Sangre De Luz

Fabián avanzó con paso firme pero lento, cada uno aceptaba lidiar con el castigo de haber desobedecido y posiblemente traicionado la confianza de Acheron, pero siguió adelante hasta que al entrar por completo, quedó en shock

EL lugar tenía el cielo negro, una luna azul que brillaba tenuemente, cercado con repisas donde descansaban frascos de liquido llenos de ojos humanos que parecían haber sido arrancados, cada frasco con una fecha en una etiqueta de papel, en el centro un altar chino donde descansaban los restos momificados de una persona de cabello largo y la ropa mortuoria de la antigua China, rodeado de pétalos de flores que hace mucho se habían marchitado

Al acercarse notó el esqueleto seco, momificado por sal, las manos sobre su estómago, los ojos cerrados, velas de sangre eterna ardiendo desde hace años alrededor, ofrendas de flores y comidas chinas de hace demasiado tiempo, todo ordenado con cariño

En el suelo no había flores, era arena que formaba patrones que desaparecen con la suave brisa, con un poco de duda apartó la arena con la mano suavemente, debajo de todo eso, había huesos blancos, secos y pulidos por el roce de la arena, había varas de bambú enterradas en la arena, tiras de cuero, madera, entonces fué que se dió cuenta

Eran los cuerpos de las personas de las que Acheron se había vengado, todo su pasado como esclavo estaba enterrado ahí, cada par de ojos que antes lo había juzgado, humillado y torturado ahora no podía verlo, pero en medio de ese mar de rencor y venganza, estaba él, Lianyu

La única persona que lo trató bien, que lo miró como un ser humano y que no lo había hecho sufrir, estaba ahí, durmiendo eternamente como un recordatorio de que debía ser fuerte, que en medio de la sangre puede nacer una flor, Fabián salió del jardín, cerró la puerta y se encontró a Acheron de frente, esperándolo afuera 

No intentó explicarse, era obvio lo que había pasado por lo que solo esperó, lo miraba fijamente hasta que la fuerte bofetada que le dió sonó por todo el pasillo, fue tan fuerte que lo hizo girar la cabeza, aún así no reaccionó, no se tocó la mejilla, el ardor comenzó a extenderse más por dentro que por fuera

Volvió a mirarlo, los ojos con lágrimas contenidas, sin rencor y con la voz baja dijo–... no tengo excusas… no debí hacerlo 

Acheron estaba furioso pero más que eso, herido, la mano extendida aún suspendida en el aire como si fuera incapaz de creer que hubiera pasado eso, le había confiado respetar el único lugar sagrado para él y Fabián no negaba que había roto su confianza, era un daño irreparable, la bofetada la veía como poco a comparación de lo que había hecho por lo que no intentó calmar el dolor de ninguna manera

–vete… no deseo verte 

Dijo Acheron con la voz rota, como de quien había recibido una puñalada por la espalda Fabián se limitó a bajar la cabeza y retirarse, sabía lo que hacía cuando entró, estaba dispuesto a lidiar con las consecuencias, aún si era doloroso, con la voz baja solo dijo

–perdón… lo lamento… pero no diré nada, lo juro… no me justifico, te fallé y no puedo remediar lo que hice

Caminó a su cuarto sin tocar su cara, no lloró, no tenía el derecho de hacerlo, él no era la víctima, se sentó en el suelo, dejando que al menos el peso de la culpa cayera sobre él como era justo, Acheron por otro lado, lloraba delante de la puerta cuando vio que de la fuerza de la bofetada había hecho que la horquilla de dragón se le cayera del cabello

la recogió con fuerza dispuesto a arrojarla al jardín y cerrar por siempre, pero no pudo, aún con ese dolor de traición, Fabián había hecho mucho por él, no era maldad, no se justificó, no manipuló nada solo aceptó, entonces se dio cuenta, el jardín estaba abierto

¿como?, él siempre cerraba con el candado grande, metió la mano en su bolsillo, donde llevaba la llave y no estaba, en el suelo, la cadena gruesa estaba tirada con la llave metida en el candado, la verdad le cayó como una piedra, había sido él

Él había dejado la puerta abierta, de nuevo sin darse cuenta, quería que entrara a otro lugar que antes le había prohibido, cayó de rodillas, herido, con la horquilla de dragón en la mano, tratando de mantenerse en pie

Cerró la puerta con el candado y guardó la llave en su saco de nuevo, ya lo sabía de todos modos, pero ¿qué era lo que sentía realmente? ¿quería que se fuera? ¿no quería volverlo a ver? ¿estaba tan enojado como para eso?, claramente no, él quería en el fondo que todo se supiera, hubiera querido mostrarle por él mismo, pero no tuvo el valor de hacerlo

