblo. Una vez allí, los aldeanos nos ayudarán a buscarlo.
—¡Pero eso tomará demasiado tiempo, señor! ¿Y si Noah está en peligro? ¡Voy a buscarlo yo mismo! —gritó Caleb, con los ojos llenos de lágrimas.
—¡Caleb! Escucha al señor Dion. No conocemos este bosque. Él sabe lo que es mejor —trató de razonar Michael, pero el omega se negó a aceptarlo.
Su pecho dolía como si lo estuvieran desgarrando.
—No puedo… no puedo dejarlo aquí…
Pero antes de que pudiera hacer algo impulsivo, sintió un golpe seco en la nuca.
¡Taf!
El impacto lo dejó inconsciente.
El señor Dion suspiró con pesar.
—Su desesperación solo haría que todos perdieran la calma.
El grupo descendió del bosque con pasos pesados y corazones cargados de preocupación. Llevaban a Caleb en una camilla improvisada, incapaces de aliviar su dolor.
Al llegar al pueblo, Michael contactó a los rescatistas y le avisó a la familia Everhart sobre lo sucedido. Nadie pensaba irse hasta encontrar a Noah.
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En otro lado....
Noah abrió los ojos lentamente.
Su vista tardó en acostumbrarse a la oscuridad. Todo lo que veía eran sombras ondulantes, como si las mismas tinieblas respiraran a su alrededor.
El dolor se extendía por cada parte de su cuerpo. Sentía la piel ardiendo, sus heridas palpitando con cada latido.
Entonces, un sonido lo heló hasta los huesos.
—Ssshhh…
Un siseo bajo y amenazante.
Noah tragó saliva.
Una serpiente.
El crujido de hojas secas confirmó sus peores temores. Algo frío y escamoso rozó su pierna.
—No… por favor, no me muerdas —murmuró con un hilo de voz, abrazándose a sí mismo.
El siseo se intensificó. Algo pesado se deslizó cerca de su rostro.
Y luego…
La serpiente se alejó.
Noah exhaló temblorosamente, con el corazón martilleando en su pecho.
Pero la pesadilla no había terminado.
Un rugido retumbó en la caverna donde había caído.
—¡GRRR!
Noah se congeló.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando una enorme silueta emergió de la penumbra.
Un león.
Su melena oscura se erizaba con la electricidad del peligro. Sus colmillos resplandecieron a la luz de la luna filtrándose entre las hojas.
Noah sintió que su vida se reducía a segundos.
—No… no te acerques… —susurró, con las lágrimas deslizándose por su rostro.
Era el final.
"Lo siento, mamá. Lo siento, papá… Daiki… los amo."
"Caleb… lo siento…"
El león avanzó, y Noah cerró los ojos.
Pero entonces…
Una luz cegadora explotó en la oscuridad.
¡GRACK!
"AGRRRGFH"
El león rugió de dolor.
Noah entreabrió los ojos y vio algo imposible.
Una figura radiante, con nueve colas ondeando en el aire, expulsaba al león con un poder abrumador.
"Un...Un zorro demonio". Noah contuvo la respiración y cerró los ojos con más fuerza.
Estaba condenado.
Dios lo estaba castigando. Si no moría a manos de un animal, entonces sería devorado por una criatura sobrenatural.
Pero antes de que pudiera ceder al pánico, una voz baja y profunda lo envolvió como un susurro prohibido.
—¿Estás bien?
Noah estaba paralizado.
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...Michael...
...Alfa...
...19 años...
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...Theo | Forma (1/3)...
...Kitsune | Alfa Ultra Dominante...
...Edad: +1000...