Sangre De Luz

N el clan Progenitus, Acheron se levantaba con la cabeza extrañamente más ligera, como si por primera vez en mucho tiempo hubiera realmente descansado, caminó por el pasillo con la ropa del día anterior, todo parecía normal, hasta llegar a un reloj y darse cuenta que era media noche

El shock y el remordimiento se apoderaron de sus pensamientos, nunca había dormido tanto, era algo inaudito para él, corrió a ver las habitaciones y todo parecía normal, seguía funcionando como un hormiguero bien organizado, todo en su lugar, como si nada

Se acercó al cuarto de Fabián donde estaba con algunos chicos, a quienes les peinaba el cabello, habían pasado 4 semanas y parecía que los niño ya confiaban en él

Fabián– Acheron… buenas noches ¿dormiste bien?

Acheron intentó recuperar la compostura que siempre tenía para responder– si… ¿todo está bien?

Uno de los niños más pequeños se acercó a Acheron con un dibujo y le dijo emocionado– mira… padre, hice esto para tí

Acheron lo miró por un segundo antes de decir– no me dibujes… usa tus crayones para algo productivo

El niño bajó el dibujo lentamente como si de pronto le pesara, la tristeza enmarcada en su rostro mientras bajaba la mirada, ajeno a todo eso, Acheron continuó– recuerden que estamos bajo amenaza celestial así que no bajen la guardía

Se marchó a su oficina para seguir trabajando, le preocupaba la amenaza de tal manera que no podía pensar en nada más, Fabián se acercó al niño para cargarlo, parecía llorar en silencio, como si estuviera resignado

Después de dormir al pequeño en su cama, Fabián fué a ver a Acheron, sus movimientos mecánicos, precisos, cada visitante recibido con elegancia y una nota muy evidente de frialdad calculada, lo que hacía que hablar con él fuera casi imposible 

Fabián miraba desde atrás la interacción de Acheron a cada comerciante, cada proveedor, hasta que uno de ellos llegó con un material que siempre era rechazado, Bambú natural, para hacer cualquier cosa

A él le pareció una buena idea hasta que notó los ojos de Acheron, su expresión era calmada, casi imperturbable pero sus ojos decían otra cosa, no era calma, era terror, parecía que la pequeña vara de bambú delante de él le causaba más que solo incomodidad

Con calma y amabilidad Fabián rechazó el material con esas palabras dulces que siempre dejaban tranquila a la otra persona aún siendo un rechazo, el proveedor se fué y él dijo tratando de reducir la tensión– demasiados papeles ¿verdad?

Para su sorpresa Acheron susurró casi de forma inaudible–... Gracias…

No sabía por qué y tampoco lo necesitaba pero había hecho algo bien, el bambú le causaba tanta incomodidad como la madera y el cuero, los alejaría de él, así no supiera la razón

Después de un rato Fabián preguntó– …oye… Acheron… ¿Tienes muchos años?

Era una pregunta inocente, más hace mucho que él no pensaba en sus años, festejar su cumpleaños era algo que no se permitía, ni siquiera sus hijos sabían cuándo era, pero después de hacer cuentas mentales pudo responder

–tengo… poco más de 5 mil 500 años

Fabián abrió la boca sin querer y curioso preguntó— ¿era tuyo ese kimono rojo?... ¿Fuiste emperador?

parecía incómodo al responder sin dar detalles–... no… no lo era… pero no indagues mucho, no querrás encontrar cosas que desearías no haber visto

Su máscara de arrogancia de nuevo estaba ahí, pero Fabián ya tenía la duda, no se quedaría así por lo que sonrió y dijo cambiando el tema– ¿por que respondiste así al niño que te regaló el dibujo?

Acheron se mantenía firme con la máscara de arrogancia al responder– usan su tiempo y energía en algo tan mundano… solo quiero que usen sus cosas valiosas en cosas valiosas… 

Fabián interrumpió suavemente diciendo– ¿y tú no te consideras valioso?