Fabián pasó toda esa noche en su cuarto, se sentía mal por lo que había hecho y le contó a quienes creía podían darle un buen regaño, orientación y consejos maduros, Emanuel, Lucio y Albus, sus padres de alguna manera

Lucio con la voz firme y seria dijo sin maquillaje

–lo que hiciste puede ser algo imperdonable Fabián… la confianza es una de las cosas más valiosas y frágiles que existen en el mundo, cuando la pierdes no vuelve a ser igual

Emanuel con ese peso de conexión sanguínea como padre biológico dijo con un tono más solemne

–es cierto que fué un golpe duro a su confianza… pero no creo que lo hicieras por querer lastimarlo… aún así no justificar y aceptar que cometiste un error que pudiste haber evitado es un paso

Lucio comentó después de un suspiro– eso es verdad… es un paso… lo que te recomiendo ahora es darle tiempo y espacio, acepta que por un tiempo no querrá tenerte cerca, que no va a verte igual o que puede reclamarte fuerte en un momento dado, será normal

Albus que había estado callado habló con esa calma que dejaba entre ver cariño al decir

–está bien… florecita, no te atormentes todo el tiempo, cuando tengas oportunidad habla con él… dile lo que nos dijiste a nosotros, lo que harás después, aún mantienes en secreto todo lo que viste en el lugar… dejale claro que lo que pasó fué un error y tiene derecho a estar enojado, pero que no significa que seas su enemigo, al contrario, eres su aliado que sabe ahora que cuidar 

Fabián suspiró, se sentía un poco mejor, aún no sabía cómo, pero haría que ese error fuera beneficioso para Acheron, así tomara mucho tiempo

–gracias… realmente necesitaba escucharlos, padres… haré todo lo posible para que ese error no duela tanto

Después de cortar la llamada, Fabián pasó un largo rato acariciando su vientre hasta que se decidió a ir a la cocina, Acheron estaba en su oficina, tenía una dieta para desnutrición en la computadora, quería que sus hijos la comieran para devolverles la salud, que todo mejorara

Estaba perdido en eso cuando alguien tocó la puerta, abrió con calma, era Fabián, con un plato de panqueques con moras y miel, susurrando suavemente

–lo lamento mucho… no debí romper mi promesa… pero juro, que al menos valdrá la pena, cuidaré el secreto que robe así sea lo último que haga… o puedo quedarme con la culpa y dejar que me arranques lo que es realmente importante…

Acheron recibió el plato, suspiró antes de hablar con esa voz que denotaba tristeza

–no estoy enojado… no era coraje… ni siquiera dolor, solo tenía miedo que descubrieras lo contradictorio de mi propia vida… que luchaba por enterrar mi pasado, pero aún abrazaba todo eso… la bofetada fue mucho… yo…

Fabián– no te disculpes… rompí una promesa y cargo con la culpa, era lo menos que merecía… aún así, abrazas lo que te hace feliz, yo también… sé lo importante que es eso para ti y como tal prometo tratarlo… conservo el ataúd viejo en el que me dejaron mis amigos para salvar mi vida por amor a ellos, aún guardo la medalla que mi madre me dió a los 3 años y…

Acheron interrumpió con duda– es verdad… tú tenías una cadena en el cuello con una medalla…¿dónde está?

Fabián no pensaba mentir y habló con la misma sinceridad de siempre– tus hijos dijeron que te incomodaban las cadenas… no quería hacerte sentir mal y la escondí… me di cuenta que en tu palacio hay materiales que no usas… no sé la razón pero evito que tanto yo como mis visitas no los traigan y los encuentres de pronto 

Una bofetada de realidad le cayó a Acheron, más fuerte que nunca, Fabián había evitado cosas que le daban miedo sin conocer las razones, solo por protegerlo, ahora que sabía la razón, su pasado, conocía a la perfección, estaba a salvo

Fabián– ¿estás sonriendo?... ¿eso que…?

Acheron le acarició la mejilla que había golpeado antes de susurrar– te perdono por eso.. tú… ¿me perdonas?... por la bofetada

Fabián seguía creyendo que merecía el golpe, pero parecía que ambas cosas necesitaban ser perdonadas por lo que dijo

–claro… te perdono

Después de un chequeo médico Acheron se acercó a él, y le dió la llave del candado antes de decir– ese lugar es lo único valioso que tengo… ahora te lo encomiendo… ahora jura que nadie además de ti entrará… que nadie robará lo que tengo ahí desde hace cientos de años

Con determinación apretó la llave antes de jurar proteger todo lo que estuviera dentro, guardó la llave bajo su piel, en la parte de atrás de su hombro, uno de los lugares más seguros que conocía, su propio cuerpo, una promesa de cuidado y protección, pero también de guardar el secreto en lo más profundo