El Sabueso Del Mafioso. (Temp. II)

Tranquilo porque mi cabeza no va a rodar, pregunto su motivo de esta inesperada visita.

- Soy consciente que tienes algo con Vero y también sé que no es mi deber meterme entre sus asuntos, pero no puedo permitir verla sufrir de nuevo, si no sientes nada por ella aléjate, no permitas que cree falsas ilusiones, eso solo terminará destruyéndola y que caiga en un pozo sin fondo, en esa alegre sonrisa se esconde mucho dolor, pero si la quieres tan siquiera un poco lucha por ella, su futuro está en tus manos.- dice mientras se levanta de su asiento y se aleja.

Confundido tomo mi teléfono e intento marcarle, pero desisto, ¿qué se supone que le diga?, que unas meras palabras de Elizabeth me inquietaron, sin saber que hacer tomo el teléfono y lo rompo con la pared, supongo que es lo mejor para los dos no volvernos a ver más nunca.

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**** Verónica Gómez ****

Malhumorada salgo a toda prisa de la empresa y me dirijo a mi auto, no puedo comprender como su nombre me inquieto tanto, cuando estoy por arrancar el coche, un sonido en la parte trasera atrae mi atención, nerviosa volteo para visualizar el rostro que atormento mi juventud.

- Hola, mi amor, tiempo sin vernos.- dice con su asquerosa voz.

Sin poder evitarlo mi piel se eriza, pero me obligo a mantenerme serena y no mostrar debilidad antes él.

- ¿Qué putas hace en mi coche?, ¿Quién te permitió entrar?.- hablo con resentimiento.

- Veo que has cambiado, ya no queda rastro de esa niña que me suplicaba piedad, no sabes como extraño esos tiempos.- dice muy cínicamente.

Forzándome a no sacar la pistola y volarle la cabeza, lo miro fijamente.

- Deja de decir estupideces, quiero que te bajes de inmediato y no es una maldita consulta.- hablo desafiantemente.

Este me mira unos segundos para decir negar con su cabeza, cuando menos lo espero me toma del cabello y me obliga verlo.

- Que te pasa?, ¿quieres que te recuerde que ocurre cuando me haces enojar?, tanta libertad te hizo olvidar quien es tu dueño.- aprieta el agarre haciendo cerrar los ojos de dolor.

Rápidamente, estiro mi mano en el bolso y saco el arma y se la apunto en la cien.

- SUELTAME HIJO DE PUTA, PORQUE TE JURO QUE ATRAVESARE ES ASQUEROSA CABEZA.- grito furiosa.

Sin ganas de ceder me suelta y me mira con ojos asesinos.

- Sabes que sufrirás el doble por esta mala jugada; los animales salvajes no me gusta y lo sabes perfectamente Verónica, pero si te vuelves obediente y me ruegas perdón, puedo considerar tratarte con más gentileza.- habla muy confiado.

Sin importarme en lo más mínimo sus palabras, jalo el gatillo e impacto en su pierna haciendo gritar de dolor.

- ESTÁS LOCA, PERRA.- grita furioso intentándome tomar de nuevo del cabello, pero soy más rápida y lo golpeo con mi pistola.

- Si y más vale mantenerte alejado de mí, porque no dudaré en matarte y que te quede claro nunca fui ni seré tuya, no soy un puto objeto.- lo confrontó.

Sin titubear lo expulsó de auto y salgo a toda prisa a la casa, al llegar me encierro en mi habitación permitiendo que los nervios se apoderen de mí, estoy segura de que él se va a vengar de esto.

Los días siguientes paso con temor de que vuelva a aparecer y se vengue, la verdad es que Carlos nunca ha sido muy racional, toda su vida a estado acostumbrado a resolver todo con violencia, yo tuve la idiotez de fijarme en él y creer que podía llegar a amarme como una vez lo hice, era tanto mi desvivir por el que no me importo entregarme en alma y cuerpo a él, fue mi primer hombre y llegue a pensar que sería el último.

No obstante, no sabía el monstruo que ocultaba, de la nada se volvió tosco y posesivo, estar con él ya no era nada placentero, a veces me obligaba hacer cosas que no quería y si no lo hacía me golpeaba, el primer golpe lo justifico con un desliz y luego me entregó un ramo de rosas como disculpas, pero en vez de ser algo involuntario se convirtió en un círculo vicioso, pero la gota que derramó el vaso fue el día que me dio una paliza que me era imposible pararme, solo por el hecho de haber saludado de beso a mi hermano, y como si la humillación hubiese sido poco me violo por varios días, mi familia estuvo a punto de matarlo, pero su padre intercedió y lo alejo lo más lejos de mí, pero ahora que está muriendo no abra nada que lo detenga.

Los Robles tienen poder e influencias, una sola orden pueden hacer temblar Latinoamericana, los únicos que podrías darle pelea son los Salvatore y los padres de Eli, pero la verdad no quiero involucrarlos en esto, no creo que ese bastardo se atreva a tanto y cumpla su promesa.

No quiero volver a caer en sus garras, no lo soportaría otra vez; agobiada y sin poder ocultarlo más le cuento sobre lo ocurrido a mi hermano, este no lo piensa dos veces y me coloca un sistema de seguridad, para después salir como alma que lleva el diablo, nerviosa pensando lo peor, lo marco innumerables veces, pero por más que me esfuerce su teléfono se va a sistema.

Me maldigo por haberle contado, debí soportar y no debí dejarme guiar por viejos recuerdos, cuando creo que enloqueceré, veo llegar a Rafa con su vestimenta todo ensangrentado, rápidamente me dirijo a él para comprobar su tiene una herida y no sé si es fortuna, pero solo está levemente en la pierna, como puedo lo llevo hacia dentro mientras llamo el médico.

Cuando estoy por comunicarme con mis padres e informarles sobre la situación varios mensajes me llegan de un número desconocido, con temor lo abro y al mirar su contenido no puedo controlar mis manos y lo dejo caer.

"Te gusto mi sorpresa", "me debes una por dejar vivo a la rata de tu hermano", "deja de jugar, por más que te niegues aceptarlo eres mía Verónica, ya una vez te tuve y lo volveré hacer", "mataré a cada puto hombre que se atrevió a tocar tu cuerpo", "regresa a mi amor".

Temblorosa vuelvo a tomar mi teléfono mientras bloqueo el número, mentalmente me digo que debo tranquilizarme, lo único que quiere es desestabilizarme y que quede a su merced, soy Verónica Gómez y no permitiré que juegue con mi mente.