Acheron se rascó inconsciente las cicatrices sobre la ropa sin saber que responder, si o no, cualquier respuesta sería incorrecta aunque no fuera un interrogatorio formal, volvió en sí cuando escuchó 

Fabián– puedo decirte lo valioso que eres para tus hijos o incluso para mi… toda la noche, toda mi vida… pero no servirá de nada si tú mismo no lo crees… Acheron… no te juzgo por que no te conozco, tus heridas no las eh visto y aún si las viera no las sentí en mi carne por lo que no las minimizo

Se acercó lentamente y con esa voz que comprendía dijo– un día… no lo pienses demasiado y… solo dí, gracias… no sobre expliques, no pienses, solo agradece

Le dió el dibujo que apenas había visto, era infantil, hecho con crayones, él con un árbol grande de color verde, una luna roja y pasto verde, Acheron aguantó la sonrisa, no quería romper su imagen delante de las personas, Fabián no era una de ellas

De pronto una de las cuerdas que sujetaban el cargamento se rompió haciendo un ruido de látigo que hizo que Acheron prácticamente diera un salto antes de estremecerse visiblemente por el susto

Fabián– tranquilo… no se cayó nada…

Sabía que ese susto no era por eso, había algo más, pero al verlo esconder su miedo tras sus máscaras habituales entró, directamente a su cuarto a investigar, tenía 3 datos importantes, Acheron era chino, tenía 5 mil 500 años y tenía miedos específicos

Mientras tanto, Gabriel y Abel eran lanzados a la tierra sin alas, descalzos y con los poderes de ángel casi exterminados, habían quemado las sandalias de Abel, roto las aureolas de ambos y arrancado su uniforme celestial para reemplazarlo por unas túnicas viejas hechas con costales de papa 

Caminaban juntos, no podían tomar un tren o un barco debido a que no tenían dinero, al poder caminar sobre el agua y tener la resistencia sobrehumana de ángeles, pudieron caminar sin pausa al único lugar en el que sabían no serían rechazados

Una semana después de caminar descalzos por el mundo humano, llegaron y tocaron la puerta exhaustos, Gabriel ya llevaba a Abel en brazos, pero nadie abrió, era domingo y todos habían ido a ver a Fabián, el castillo de Sangre de Luz estaba vacío

Gabriel cayó de rodillas, sin poder seguir en pie, sus pies ensangrentados por la caminata, Abel prácticamente inconsciente, pero sin otro lugar a donde ir e incapaces de seguir caminando se quedaron ahí esperando

Mientras que en el cielo Miguel estaba tirado en el suelo de su cuarto, estaba bien físicamente, pero su cabeza lidiaba con algo que pensaba que solo era cosa de humanos y seres oscuros, culpa

La imagen de Abel y Gabriel siendo expulsados del cielo, no dejaban su cabeza, estaban ahí, como un recordatorio permanente que le gritaba “hiciste algo malo”, no se podía sacar de la cabeza ese dolor de ambos

Las virtudes regresaban cada quien a su cuarto, un espacio cerrado donde podían descansar, Elias, se sentó en el suelo y de debajo de su sillón para leer, sacó una bolsa de galletas, no comía casi nada delante de los otros y siempre tenía hambre

Valerius sacó un cojín suave de su sillón, puso música de piano para que creyeran que estaba trabajando y poder dormir un rato, siempre trabajando, estaba agotado pero dormir no era necesario solo era un gusto mundano que no era bien visto

Patience, que siempre estuvo obligado a estar calmado, pacifico e impasible, se puso una almohada en la cara para gritar, llorando de rabia, cansado de guardar silencio, de ser siempre el que calla, el que aguanta gritos, malos tratos y humillaciones con una sonrisa

Lior entró a su cuarto que era más humilde que el de los demás, se sentó en el suelo y se quitó la joya del pecho que reprimía su brillo celestial, no podía brillar igual y mucho menos más que sus compañeros, cada día imaginaba tener más, un lugar más bonito, cojines suaves, ropa de colores vivos, no sólo café y crema, soñando demasiado alto, incluso unas flores, un girasol sería suficiente

Magnus directamente no tenía nada, solo un cuarto vacío y la ropa que llevaba puesta, sentado en el suelo miraba el techo, no podía dar más, aún así le exigen esforzarse “dar hasta que duela” se repetía en la cabeza una y otra vez, tratando de descansar de todo aquello que podría hacerlo dudar

Agape usaba su cuarto como bodega, no para él si no para los actos caritativos del cielo, su único lugar para descansar era un sillón con un viejo libro de cuentos a los que les faltaba la hoja del final feliz, entre las cosas que el cielo guardaba su espacio personal era reducido a 85 centímetros por 85 que era lo que medía el sillón

Seraphin tenía su cuarto solo como salón de penitencia, tenía sentimientos por sus compañeros que lo hacían sentir culpa que solo podía amortiguar si de arrodillaba sobre clavos o azotaba su espalda durante largos periodos de tiempo dentro de su cuarto de penitencia

Miguel se levantó con pesadez, pulió su armadura para ir con el grupo de ángeles a la Tierra, pero mentalmente estaba agotado, se crujió el cuello antes de estirar su espalda, pero el peso seguía ahí 

Cuando Emanuel con los demás llegaron a casa encontraron a Gabriel con Abel en brazos, ambos desmayados contra la puerta, Caín corrió a levantar a su hermano, Emanuel levantó al ángel mientras que los demás abrían la puerta, estaban agotados, hambrientos como un ser humano después de ser despojados casi por completo de sus poderes celestiales

Caín curaba los pies de Abel mientras que él seguía inconsciente, Gabriel despertó, se incorporó para decir con la voz rota– por favor… por favor… ayuda…

Emanuel interrumpió con una sonrisa y un tono amable diciendo– no te preocupes… sabemos que ya no pueden volver al cielo, pero están a salvo aquí

Gabriel soltó las lágrimas que llevaba guardando prácticamente toda su vida, no solo era tristeza, era miedo, incertidumbre y profundo abandono por las personas que creía iban a protegerlo

Emanuel que era padre y había pasado por algo similar, se acercó a consolarlo, era claro que estaba pasando por un torbellino de emociones que como ángel nunca antes había sentido y podría ser abrumador

Él no decía nada, solo le daba palmaditas en la espalda y lo dejaba llorar, era claro que no necesitaba escuchar nada más, solo gritar, La noche pasó con calma, ambos ángeles recibieron un baño, ropa limpia y alimento abundante como cualquier otro

Abel con la voz cansada pero agradecida dijo–... gracias… de verdad gracias por todo esto… son muy generosos

Gabriel suspiró, los pies le dolían demasiado para ignorarlos y la comida estaba deliciosa para mantener la etiqueta, comiendo por primera vez como un hombre en lugar de como un ángel 

Caín se llevó a Abel a su casa al lado del castillo para que durmiera un poco, Gabriel tuvo una cama en el cuarto de Erick, quien tenía la cama de Dark desocupada 

–no te preocupes… soy silencioso cuando duermo, solo me levanto por algo de comer a media noche pero nunca hago ruido

Gabriel sonrió, un bocadillo nocturno era algo que como ángel nunca se le hubiera sido permitido, en el pasillo los vampiros corrían de un lado a otro como haciendo cosas, olores a perfume, comida, cosas quemadas en la cocina, jabón y otras cosas inundaban el ambiente

cada uno con su propio estilo, su propio mundo, pero para él ese caos era un respiro de tantas cosas medidas a la perfección, de máscaras y responsabilidad, después de que todo se fué calmando naturalmente vio las despedidas un “buenas noches” según lo que podía entender

Un abrazo, “descansa” o “dulces sueños” incluso lo más básico “te veo mañana”, un beso en la frente o la mejilla a los más pequeños, a los hijos, unos juegos de cosquillas suaves o una charla corta antes de dormir, era un cuadro que nunca iba a olvidar 

Fabián estaba en su cuarto investigando, era tarde por la mañana, 30 niños de diferentes edades estaban durmiendo en su habitación abrazados a su sombra por el miedo a los ángeles, unos cuantos sobre él para buscar compañía

La historia de la antigua China poco a poco se abría ante él, era un contexto bastante basto debido a su antigüedad, 3 mil 500 AC, aldeas grandes de madera y barro, poco bronce que era difícil de conseguir entonces, el trabajo era duro en los campos, la desigualdad política era muy evidente y la guerra era algo real

Conforme avanzaba la lectura en varios lugares de internet y libros virtuales, se dio cuenta que Acheron no era un nombre chino por lo que era claro que era un sobre nombre como solían usar todos los vampiros, esperaba que en su vida humana hubiera sido un agricultor, o algún campesino, más con cada detalle que encontraba esa idea se desvanecía

Sus miedos, sus máscaras de indiferencia y valor, su forma de soportar dolores que doblarían a cualquiera, era cada vez más claro que Acheron pudo haber sido, un esclavo, quizá por deudas de su familia, un prisionero de guerra, solo esperaba equivocarse 

Pasó todo el día investigando sin dormir nada, de pronto su bebé de 5 semanas le pidió comida, se levantó de la cama con ganas de comer un helado grande de chocolate con cereal, jarabe de fresa y crema de cacahuate 

Francisco mientras en sus sueños corría por un pasillo largo hasta un salón oscuro, Acheron ataba las manos de Fabián a una cadena que colgaba del techo mientras estaba vestido de novia, tenía un embarazo avanzado y el lugar estaba lleno de niños muy parecidos entre sí, todos hijos de su hermano

Fabián no parecía tener fuerza de hacer nada, parecía una muñeca rota, con un botón en el pecho que tenía grabada la frase “Dar a Luz”, el lugar oscuro ponía a Francisco de nervios, pero una barrera invisible le impedía entrar, no podía gritar o moverse fuera de ese espacio donde las paredes lo aplastaban

Con esa calma psicópata presiono el botón en el pecho de su hermano y él comenzó a doblarse y a gritar por el dolor hasta que un nuevo niño salió de él, cayó inconsciente o muerto en el lugar, el bebé fué recogido del suelo por Acheron antes de irse del lugar seguido por los otros niños quienes no miraron atrás ni una sola vez

Francisco despertó aterrado, sudando y con la cara empapada en lágrimas, su corazón estaba tan acelerado que de no ser un vampiro se habría detenido justo ahí, su celular sonó, era Fabián preocupado por haber sentido ese susto

–Estoy bien… no pasó nada

Decía Francisco mientras intentaba calmarse pero no podía fingir algo que su hermano también había sentido, desde el otro lado se escuchó

–Hermanito… ¿qué pasó?... enserio, estás asustado… ¿tuviste una pesadilla?

Francisco tomó aire y respondió con la verdad a medias– sí… una terrible pesadilla… pero ya pasó, no es real

Fabián se dió cuenta de que no era tan simple, pero decidió decir– si… no es real, no hay nada que temer, pero si hay algo… ¡ah!...¡ay!

De pronto Fabián sintió como un golpe de fuego en el vientre, parecía interno, pero lo hizo doblarse por el dolor, Francisco desde la línea decía

–¡hermano! ¡¿qué pasó?!... ¡hermanito!

Fabián estaba doblado en el suelo por el dolor en su vientre, solo pudo decir en un gruñido casi animal– me… duele

Francisco enseguida despertó a todos mientras que uno de los niños buscaba a Acheron con terror de lo que pudiera estar pasando. desde el cielo, las virtudes atacaban al bebé de Fabián con sellos benditos colocados en un muñeco de cera con su figura